Capítulo 11

620 74 1
                                    

Flashback

Me los había quemado.

Todos.

No había quedado ni un solo pedazo. 

Miré desolada lo que quedaba de mis dibujos encima de la mesa. La señora Evans estaba cruzada de brazos moviendo un pie mirándome con desprecio.

Seguramente alguien había encontrado mi escondite donde los guardaba y se los había dado a ella. Maldecí en mi mente. 

—¿No haces nunca lo que te dicen? —habló después de un largo rato de silencio incómodo. 

No respondí

—Si dedicaras tu tiempo a las tareas que tienes que hacer, no lo malgastarías en estas tonterías —señaló despectivamente el montón quemado. 

—Ya las he terminado —dije sin mirarla a la cara.

—Pues tendré que asignarte más, ya que parece que te aburres. 

Daba igual lo que dijera. No me iba a escuchar. Pero quería preguntárselo.

—¿Era necesario?

Me miró sin saber de lo que hablaba. Miré las hojas ennegrecidas y pareció entender de lo que hablaba. 

—Oh eso. Así aprenderás que no puedes ocultarme nada.

Era injusto. 

—Además, no eran la gran cosa, así que no me mires con esa cara —hizo un gesto de despreocupación con la mano.

—Eso no le da derecho a hurgar en mis cosas para quitarme algo que es mío.

Su gesto cambió al oír mi recriminación. No estaba acostumbrada a que le contestara.

—Eres una insolente. ¿Te crees que algo de lo que hay aquí es tuyo? No tienes nada, llegaste aquí sin nada y el día en el que te vayas también lo harás con las manos vacías. Pero al paso que vas, parece que nunca te van a adoptar.

Se me humedecieron los ojos. Pero no lloraría. No le dejaría verme así.

—Algún día le daré el gusto y no volverá a saber de mí, se lo aseguro —levanté la cabeza para decirle aquello.

—Bien, así habrá una boca menos que alimentar en este inmundo lugar. 

Nos quedamos en silencio un momento. Me miró y pareció sorprenderse cuando no aparté la vista. 

—Ya puedes largarte —se giró para coger su taza de té y beber con tranquilidad, como si nada le afectara en absoluto. Aquella mujer era el demonio en la tierra, y ese lugar el infierno.

Caminé lentamente hacia la puerta y salí de allí lo más dignamente que pude. Mientras caminaba por los pasillos oía los gritos y peleas en diferentes salas de la planta baja. Otro castigo más. 

Me apresuré en subir a la planta más alta del edificio. La buhardilla era, por así decirlo, mi lugar seguro. Allí nadie me buscaría. Cerré y apoyada en la puerta me deslicé hacia abajo. 

Rompí en llanto. Sé que eso no iba a solucionar nada, no iba a reconstruir mis dibujos. Pero ayudaba a desahogarme. 

Me sentía tan sola... Abandonada. Deseaba con todas mis fuerzas tener 18 años para salir de allí, aunque tuviera que pasarlo mal para ganarme la vida.

En cualquier lugar estaría mejor que allí.

Sin discusiones, golpes, maltratos verbales, humillaciones...

Estaba tan perdida que llegué a pensar que nunca vería el Sol salir después de la tormenta.

Ojalá pudiera decirle a mi yo de 15 años, que siempre hay esperanza en tiempos de oscuridad. 

Puede que en mis noches no pudiera ver el Sol, pero siempre tendría a la Luna para iluminar mi camino en sombras. 







𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐠𝐢𝐜 𝐈𝐧 𝐘𝐨𝐮 || 𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐱 𝐎𝐜 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora