❝𝔻𝕖𝕤𝕖𝕠 𝕕𝕖 𝕦𝕝𝕥𝕣𝕒𝕞𝕒𝕣𝕚𝕟𝕒❞[parte 2 final]

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— ¿Quien es más estúpido? Yo porque me acosté con alguien que hace poco conocí por aburrimiento. O vos, que te obsesionaste de alguien que no conoces, al punto de investigarlo y luego acostarte con él a las pocas horas de conocerlo. ¿Esperando qué? ¿Que se enamore perdidamente de vos luego? ¿Que te siga a tu armada con tu idea utópica de conquistar el mundo junto a él como si se tratara de una novela? Y todo eso sabiendo perfectamente que era solo el típico marinero mujeriego que no quiere compromiso ni responsabilidades. Huyendo siempre al final de nuevo al mar y no volver a dejar rastro en tu vida. – le contesto de forma burlesca pero a la vez sarcástica y fría. Cada palabra que decía era como si estuviera escupiendo un veneno corrosivo. –

¡Todo esto para mí es un mero juego, una broma, ya deberías haberte dado cuenta! ¡Solo eres una aventura más! Uno de entre las decenas con los que he cogido. Ya se me hacía raro que el mismo « Red Leader » se sintiera tan feliz y cómodo siendo un simple y patético peón mío para divertirme y satisfacerme.

— ¿Cómo tu– lo volvió a interrumpir.

— Yo no me acuesto con cualquiera, eso no me daría adrenalina. Yo voy por el pez gordo. Además, tus espías no pueden contra mis chicos. ¡Ha!

— ...

— A ver si lo entiendes, eres como un condón, lo uso y lo tiró. No significa nada más que un momento efímero de diversión y éxtasis. Solo eso. Ya no hay más. No voy a guardar o conservar algo que ya no me sirve. – concluyó tomando su gorra de marinero y colocándosela tapando gran parte de su cabello. – Por el baño no te preocupes, solo use agua fría, no toque la caliente, así que bañate a gusto. Me retiro, buen día. – luego de eso, abrió la puerta de aquella habitación y se fue como si nada.

Tord se mantuvo sentado en el borde de la cama, cabeza estaba baja, su rostro estaba oculto por la sombra que producía el flequillo que tenía. El único sonido que se escuchó por esos instantes fue el de las aves cantando, hasta que el de cuernos se movió para sacar del bolsillo de su uniforme un woki toki.

— Ya lo distraje lo suficiente, carajo, más les vale estar abajo en la entrada. – diría fastidiado.

— Si señor, estamos aquí, la marina enemiga estar distraída, sus integrantes no están en tierra. Lamentamos haber hecho que pasará por eso....nos encargamos de que se arrepienta de sus palabras. – le contesto Paul, quien sonaba bastante serio y enojado. Parece que también escucho la conversación.

— No se vallan a pasar, no quiero que lo lastimen...tanto. Además, tengan cuidado, tiene una 9 mm con él, no se confíen. – aclaro de forma severa.

— De acuerdo...ya está a nada de salir.

— Saldré en 10 minutos, más les vale que en ese tiempo hayan logrado capturar.

— ¡Si, señor!

— Cambio y fuera. – cortaría la comunicación, guardando nuevamente el aparato dónde en un inicio estuvo, para luego levantarse, con su ropa y dirigirse el baño, una buena ducha no la hará daño.

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Sus cuencas se abrieron con dificultad, encontrándose a si mismo en medio de un mar que muchas veces a navegado; las sombras. Estaba sentado, el lugar era silencioso, y pudo sentir como sus tobillos y manos estaban atados por una gruesa cuerda.

Mantuvo la calma respirando y exhalando profundamente, sin alterarse en absoluto. Intento desatarse, pero en cuanto hizo un pequeño movimiento escucho el sonido de unas botas acercándose. Y de la nada, una pequeña luz arriba de el de encendio, y cuando aquel ser puso justo abajo de esta pudo identificar de quién se traba.

— Wᴇʟᴄᴏᴍᴇ ᴛᴏ ᴛʜᴇ ʀᴇᴅ ᴀʀᴍʏ ᴀɴᴅ ʏᴏᴜʀ ɴᴇᴡ ʜᴏᴍᴇ, ᴋᴊᴁʀᴇ. – su voz resonó por todo el lugar, en su rostro se posaba una sonrisa filosa y tétrica. Tom no se dejó intimidar y simplemente alzo una ceja.

— Pensé que había dejado claro que no me quería unir a tu mierda de armada. Se nota que tienes una cantidad insana de tiempo libre como para hacer esta estupidez. – le diría claramente molesto y fastidiado.

— Lo dice el que tiene tiempo suficiente para cojer con cualquier ser humano que se le cruce todos los meses. – le respondería con seguridad. – Debería hacerte un examen médico.

— Algo tarde se te ocurrió eso. Si caigo yo, caes tu. Así que reza para que no tenga nada. – empezaría a moverse bruscamente para desatarse. – ¿Que tal si me desatas para hacer esa mierda médica y que de paso te de una buena patada en las pelotas? Y gratuitamente te castro como a los perros y gatos sin necesidad de cirugía o ver al veterinario.– su respuesta fue solo una carcajada.

— Ay, me tomara un largo tiempo corregir tu sucia boca, aunque admito que me encanta cuando me hablas de esa forma.

— ¿Corregir? ¿Que vas a corregir tu? Yo soy el que te va a corregir, pero la cara de un puñetazo que no te deja sano ni el cirujano más práctico de Beverly Hills. – inesperadamente recibió un fuerte golpe en su estómago, instintivamente se irguió.

— Escucha de una maldita vez, marinero de pacotilla. Ahora estás en mí territorio, la tierra, esto no es tu adorado barco, esto no es el mar, esto no es tu puta rebelión. Así que te recomendaría ser más cuidadoso, porque aquí, mando yo, y de un solo chasquido podría ordenar tu ejecución.

— No tienes las pelotas.

— ¿Que te da a entender eso?

— Si me quisieras muerto, apenas hubieramos terminado de cojer me habrías disparado con esa 9 mm que tenías en tu pantalón. – le respondió mostrando una sonrisa amenazante.

— Bien, tienes razón, aparentemente no eres tan estúpido como creí. – admito sin dudar en sus palabras. – Pero bien, yo tampoco lo soy. Te guste o no te quedarás aquí, cada paso que des estará monitoreado, no podrás huir, y no te librarás de mí mirada hasta que hayas demostrando ser completamente fiel a la armada y a mí.

— No quiero desilusionarte, bueno, en realidad si; eso no pasará, nunca. Me tangas vigilado o no, de alguna forma volveré al mar para que no me vuelvas a ver, voy desaparecer como siempre lo hago y me saldré con la mia. « Clásico de marineros. » ¿No lo recuerdas?

— Oh, no lo harás créeme, en un punto te darás cuenta que ya no hay a dónde ir, que ya no hay donde escapar, mar, tierra, aire; yo lo tendré entre mis manos. – le respondió dándole una mirada maquiavélica y tenebrosa. –  Te acostumbraras a la armada, te acostumbraras a estar bajo mí poder, te acostumbraras a estar a la mira de todos, te acostumbraras a ser fiel y te acostumbraras o aprenderás a 𝗮𝗺𝗮𝗿𝗺𝗲 con la misma locura e intensidad con la que yo 𝘁𝗲 𝗮𝗺𝗼 𝘆 𝗱𝗲𝘀𝗲𝗼.

◇⃟̣̣⃕☕ᰥ𝑂𝑛𝑒-𝑠ℎ𝑜𝑡𝑠 ⚘꫶̣݄ꪳ݊[multifandom]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora