La Caja

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La Caja.

¿Dónde estaba? Su cuerpo se sentía pesado, tan jodidamente pesado, no sentía las piernas, estaba aturdido, intentó hablar logrando leves bufidos.

Su garganta estaba seca, sus labios ardían, todo era oscuridad a su alrededor, intento levantarse, su cuerpo se tensó, un bufido ajeno resonó y pudo sentirlo, estaba sentado en algo, no... en alguien ¡Por favor! ¡Que alguien le dijera que esa cosa grande, caliente y que dolía era parte de su imaginación! ¡Que lo que sea que lo estuviera desvirgando fuera falso! Intentó moverse con más ganas, apartarlo ¡Sacárselo de adentro! ¡Pero sus manos estaban atadas a los tobillos! Cada movimiento hacia que se enterrara más esa asquerosa cosa ¿Quién era? ¿Quién era el que le torturaba de esa forma? Escuchaba los gemidos –al igual que los suyos- ahogados, de quien sea que estuviera allí con él, se calmó un momento, aunque no lo quisiera haría la prueba, se movió con ímpetu lo más que podía sobre -lo que no quería aceptar- era un pene, escuchó más voz ahogada, más nada más, si, era lo que pensaba, si fuera un pervertido cualquiera hace rato que le hubiera puesto la mano encima, más no era así, tal vez y solo tal vez, el otro sujeto estuviera en igual condición que él, quiso decirle un "¡Aguanta!" "O un ¡Todo estará bien!" aunque no tuviera la menor idea de que así seria, quería consolar a esa persona que debía estar igual o más asustada que él, lo podía sentir por los temblores ¡El pobre chico temblaba! Se sintió mal por él, su alma de héroe no le dejaba pensar en su propia situación, si, el chico... ¿Por qué un chico? Bueno, no quería pensar que era un viejo, necesitaba su ayuda, una nueva determinación le inundó, sacó fuerzas de quien sabe dónde y dio un salto, se golpeó la cabeza y cayó con fuerza sobre el pedazo de carne, se lo enterró hasta el fondo sintiendo llenarse por dentro, algo resbalaba por sus muslos, sintió terror, no, no podía ser que el chico eyaculara dentro suyo ¿cierto? ¡¿Cierto?! Negó con la cabeza tratando de quitarse con más desesperación, más era un lugar estrecho, en su espalda podía sentir una pared, arriba otra a pocos centímetros, ladeó el cuerpo sin importarle sentir de nuevo la dureza dentro suyo, paredes a los lados, solo faltaba el frente, se recostó en el cuerpo debajo suyo, pudo tocar con sus pies los muslos recogidos del otro, con su pecho sentir los latidos, también la respiración entrecortada en su frente, no alcanzaba, se movió dando pequeños saltitos ignorando como el movimiento en el pecho del otro se volvía más arrítmica ¿Cuánto le media? ¡Por Dios! Había intentado de todo para sacársela sin resultados, dio un último salto recibiendo otro golpe en la cabeza a la vez de una nueva oleada de espesura en su interior, lo ignoró; Ignoraría todo lo que pasara en ese lugar, se lo juraba, si lograba salir de –lo que confirmó –una caja, borraría su casete.

Se echó de nuevo hacia adelante tocando con lo que tenía de piel expuesta en el rostro, el contrario, lo confirmó, estaba igual que él, una venda y una mordaza, tenía calor ¡Se iba a volver claustrofóbico! La madera que los encerraba era gruesa por el sonido al golpear con su cabeza, quería llorar, patalear, hacer berrinche, pero si se movía se enterraría más esa cosa innombrable, a todas esas ¿Cómo había terminado allí? Lo último que recordaba era estar durmiendo en el bosque después de un muy productivo entrenamiento ¡La aldea debía estar vuelta loca! ¡Su Hokage estaba desaparecido! Y ni que decir de Hinata y los niños, le había prometido a Boruto enseñarle Taijutsu, estaba determinado, saltó con más fuerza pegando contra el techo, el "Crack" de la madera le dio esperanza, siguió saltando enterrándose de forma profunda y voraz el apéndice masculino, escuchó los gemidos del otro, sintió varias veces llenarse, ni siquiera las contaba, más podía jurar que su vientre estaba abultado, sentía muy llenas sus entrañas, siguió saltando sin importarle sentir que su cabeza de abría, los "Crack" de la madera ahora eran más fuertes, podía sentir una ligera brisa, su espíritu sonreía, se estrechó más sin querer ocasionando un gran placer a quien fuese estaba debajo suyo ocasionando una nueva eyaculación y él ¡Por todo el mundo ninja! Se sentía jodidamente excitado desde que comenzó a saltar sobre el "Soldadito" sintió su próstata ser estimulada, no lo quería admitir, pero había soltado su semen con gusto ¿Eso se consideraba infidelidad? No ¡Claro que no! Cuando saliera de allí, eso sería como una mordida de perro, nada relevante ¡Hinata nunca se enteraría de su desgracia! Siguió cabalgando con más ahínco, solo una eyaculación más y volvería a lo suyo ¡Lo prometía!

La Caja (One-Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora