Mi Sangre Sucia ||Draco y tú|| 《T3》

𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐𝟎: 𝐋𝐚 𝐜𝐚𝐢́𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐮𝐧 𝐡𝐞́𝐫𝐨𝐞

Harry luego de explicarnos cómo había conseguido el recuerdo y que lo que le había dicho Dumbledore sobre el recuerdo se pasó las manos por el pelo sentado frente a nosotros.

—Le dijo a Tom sobre los Horrocruxes, le dijo lo que eran, se lo dijo y no se dio cuenta —dijo Harry bufando.

—No fue su culpa Harry, Vol- El Señor Tenebroso ya era astuto desde pequeño —lo quiso tranquilizar Hermione jugando con sus manos.

—Sí, pero Voldemort hizo numerosos Horrocruxs, como el diario de Tom Riddle, un anillo que perteneció a su familia materna, y al parecer Dumbledore encontró otro —informó Harry parándose—. El profesor me pidió que lo acompañara, pero algo no me da buena espina, ya vuelvo.

Y sin más el de lentes salió disparado hacia las habitaciones de chicos. Los tres nos quedamos callados y observé por la ventana frente a mi como las nubes estaban algo turbias y una manada de pájaros negros volaron en grupo por encima de la torre Gryffindor. Una preocupación se instaló en mi pecho teniendo que masajear la zona con movimientos circulares, un platinado pasó por mi mente unos segundos, pero lo empujé lejos, no era momento.

Harry volvió a bajar y le tiró una moneda de oro a Hermione mientras tenía su capa de invisibilidad colgada del brazo.

—Si algo llega a pasar alerta al Ejército de Dumbledore, tal vez no sean muchos, y posiblemente ninguno revise las monedas luego de un año, pero si no regreso en tres horas ya saben qué hacer —mandó mirándonos fijamente. Apreté los labios y me lancé a abrazarlo.

—Ten mucho cuidado Harry. Sé que vas con Dumbledore, pero el viejito parece que ya no aguanta ni una batalla más en pie, cuídate, por favor —pedí contra su oído, su brazo libre rodeó mi cintura y me abrazó con algo de fuerza.

—Tendré cuidado, y volveré, a salvo con ustedes —susurró contra mi cabello besando mi cabeza.

Me separé y asentí. Mi hermana también lo abrazó y se dieron las manos con Ron para ponerse la capa de invisibilidad y salir de la Sala Común.

Subí las escaleras hasta la sala común, tomé la capa con el escudo de Gryffindor junto con el galeón de oro y bajé de dos en dos.

—¿A dónde vas tú? —preguntó Ron parándose.

—Debo hacer algo —dije sin detenerme.

—Vas a ir a verlo, ¿cierto? —cuestionó mi hermana a mis espaldas haciéndome detener. Antes de que pueda responder ella siguió—. No te detendré, solo ten cuidado. Algo me huele mal, ¿sí?

Asentí y salí de la Sala Común poniéndome la capucha de mi túnica. Estuve dos horas buscándolo, enfermería, su Sala Común, comedor, duchas, baño de prefectos, todos lados, sin embargo, no lo encontré.

Pero sí, saliendo de la biblioteca encontré a un agitado Theo el cual al verme se le iluminó el rostro.

—______*, hasta que te encuentro. Tengo algo para ti —informó revisando sus bolsillos.

—¿Viste a Draco? —pregunté apurada.

—De él mismo viene esto —dijo tendiéndome un sobre blanco donde estaba escrito mi nombre en la perfecta caligrafía de Draco. Me temblaban las manos al agarrarlo.

—¿Dónde está? —cuestioné sin abrir el sobre siquiera.

—Me pidió que te diera esto, lo siento —se disculpó, y sabía bien que ya no podía decirme más de él.

—Gracias Theo. —Y sin más seguí mi camino hacia uno de los bancos junto a una de las ventanas abiertas del solitario pasillo en el que me encontraba.