Parte única.

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Hair pulled, denigración, humillación.

。゚.(*♡'◡' 人'◡' ♡*)゚ °・

-Ran ¿Por qué siempre utilizas trenzas?- La voz de Shion llamó la atención de aquel somnoliento y sereno rostro, quien al notar su pregunta sonrió con total desgano.

-Porque son lindas ¿no crees?-dijo con aquel tono de voz cargado de falsa gracia, mientras que con una de sus manos movía una de sus trenzas.

El rubio de a su lado, simplemente se encogió de hombros.

La verdad es que a Ran le gustaba usar trenzas por otro motivo, uno que simplemente mantiene en secreto por respeto al otro.

Su celular vibro y el ver aquel mensaje, hizo que su ánimo estuviese completamente arreglado. Sonrió al leerlo y seguido le regaló una sonrisa al rubio que estaba a su lado.

-Me tengo que marchar, te encargo el resto.-dijo y sin esperar respuesta, se marchó del lugar velozmente.

Caminó tan rápido como sus piernas lo permitieron.
Sonrió al ver aquel esponjoso cabello anaranjado en una esquina, por el centro de Shibuya.

-¡Cariño!- exclamó el de trenzas largas, abalanzándose sobre el menor de pelo crespo.

-¡Ran! Hola, no pensé que llegaras tan rápido.-Habló el más bajo, llevando una de sus manos hasta la cintura del mayor y la otra hasta el mentón. Seguido, atrajo el rostro del contrario hasta que chocase con el suyo, besándole apasionadamente en plena acera y en plena luz del día.

-Ay cariño~ -habló alargando la "o" y llevando sus manos a su rostro algo avergonzado el mayor.- Haces que me sonrojes~.

Nahoya soltó una ruidosa carcajada y llevó una de sus manos hasta una de las delgadas manos del mayor, entrelazando sus dedos, para comenzar su andar.
Caminaban en silencio, Nahoya con su característica sonrisa caminando velozmente y Ran detrás de él, caminando a paso normal.

Caminaron hasta llegar a un hotel del amor y las mejillas del más alto no tardaron en colocarse de aquel tono carmín que siempre aparecía gracias al menor de ambos.

-Andando.-ordenó el menor, jalándole hacía el interior.

(...)

Ran se removía con cierto nerviosismo en la orilla de la cama. Se encontraba en vuelto en la bata que el lugar le entregaba, con el pelo húmedo y trenzado, esperando a Nahoya quién era el que se encontraba en el baño en esos momentos.

De sólo imaginarse lo que iba a suceder en aquella cama de dos plazas bien perfumadas, hacía que su rostro se sonrojase y que su entre pierna comenzase a doler.

-Lamento la tardanza.-Sus ojos abrieron cómo plato al ver al peli-naranja llegar con la toalla amarrada en la cintura, dejando poco a la imaginación. De sus rizos anaranjados caían aquellas gotas las cuales terminaban por chocar con su piel desnuza.- ¿Tanto me deseas que no dices nada y sólo observas?

Ran sonrió con malicia y asintió.

-Así es, ¿qué harás al respecto?-Dijo con aquel aire de superioridad con el  cual tendía a hablar de vez en cuando. La sonrisa de Nahoya flaqueó por unos segundos.

-Oh~ de inmediato lo sabrás cariño.-Exclamó.

Empujó al mayor hasta que este quedase completamente recostado sobre la gran cama. La rodilla el menor se colocó entre las piernas largas de Ran y sus labios fueron directamente al cuello de este.

El cuerpo del de trenzas tembló ante el tacto que el menor le estaba dando.

-¿Tan impaciente estás?-Dijo con burla, llevando de lleno la palma de su mano hasta el miembro ya erecto del mayor, quien al sentir el leve apretón que este le dió, dejó escapar un sonoro jadeo.- Sácate la bata.-ordenó.

Trenzas [Nahoran]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora