Parte única

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Si había algo que Kakucho odiaba, esos eran los Crisantemos. 

Esas flores características de "adornar" los funerales.  

O quizás, era su afán de tener algo que odiar para no volverse loco.  Porque no era como que había estado en muchos funerales, pero si fueron los suficiente para quedar destrozado y sin afán de querer ser algo. 

Primero sus padres.

Luego Izana.

Y ahora, estaba sentado en un campo enorme rodeado de ellas. Donde no parecía haber un vacío, solo un infinito campo de crisantemos a su alrededor. No había podido evitar salir  corriendo, desesperado por alguna puerta.

Pero nada.

No había nada más que él y esas malditas flores.

Y supuso que, ahora si estaba muerto, o estaba aun inconsciente en algún hospital. 

Se recostó y miró hacia arriba, donde el cielo calmo reinaba. 

—¿Kakucho?

Su espalda se tensó. 

Esa voz.

Esa dulce voz que hacía muchísimo tiempo no escuchaba. 

Alzó la mirada y sus ojos se humedecieron ante las tres personas frente a él. 

Un hombre y una mujer de cabello azabache.

Un muchacho de cabello blanco. 

Ambos le extendía sus manos. 

Kakucho se levantó de golpe y corrió hacia donde ellos, pero entonces otra voz lo llamó y volteo la mirada hacia atrás.

Takemichi le observaba amistosos y extendía su mano. 

No entendía ¿qué hacia Takemichi ahí? 

Miró hacia sus padres e Izana de nuevo.  Lo había echado tanto de menos.  

Las lágrimas brotaron y rodaron por sus mejillas cuando lo entendió.   

Ahora la decisión era completamente de él.  

Vivir o morir.

Pero ¿acaso él no quería completamente morir y volver a verlos?

Miró hacia atrás de nuevo, donde Takemichi aun lo esperaba. 

¿Acaso estaba dudando? Meneo la cabeza  y miró hacia sus padres e Izana, y para su sorpresa,  ellos habían bajo sus manos, sin perder la sonrisa. Pero cuando volvió a mirar hacia su antiguo Héroe, este también había bajado su mano, él lo miraba tranquilo. 

—Tu decisión — dijeron los cuatro a la vez. 

Y Kakucho volvió a esta solo, en aquel campo repleto de crisantemos.  Sus ojos desorbitados por la duda que sentía, entre que decisión mano tomar. 

Tomo su cabeza y más lágrimas brotaron de sus ojos.

Y un potente grito broto desde lo más profundo de sí, antes que la escena se cristalizara y rompiera, y segundos después Kakucho abría los ojos con algo de dificultad. Un techo blanco lo recibió, seguido del pitido molesto de una maquina. 

—¡Kaku-chan!  — Escuchó a su lado.

Giró la cabeza y su ojo sano se encontró con los ojos azules de Takemichi llenos de conmoción.

Vivir. 

Y más lágrimas brotaron de sus ojos.  

Más tarde, miró con horror los crisantemos en la mesa de su lado.

—Parece habían adelantado mi funeral — siseó débil y Takemichi le miró azorado.

—Perdón,  iba a quitarlas cuando empezaste a murmurar cosas.  Fueron parte de ese chico Rindo, y su hermano mayor intento detenerlo, pero venga, ni idea de como se salio con la suya — Takemichi rió nervioso. 

Kakucho sintió algo amargó bajar por su garganta. 

—¿Crees estén molesto? —  le pregunta a Takemichi mientras quitaba las flores. 

—¿Eh? ¿Quien?

Kakucho suspiró. 

—Mis padres e Izana... Los vi, podía haberme ido con ellos, pero... — Y no quiso terminar. 

Takemichi parpadeo antes de comprender. Miró las flores entre sus manos, luego observó a Kakucho y sonrío empatico.

—Creo ellos siempre querrán verte bien. Saben que eres un buen chico, y que si no fue ahora, será en otro momento. 

Kakucho asintió  y miró las flores de crisantemos. 

Si. Si no era ahora, sería en otro momento.

Porque eso era lo mas seguro que había en la vida.  

Pero por ahora, viviría. Si, aunque sea por un tiempo más. 

.

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Soy egoísta, quiero Kaku-chan viva :'(

Crisantemos | Kakucho HittoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora