Parte Única

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Los días más aburridos eran como aquel.

Desde un inicio había detestado en saltearse días libres por cumplir con asuntos oficiales, pero la cosa era mucho peor cuando estos asuntos oficiales incluían el viajar junto a su padre, por varios kilómetros, solo los dos en un horrible e incómodo silencio que ninguno de los dos sabía eliminar.

No es que no lo intentaran, pero en el momento que habría la boca y comenzaban a conversar de algo, inevitablemente el mayor dirigía sus intenciones a un solo tema, una sola persona.

Jiang Cheng había entendido hace mucho que así eran las cosas.

No había diferencia si hiciera o no algo, el centro de atención siempre sería Wei Wuxian, y él solo ocuparía ese lugar momentáneamente en el momento que hiciera algo mal. Lo sabía, y por eso detestaba estos momentos.

Tuvo un extenso viaje en carruaje, con este hombre con el cual solo compartía la sangre. Las horas pasaron y su única escapatoria de los tristes intentos de su padre de fingir interés fue la meditación.

En esta oportunidad, muy parecido a otras veces, fue arrastrado a una discusión oficial de las sectas.

Estas 'discusiones oficiales' no eran más que simples reuniones entre lideres de secta y sus hijos para formar lazos, chismosear, beber y decir que hacían algo de valor para el mundo del cultivo. Muy pocas veces se llegaban a hablar sobre temas realmente importantes y eran mucho menores las veces que estos temas eran solucionados si no es por la iniciativa de algún cultivador menor dentro de estas enormes sectas u otro errante.

Solo pudo suspirar en su corazón. La finalidad de estar ahí, visitando a estas personas que no conocía era necesariamente crear contactos, algo en lo que había fracasado rotundamente puesto que aparentemente todos esos futuros herederos no llegaban a simpatizaban con él de ninguna manera posible. Algo completamente absurdo.

En cuanto dejó atrás las largas escaleras y pudo ver la entrada dorada de esa enorme construcción, sus ojos se posaron rápidamente en algo conocido. Un conjunto de túnicas blancas que revoloteaban con el aire mientras esta persona ingresaba al salón de eventos de Torre Karp. No pudo apresurar su paso, pero secretamente se alegró.

La única persona, el único ser en este mundo capas de formar una larga conversación con Jiang Cheng sin terminar en discusión. Se sintió aliviado al saber que estaba ahí, no se atrevería a considerarlo un amigo, pero sí que era un buen compañero para atravesar estos tortuosos días de aburrimiento que tendría que pasar.

Dio un par de saludos, encontrándose con el prometido de su hermana y el hermano menor de este. Se saludaron educadamente y luego se escabulló lejos de su padre. Volvió a ver las túnicas blancas con adornos celestinos. El cabello recogido por la mitad y la cinta colgando entre los mechones negros como la tinta. Con alegría, se acercó a la persona que le daba la espalda. Tomó un borde de esa amplia manga y tiró de él — Xichen, que bien...

En el momento que la persona comenzó a voltear a causa del tirón de su ropa, Jiang Cheng apenas pudo seguir el ritmo a lo que sucedió. La túnica fue arrebatada de sus manos violentamente, su cuerpo calló hacia adelante y fue empujado con brusquedad solo para ser sostenido por el brazo e inmovilizado por esta persona en cuestión de segundos.

Asustado y avergonzado, Jiang Cheng estuvo a punto de quejarse, sus ojos buscaron los conocidos marrones en busca de una explicación y en cambio, se encontró con unos brillantes y gélidos ojos color dorado que lo veían fijamente — Te equivocaste de persona

Soltó este hombre completamente idéntico a Lan Xichen, pero definitivamente diferente. Después de dar este veredicto, Jiang Cheng fue soltado y el hombre se alejó varios centímetros antes de decir — Tirar de la ropa de otras personas es de mala educación

Una Flor Para Otra FlorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora