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Me levanto corriendo sintiendo el cuerpo tembloroso y teniendo los ojos llorosos, y entro al baño mientras escucho en mi cabeza los fuertes disparos que resonaban por todo el lugar, abro el agua de la ducha y me meto sintiendo el agua caer sobre mi cuerpo y como mi ropa se empieza a pegar, esa era una sensación que siempre me desagradó, pero esta vez no me importaba, no era lo que tenía el foco de mi atención. Froto con fuerzas mis manos y brazos al punto que sentía como empezaban a arder. No sale. La sangre no sale. Sigo frotando, lo hago también mi cara, veía como el agua adoptaba un color rojizo, mas este no se iba de mi cuerpo ¿Qué debía hacer para quitar esto?

Empiezo a llorar de la desesperación.

La puerta se abre de golpe y alguien me abraza sujetando mis brazos con fuerza para evitar que siguiera frotando.

—Estoy aquí, Camile, te harás daño si sigues así.

—La sangre no se va, no se quiere ir.

—Ya no hay sangre —Hace que apoye mi rostro en su pecho —. Ya no hay sangre, ya se fue.

Cierra la llave y pone una toalla encima para sacar el exceso de agua de mi ropa y mi pelo. Me toma en brazos y me lleva a mi habitación, me deja en el sofá y empieza a rebuscar en mi armario para luego tomar unas prendas y dejarlas a mi lado

—Cámbiate, luego vas a recostarte y me quedaré contigo hasta que te duermas, te contaré historias y te cantaré como lo hacíamos cuando niños —sale de mi habitación, empiezo a sacarme la ropa con un poco de dificultad, me coloco la ropa que me ha dejado y le aviso que ya puede entrar. Abro las tapas de la cama y me acuesto quedando en el rincón pegada a la pared, él se recuesta a mi lado y empieza a acariciar mi cabello —. Asomaba el sol primaveral, y bajo sus caricias iba madurando el trigal inmenso. Los granos hinchados, gruesos, pesados, apretados en la espiga rellena, hacían inclinar los tallos, débiles para tanta riqueza, y el trigal celebraba en un murmullo suave su naciente prosperidad.

»A sus pies, le contestó una vocecita llena de admiración para sus méritos, alabándolos con entusiasmo. Era la oruga que, para probarle su sinceridad, atacaba con buen apetito sus tallos.

»Llegó una bandada de palomas, y exclamaron todas: «¡Qué lindo está ese trigo!» y el trigal no podía menos que brindarles un opíparo festín, en pago de su excelente opinión.

»Y vinieron también numerosos ratones, mal educados y brutales, pero bastante zalameros para que el trigal no pudiera evitar proporcionarles su parte.

»Después vinieron a millares, mixtos graciosos, pero chillones y cargosos, que iban de un lado para otro, probando el grano y dando su apreciación encomiástica.

»Y no faltaron gorriones y chingolos que, con el pretexto de librar al trigal de sus parásitos, lo iban saqueando.

»Y cuando el trigo vio a lo lejos la espesa nube de langosta que lo venía también a felicitar, se apresuró en madurar y en esconder el grano.

Esa era la fábula del trigo, Jasper conocía muchas fabulas e historias. 

Logré dormirme sin problema alguno.

Cuando María nos transformó a mí y a mi hermano el veneno no afectó del todo mi organismo haciendo que una parte de mi siga siendo humana, al principio no lográbamos comprender el porqué, creo que aún no lo entendemos bien, pero tenemos la idea de que es debido a mi don.

Me gusta a mi don llamarlo "vida", mi don principalmente está relacionado con la naturaleza, puedo controlar la vegetación a mi gusto y hablar con todo tipo de plantas, pero el detalle más importante es el que puedo curar, no sé si es por alguna propiedad que podrían tener las plantas, pero puedo hacerlo. Cuando era humana siempre se me dio bien tratar heridas y similares, mi madre decía que era muy buena curandera.

Se supone que nuestro don como vampiros no viene de la nada, lo tenemos desde que somos humanos solo que no estaba tan desarrollado, ese don hizo choque con la ponzoña, mi don hizo que fuera esto, una hibrida.

Se podría que tengo las cosas buenas de ser humana y de ser vampira, eso es lo que me permite comer y dormir, aunque el dormir me trae más pesadillas que nada. Por lo menos esta noche solo pensé en la fábula del trigo y su moraleja "La prosperidad, a veces, trae consigo tantas amistades que se vuelven plaga.". 

The Archer [Paul Lahote Fanfic] [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora