| Gyūtaro |

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MODO DE NARRACIÓN: tercera persona (ellos).

Una de las zonas más peligrosas pero mágicas de Japón era el Distrito Rojo

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Una de las zonas más peligrosas pero mágicas de Japón era el Distrito Rojo.

Un lugar lleno de luces por donde sea, multitudes de gente caminando de un lado a otro. Las Oiran dando sus paseos en busca de su próximo cliente, las casas más populares atrayendo personas, todos haciendo sus actividades cotidianas de su vida llena de lujos y conformidades.

Pero no todos conocían el lado más oscuro de aquel barrio.

Lo más bajo de todo, donde tener un poco de comida a diario era un milagro.
Las casas apenas habitables por las tan pésimas condiciones en las que estaban, la madera podrida, el moho brotando de las paredes, la humedad por todos lados y lleno de insectos como moscas o polillas, incluso alacranes o cucarachas.

Una pesadilla para todos los que vivían ahí.
Para un niño peli-__, no era más que un mal sabor de boca.
_______ Katō, hijo de una Oiran perteneciente a una de las casas más conocidas, específicamente de la casa Ogimoto.

Un chico de 13 años, que heredó la belleza de su madre, pero al elegir la opción de tenerlo a él, la Oiran se retiró por un tiempo y a cambio de eso la enviaron a los barrios bajos, donde se arrepentía únicamente por no poder darle una mejor vida a su hijo.

Pero a él...realmente no le importaba. Podía pasear por las descuidadas calles y siempre sería halagado por su belleza, algo que le molestaba por las actitudes que siempre tomaban con él.

-Toma unos dulces extra, mándale saludos a tu madre de mi parte.-

Agarró el curioso empaque de aquellos dulces de diferentes frutas y asintió sin decir nada, largándose de ahí para evitar alguna conversación incómoda con aquella señora que atendía.

Mientras caminaba sacó uno de los mochis de mango y fué masticándolo de manera lenta durante el camino, ignorando todo lo que pasaba a su alrededor y evitando pasar por los lugares más sucios, lo cual era casi imposible pero aún así valía el intento.

Pero mientras pasaba por fuera de un callejón escuchó distintas risas, le restaría importancia de no ser porque entre risas los sonidos de algo ser golpeado se hacía presente, así que terminando su mochi se asomó un poco por aquel callejón, cuidando el no ser visto.

-Insecto.-

-Zopenco.-

-Monstruo.-

-Inútil.

-Cobarde.-

Encontró a un grupo de tres niñas rodeando algo o mejor dicho a alguien.
Cubriendose de ellas estaba un niño de pelo negro desordenado y sucio, recibiendo golpes de piedras por parte de aquellas mocosas que se burlaban de él y cubrían sus narices con las mangas de sus kimonos.

Aphrodite | Kny x male! readerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora