Líos de amor de una Malfoy [Harry Potter/Theodore Nott] TERMINADA

Sirius Nott Black en Hogwarts (4° parte)

Sirius

James se sentó a mi lado y me dio un empujón con su hombro. Sacudí mi cabeza antes de mirarlo.

-¿Qué ocurre contigo?

-¿A qué te refieres?

-Me refiero a lo distraído que estás. Y lo poco que me has contado de esa semana donde tuviste a Abigail en tu casa -respondió con obviedad.

-No hay mucho que contar.

Me intenté mantener firme, pero la mirada de James no paraba de estar encima de mí, hasta que me terminé riendo junto a él.

-¿Se acostaron?

-No.

Respondí decidido y convincente. La razón fue simple, no sabía si Abigail quería que alguien más lo supiera, y aunque sabía que James era de confianza, lo conocía lo suficiente para saber también que era imprudente y que podría soltar mis secretos en cualquier momento. No precisamente porque era un mal amigo, más bien porque se le olvidaban que eran secretos.

-Pero algo pasó.

Asentí.

-No puedo creerlo, en serio, Sirius -soltó, negando con su cabeza -Es una Slytherin.

-Lo sé...

-No hay prejuicios, pero lo prometimos, ¿recuerdas? Hicimos una promesa de honor a nuestros ancestros, y acabas de incumplirla.

-En teoría, no es mi novia.

-Pero pronto...

Yo sonreí, esas palabras me removieron el estómago.

-No lo sé... -murmuré.

James me quedó observando detenidamente sin poder creerlo. Comprendía su actitud, si alguien me hubiera dicho que estaría así de pillado por alguien, con la mirada perdida, con voz de ilusión y con mis mejillas sonrojadas cada vez que hablaba de ella, me hubiera tirado un avada yo mismo.

-¿Estás enamorado de ella?

Cuando iba a contestar que no, sentí una presión en el pecho que no me dejó emitir palabra.

-Sirius, amigo... -murmuró, sorprendido.

Yo negué antes de llevar una mano a mi cabeza.

-No estoy seguro -admití- pero... si hay un camino al enamoramiento, sé que ya he recorrido mucho más de la mitad.

James soltó una risa baja, entre burla e impresión. No pude evitarlo y le di un golpe en el brazo para que se callara.

-Ya, ya, lo siento. Lo bueno es que ahora no tendremos que compartir.

Yo no dije nada, simplemente me reí, y de inmediato intenté sacar otro tema para que no siguiéramos hablando de Abi. No porque no me gustaba, era lo que ella provocaba en mí, y lo poco que estaba acostumbrado a mostrarme de esa forma delante de otras personas, por más que fueran cercanos.

No había tenido momento para estar con Abigail durante los primeros días. Sentía que poco a poco se iba escapando de mí, de una manera sutil, no drástica, pues siempre tenía una excusa para marcharse de mi lado cuando me acercaba.

No supe cómo sentirme al respecto, tal vez aún estaba intentando negar que ella estuviera haciendo eso. Pero el primer sábado del regreso a clases, cuando iba de vuelta a mi sala común después de un entrenamiento nocturno para despejar la mente, ella apareció en mi mismo pasillo.

Caminé lento hacia ella, esperando que mis pasos no la espantaran como los últimos días. Pero no se movió, al parecer no fue una coincidencia nuestro encuentro, ella estaba ahí para hablar conmigo.