Una cura para el alma (EN REVISIÓN)

23. Afecto

Afecto: del latín affectus. Es una de las pasiones del ánimo, el sentir preferencia o inclinación por alguien o algo. Como emoción puede ser negativa, asociándose con el odio y los celos, o positiva, relacionándose con el cariño y el amor. Existe en las relaciones sanas con nuestros amigos, nuestras mascotas, nuestra familia... y también en nuestras relaciones amorosas. Es una emoción compleja, con diferentes grados de intensidad, y se puede expresar tanto con hechos como con palabras. En pareja, que es lo que aquí nos interesa, hay muchas formas de manifestarla: teniendo detalles cariñosos, como cuidados, tiempo y atenciones; con palabras tiernas y afectuosas, escuchando y sintiendo las emociones del otro; y dando besos, abrazos, y cualquier tipo de contacto físico que implique amor y ternura.

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⚠️ ¡Advertencia! ⚠️ 

En este capítulo hay un Lan WangJi bottom.

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Al día siguiente, Wei WuXian se despertó sin saber dónde estaba ni por qué. Se sentía como si hubiera dormido durante días, y tampoco tenía ni idea de la hora que debía ser. Lo único que había en su mente eran imágenes sueltas y difusas en las que su cuerpo estaba enredado con el de Lan WangJi, como si fueran los pedazos de un sueño apasionado y concupiscente.

Cuando fue un poco más consciente de lo que le rodeaba, Wei WuXian se incorporó para mirar a su alrededor, y entonces supo que no se trataba de un sueño en absoluto. La habitación estaba hecha un desastre: ropa tirada por el suelo, trozos de tela desgarrados... y la cama estaba rota de tal forma que la madera de la parte inferior se había partido, dejándola inclinada e inestable.

Para terminar de confirmar sus sospechas, Wei WuXian levantó la sábana y se echó un vistazo a sí mismo. No solo estaba desnudo, sino que además tenía marcas de rojeces en ciertas partes de su cuerpo. Sin embargo, no se sentía molesto, quizá un poco dolorido, pero lo envolvía una paz y una satisfacción solo comparables al hecho de haber podido aliviar su sed por la piel de Lan WangJi.

Y hablando de Lan WangJi... Wei WuXian también se dio cuenta de que no estaba a su lado en la cama, pero sí escuchaba unos leves ruidos que provenían de la puerta de la casa. Para ir a ver de qué se trataba, Wei WuXian se puso la primera pieza de ropa decente que encontró, cruzó el biombo, que extrañamente volvía a estar en su sitio, y se dirigió a la entrada con pasos suaves. Al llegar allí se encontró a Lan WangJi, quien, al igual que él, iba vestido con tan solo una túnica interior.

—Buenos días... —lo saludó Wei WuXian con la voz ronca, cerrando las solapas de su propia túnica con timidez. Un gesto que realmente no era de mucha utilidad, porque horas antes Lan WangJi ya le había visto todo lo que le tenía que ver.

—¿Te he despertado? —preguntó Lan WangJi, pausando y mirándolo por un momento. Estaba despeinado, y su cabello negro como el azabache resplandecía a la luz del sol.

—Eh... no —respondió Wei WuXian, y su voz se entrecortó en la última sílaba. En otras circunstancias, se habría acercado a Lan WangJi para besarlo y abrazarlo, pero todavía estaba asimilando lo que había ocurrido, y se sentía un poco cohibido.

Los dos se miraron el uno al otro, sin saber muy bien qué decir. No se habían visto recién levantados de esa forma desde hacía mucho tiempo, y en el ambiente flotaba una suave y amorosa intimidad para la que sobraban las palabras. Después de haber echado un buen vistazo a Wei WuXian, Lan WangJi fue el primero en romper el silencio:

—Hemos roto la puerta —dijo, mientras volvía a sujetarla para intentar colocarla en su lugar.

—Y la cama —añadió Wei WuXian, haciendo un gesto con la cabeza para señalar la otra parte de la habitación.