Tu y yo pertenecemos.

1. La mejor amiga.

Camino a la escuela, mis manos dentro de la bolsa de la sudadera, "London Boy" sonando en mis audífonos y, antes de entrar por la puerta, la canción se interrumpe por el tono de una llamada.

-Diga- respondo mientras subo las escaleras hasta mi aula.

-Sofi, hola. ¿Ya estás en clase?-pregunta Eliot, me sorprende que a esta hora en la mañana suene tan emocionado.

-No, a punto de entrar- le digo ya dentro de la escuela caminando rumbo a mi clase.- ¿Por qué?

-¿Puedo pasar por ti después de clases? Necesito que me ayudes con algo.

Podría decir que no; todas las tareas y proyectos que debo terminar son demasiados que podría pasar días trabajando, pero este chico me genera una debilidad increíble, aunque quiero decir que no, por lo ocupada que me encuentro, abro la boca y digo:

-Claro, ¿Dónde te veo?

- Yo paso por ti, me prestaron la nave- suena orgulloso; le gusta manejar.- ¿A qué hora terminas?

-A las dos, en punto. Si tengo que esperarte me invitas el almuerzo.

-Si, lo que sea- dice riendo, yo me encuentro fuera de mi salón, esperando terminar la llamada antes de entrar a clases donde el profesor ya se encuentra colocando la presentación del día.

-Bien, te esperaré en la entrada.

-Hecho, te veo más tarde.

No espera que yo le conteste y termina la llamada. Yo pongo mi teléfono en la bolsa de mi sudadera y entro al salón. En cuanto me siento en mi lugar el maestro me saluda y yo a él con la voz más amable que puedo usar a las 7 de la mañana. 

-¿Estas bien?- me pregunta Ale.

-Sí, ¿por qué?- le hablo bajo y cuando el profesor nos da la espalda para escribir en el pizarrón. 

-Pareces nerviosa, más de lo normal.

-Es Eliot, va a pasar por mi después de clases.

-¿Eliot?- dice un poco más alto, haciendo que el profesor nos viera de mal modo.- ¿El mismo Eliot del que estas enamorada?

-El mismo.

-Demonios, ya entiendo porqué estas así. 

-Pues si- digo al mismo tiempo que empiezo a tomar notas en mi carpeta.- Pero no puedo decirle que no, por él cancelo todos mis planes. 

-Eso no debería ser así. 

-Yo lo sé, pero cuando pide algo no puedo evitar decir que sí. 

-Al menos espero que te de alguna razón para dejar de quererlo- dice volteando su cabeza hacia el pizarrón que ya esta lleno de notas que tengo que pasar a mi libreta. 

-Espero que lo haga- digo con demasiada honestidad. 

Durante el transcurso de las clases hago lo posible por no ver el teléfono; un hábito que trato de desarrollar para mantenerme concentrada, por lo que cuando pude ver mis mensajes vi uno que particularmente llamó mi atención. 

"Que dijeras que sí es muy importante para mi, muchísimas gracias, pequeña."

-¿PEQUEÑA?- grita Ale, que leyó el mensaje sobre mi hombro.- ¿Por qué te dice así?

-Siempre me ha dicho así- dije escondiendo la pantalla de mi teléfono contra mi pecho.- Tu lo sabes.

-Sofía, eso suena al sobrenombre que un chico le daría a su novia.

-No, no- trato de defenderlo.- ...a ella le dice 'mi ángel'.

-Amiga, eso es triste. 

-¿Crees que no lo sé?- grito un poco.- Pero tampoco es como que pueda decirle: "¿sabes qué? No me gusta que me digas pequeña porque me hace enamorarme más todavía y me da esperanzas de que vamos a estar juntos, por favor no lo hagas".