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Wei Wuxian odia a su madrastra por hacerle algo como esto, conoce perfectamente el rencor que siente hacia él por la mujer que le dio nacimiento, ¿pero llegar al extremo de venderlo a alguien que ni siquiera conoce? Eso de verdad es el colmo. Lo único que el revoltoso Omega sabe es que estaba durmiendo plácidamente en su cama hasta que sintió como caía contra el piso frío despertándose al instante, pero al tratar de mover sus manos se dio cuenta de algo, ¡Estaban atadas en su espalda! Entonces trató con sus piernas y ¡Sorpresa! También atadas, pero estas al parecer estaban mucho mejor sujetas, bajó la vista y a parte habían pesas en la cuerda para hacer su movimiento más difícil.

Entonces las luces fueron prendidas y tuvo que entrecerrar los ojos para acostumbrarse a la claridad, otra cosa que acaba de notar. ¡Está amordazado! Joder está debía ser una puta broma, entonces pudo ver que se encontraba en la sala de su casa, y quiso creer con todas sus fuerzas que Jiang Cheng le estaba haciendo una broma pero él no le quitaría la ropa y le pondría lencería... ¿o si? Su pelea interna fue interrumpida por el familiar vestido morado entrando al living, mierda estaba realmente jodido si esto era una broma o venganza de Jiang Cheng, ¿Qué iba a decir Madam Yu cuando lo vea así? Dirá que es un desvergonzado y que se vaya rápido a su habitación para ponerse ropa encima antes de darle su respectivo castigo pero eso no pasó, demasiadas sorpresas para su pobre y acelerado corazón.

-Wei Wuxian.

El Omega miró bien hacia el rostro de la mujer que quiera o no lo crió, sus ojos se veían fríos, mucho más de lo que alguna vez los vio, y eso que la hacía enojar cada dos minutos con sus bromas e insolencia, pero esta vez empezó a temblar ante la Omega a la cual nunca había temido por mucho que así pareciera.

-Ya estoy arta de ti, por eso decidí hacer algo aprovechando que no hay nadie en la casa.

Wei Wuxian la estaba observando con cautela envolviendo su cuerpo como podía, seguía temblando puesto que esas palabras le daban muy mala espina.

-Eres un Omega por lo que fue muy fácil poder venderte.

Los ojos del menor se abrieron y vio una sonrisa en los labios de la matriarcado Jiang a la que en contadas ocasiones llamó como "su madre".
Ella no sería capaz de venderlo ¿verdad?

-Ya que debes estarte preguntando al respecto, escuchaste bien, te vendí, y no tardé mucho en encontrar a quien entregarte, un tal Hanguang-Jun a quien no conozco demasiado pagó muy bien por ti solo viendo tu rostro.

Wei Wuxian tenía los ojos llorosos y su aroma empezó a esparcirse por el miedo, nunca se sintió tan impotente.

-Pueden llevárselo, que no vuelva nunca-la mujer se levantó de su asiento y al instante taparon sus ojos para levantarlo, se resistió pero algo pinchó en su brazo varios minutos después de estar dando patadas a todos lados, poco a poco el sueño lo venció y lloró odiando su destino-

[...]

Wei Wuxian despertó cuando unos brazos alzaron con cuidado su cuerpo como si fuera lo más precioso del mundo, la mordaza dejó su boca y dejó escapar jadeos y saliva que estaba retenida por el juguete sexual, después la luz chocó con sus ojos y las cuerdas en sus brazos fueron cortadas para seguir con las de los brazos. Un grito furioso se dejó oír y por su aturdimiento solo tapó un poco sus oídos para cubrirlos del ruido.

Entonces abrió los ojos y solo pudo ver algo dorado, poco a poco su vista volvió para enterarse de que ese hermoso dorado que vio hace algunos segundos eran unos ojos afilados llenos de largas y abundantes pestañas, la persona sin darse cuenta de que despertó lo dejó acostado en un suave sofá de cuero, agarró un cuchillo y cortó la cuerda de sus piernas para acariciar la piel que quedó marcada por el fuerte agarre. El Omega estaba embobado por el Alpha frente suyo, sus feromonas eran fuertes, sándalo y eucalipto fueron los dos aromas que alcanzó a sentir.

VendidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora