Another eyes...❞ |UsaMexRus.

Una última oportunidad

—я жду тебя в машине [Te espero en el auto].

La grave y molesta voz de URSS resonó por el lugar, haciendo notorio lo irritado que se encontraba ante toda aquella situación. El hombre se dio la vuelta y comenzó a caminar, el sonido de sus pisadas parecía alejarse cada vez más.

Y tan pronto como los dos menores estuvieron solos, se miraron el uno al otro con cierta incomodidad. México se acercó en silencio hasta quedar frente al otro, quien bajó la mirada avergonzado, apenas procesando lo ocurrido.

Aquel chico le había vuelto a ayudar, y eso solo le hizo sentirse mal consigo mismo.

—¿Estás bien? —Le cuestionó el latino con suavidad.

—Eso creo —Respondió él.

—No deberías dejar que haga esto, deberías hacer algo.

—Lo sé.

Ni siquiera lo recordaba bien del todo, pero después de un par de minutos y de una pequeña charla, terminó en el suelo, sollozando en el hombro del mexicano mientras se disculpaba desesperadamente por todo lo que había hecho, rogando que se quedara con él, y suplicando por su ayuda para no tener que enfrentarse a lo que pasaría después.

—...Я не хочу идти, Мекс, я не хочу идти... [...No quiero ir, Mex, n-no quiero ir...] —Dijo con dolor. —Я хочу остаться... ты мог бы мне помочь... [Quiero quedarme... t-tú podrías ayudarme...].

Pero México negó con la cabeza.

—Yo no puedo ayudarte, Rusia, ojalá pudiera, pero no...

El mencionado solo asintió comprensivo, aspirando por la nariz.

—Так что обещай мне одну вещь... [Entonces prométeme una cosa...].

El latino le miró con atención.

—Если мы еще когда-нибудь увидимся после этого, пожалуйста, не игнорируй меня и не смотри на меня свысока, как все сейчас... просто ты не подумаешь, что я плохой... [Si alguna vez nos volvemos a ver después de esto, por favor no me ignores ni me mires mal como ahora todos ya lo hacen... solo eso, no pensarás que soy a-alguien malo...].

Los ojos de ambos se conectaron una vez más, pero pronto los marrones del más bajito se posaron en el cuello del mayor, notando que éste ya comenzaba a lucir amoratado debido a la fuerza brusca que el soviético había ejercido sobre él con anterioridad. Aquello fue lo que finalmente le llevó a aceptar.

—Está bien.

Tras eso Rusia se lanzó a abrazarle una vez más, sintiendo cómo las ganas de llorar crecían dentro de él nuevamente.

—Te amo... —Le susurró afligido, con un dolor en el pecho que el otro también compartió.

Sin embargo, México no respondió, y en su lugar reflejó una mirada de profunda tristeza.

—Cuando salgas de ahí, ven a buscarme...

Dijo y acto seguido depositó un pequeño besito sobre la frente ajena, solo para después reincorporarse y extenderle una mano al que aún yacía en el suelo para ayudarlo a levantarse.

—Todo va a estar bien, Rusia... ya verás que todo va a estar bien...