Capítulo 36: Respirar

129 15 5
                                    

TW: Ansiedad/ataques de pánico.

Abril 1, 1977

Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería

Salón de Pociones

9:15 a.m.

Stella confirmaba una vez más que ese día le tocara su examen de Pociones. Estaba algo dubitativa con respecto a lo que tendría qué hacer o el resultado que obtendría. En sí, ella sabía que era una de sus mejores materias ya sea por gusto o por obligación, pero siempre había que tener en cuenta esta ley que Remus le había comentado alguna vez. Por curiosidad, ella buscó quién la dijo. Se trataba de Edward A. Murphy Jr y la ley iba así:

Si algo puede salir mal, saldrá mal.

Ella comprobó la veracidad de ese enunciado cuando, entre su correspondencia, recibió una carta inesperada. Más bien, una que debió haber esperado pero decidió no estar alerta a la posibilidad de la llegada.

Agradecía para sus adentros que no se tratara de un vociferador, no hubiera podido soportar la vergüenza de escuchar la voz de su madre resonar por el gran comedor. Sin embargo, eso no mejoraba el contenido de la carta.

No debería siquiera llamarse a aquel trozo de papel "carta", más bien nota. Se trataban de escasas dos oraciones, pero eso fue lo suficiente como para que la seguridad que ella tenía en el momento desapareciera.

"Columba,

Recuerda por todo lo que has trabajado los últimos cinco años. De ti no espero menos de un Extraordinario. 

Walburga V. Black"

Tras leerla, simplemente la rompió, la volvió a meter en el sobre ya abierto y la arrojó al canasto de basura más cercano.

Su madre nunca le escribía, ni ella tampoco hacía el esfuerzo por escribirle de vez en cuando. Stella podía definir la relación con su madre como una estrictamente profesional. Se sentía como un trabajo, eso siempre desde que era muy pequeña. La diferencia entre trabajar y ser hija de su madre es que puedes renunciar sin sentir una consecuencia tan impactante. 

Como se podía ver, las palabras de su madre no eran de apoyo o cariño, simplemente un mero recordatorio de lo que debía hacer.

Ella se mordía la uña del pulgar repasando sus apuntes de pociones hasta el último minuto. Esta seguía leyendo sobre por qué los bezoares eran un ingrediente común para los antídotos de veneno hasta que sintió un sabor metálico en su lengua y soltó un ligero quejido.

No se había dado en qué momento había dejado de morder la uña para pasar a la pielecilla alrededor de esta, pero los nervios habían logrado que masticara más de lo debido. 

Alejó su mano de su boca y se dedicó a tamborilear un poco memorizando lo más que podía.

La voz de Regulus causó que Stella saliera de su trance. Este iba con el uniforme sin modificaciones, viéndose lo más cercano que su hermana podía asociar con la palabra "perfecto".

Los estudiantes sabían que durante la realización de los TIMOS estaría presente el Tribunal de Exámenes Mágicos, por lo que se les solicitaba llevar el uniforme completo a la hora de hacer los exámenes, además de bien organizado, con la excepción del examen práctico de pociones.

Ella agradecía que el clima en los alrededores fuera fresco, de lo contrario estaría muriendo del calor al llevar varias capas de ropa encima. Tenía la falda, las medias, la blusa y la corbata roja con rayas doradas como normalmente haría. Sobre esto le tocaba llevar un chaleco, un blazer gris y la túnica. Todo esto perfectamente lavado y planchado. El único accesorio aparte de unos aretes pequeños, era la placa de prefecta. Su cabello iba sujeto en una cola de caballo con un lazo rojo y unos mechones sobresaliendo, pero sin verse despeinada. Debido a que se verían sus orejas, decidió dejar fuera la argolla de la perforación de la hélix.

La Noble Casa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora