25. Heartache

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[El capítulo no está pensado para ser leído mientras se escucha la canción. Está puesta porque el capítulo está basado en ella.]

~

Sale por la puerta y la cierra detrás de él, con algo de rapidez. Se apoya en ella, y se toma unos segundos para tranquilizarse; parece que sus nervios han acelerado sus latidos.

Su corazón va a mil por hora; siente como si fuera a salirsele del pecho. Y es que no podía seguir allí, con él. Su corazón no lo dejaría en paz si no se marchaba ya. Puede que fuera la edad, pero no aguantaría tantos latidos en tan poco tiempo. Esa aceleración lo acabaría matando.

Se queda un rato más hasta que siente que está lo suficientemente tranquilo como para marcharse, y así lo hace. Sólo levantarse es suficiente para que escuche su teléfono sonar; es él. Pero no puede hablar con él ahora; primero necesita alejarse de la casa, y terminar de tranquilizarse. Pero ahora necesita de unos minutos más para hacerlo.

Al final, después de tantas llamadas debidas a su insistencia, no le queda más remedio que colgar directamente. Uno no puede tranquilizarse si la razón de sus nervios no deja de llamar a la puerta, ¿No?

Cuando ya está más tranquilo, pide un Uber para poder irse a casa.

— — —

Al llegar a la puerta de su casa, no puede evitar notar la nota que tiende pegada en la puerta. Otra vez más, su vecino quejándose del ruido. Suspira cansado; ya hablará y lo resolverá con él mañana... O puede que consiga evitarlo para siempre. Quién sabe.

Saca las llaves y abre la puerta sin mostrar ningún mínimo de interés. Ahora mismo no quiere pensar en nada.

Pero le es inevitable: el aroma de las almendras amargas que sale de su casa, siempre le recuerda el destino de algo no correspondido.*

Al menos, ver a Fénix, hace que se alegre por unos segundos. No es el tipo de persona a la que le fascine dar o recibir abrazos, pero le es imposible no acariciar a su querido, pequeño y peludo compañero de piso.

«Tan suave...» Piensa. El minino se muestra aceptativo antes sus caricias. No puede evitar preguntarse si es así como se sentirán las manos de Raúl.

— Uff, ya estoy delirando.

Trata de abandonar sus pensamientos metiéndose en la cama para poder relajar el flujo de sangre.

— — —

La mañana siguiente se siente igual: sigue sin quirer pensar en él ahora, solo quiere distraerse con algo.

Se mete en el baño, sin siquiera saber porqué. Cree haberlo hecho de forma automática. O puede que simplemente haya olvidado para qué quería ir.

Se mira a si mismo en el espejo; su cabello, ya largo, lo hace pensar que puede que deba ir pronto a cortárselo. Y sus ojeras... Sólo le recuerdan por que le cuesta tanto dormir últimamente. Todavía siente esa angustia por lo sucedido; no quiere cagarla, pero le duele no haber hecho nada tampoco.

La fría agua sacude su rostro, de nuevo. Esa sensación lo tranquiliza por unos segundos, hasta que vuelve a recordarlo. Si se lo estaba pasando bien, ¿Por qué esa angustia lo perseguía?

Mantiene sus manos en la cara, restregando la toalla. A veces hace tanta presión contra sus ojos, cuando lamenta todo lo sucedido, que luego le cuesta unos segundos recuperar la vista.

Su teléfono vuelve a sonar. Es él, de nuevo. Ríe un poco por creer que no seguiría insistiendo; como si no lo conociera bien. «Seguro que quiere hablar» se convence. Pero salir no es lo que más le apetece, y menos con él. Y menos ahora.

En seguida borra su sonrisa. ¿Por qué si quiera estaba sonriendo? A veces siente que solo lo odia. Puede que sea eso; que confunda sentimientos, quién sabe. Lo ve vivir su vida, pero como si él no pudiera. «¿Recordará lo que pasó?» le gustaría; ¡Oh! Claro que le gustaría. Saber que él mismo chico que le abrió su corazón recuerda que él también quiso hacerlo. ¿Qué demonios? Deseaba haberlo hecho.

— ¿S-somos...

Trata de decirle, mirándose en el espejo; como si le hablara a él. «Parezco subnormal» piensa.

Termina lavándose los dientes, y se queda unos segundos mirando a Fénix. «Puede que salir y distraerme no sea tan mala idea» el gato lo mira atentamente. Se siente un poco hipócrita solo por pensarlo, pero por mucho que no le apetezca mucho hacerlo, puede que le venga bien.

— Ojalá fueras un perro... Necesito a alguien que me obligue a salir de vez en cuando. — Le dice.

Ni siquiera se le pasa por la cabeza comer algo; solo agarra sus llaves y teléfono, y se marcha. No alimentarse desde hace más de 15 horas, no le traerá nada bueno, pero tampoco le importa mucho.

— — —

No sale mucho de casa para caminar, pero cuando lo hace, procura llevar una gorra o algo para evitar que lo reconozcan. Por si se encuentra con algún familiar o amigo.

Camina durante un rato; ni siquiera tiene pensado su destino. Aún. Sólo camina hacia algún lado, siguiendo las pequeñas masa de gente que hay a su lado. Como si lo llevará una corriente de gente.

Termina en un pequeño recorrido, rodeado por árboles y bancos. Mira como se forman pequeñas ranuras entre las hojas de los árboles que lo protegen del sol, por dónde pasa algo de luz que llega hasta el suelo. Esta zona se siente más tranquila y no está muy lejos de su casa.

Lamenta no haber descubierto el lugar antes porque le es fascinante. La suave brisa lo acoge, y tiene la luz justa para ver, sin asarse con el calor del verano.

Busca un banco que tenga un poco de ambas: sombra, pero con algo de sol también. Se sienta en el que cree que es el bando idóneo, y se queda observando las hojas que tiene encima, pensante.

Pasa un rato hasta que comienza a mirar a todo el que pasa por dicho camino. Algunos con prisa, otros despacio mirando su teléfono, y otros deteniéndose de vez en cuando por pasear con su mascota. Cada uno con su propia vida y sus propias razones para pasar por ahí.

Al fin y al cabo, todos terminamos pasando por situaciones parecidas a lo largo de nuestra vida, pero no deberíamos detenernos y sentarnos a observar como el resto avanza, mientras nos quedamos quietos: como si el poder levantarnos y avanzar no fuera parte de nuestras opciones. Aunque algunos no puedan solos...

Sigue observando a la gente hasta que la palma de una mano desconocida tapa parte del paisaje. Lamentablemente, la visera de su gorra le impide ver de quién se trata. Por lo que levanta levemente su cabeza para averiguar de quién se trata.

— ¿Necesitas ayuda para seguir? — Pregunta el dueño de la mano.

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03/07/2022

¿Quería haber publicado x la mañana, pero como se me ha pasado estoy publicando casi a las 5 e la mañana? Si.

Es que sé q si lo dejo para mañana se me va a olvidar, y es solo un momento jsjsj.

Bueno, este cap está inspirado por dos canciones: "Heartache" (la de la cabecera) y "Boy is dead". Ambas del grupo Biting Elbows, que recomiendo mucho.

⚠️Aviso que, a pesar de que ya no interactúen tanto, considero que (en este fic) momon es como el mejor amigo de Reb, y perxitaa el de auron.⚠️

*Esta frase es de un escritor famoso, pero está un poco cambiada XD.

¡Gracias x leer!^^

Edit:

Añadí una foto del lugar que me imaginé (es un lugar de mi ciudad) al principio.

Miedo literal [Rebornplay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora