𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 14

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Había pasado ya una semana desde que el pequeño Cheese llegó al palacio. Vainilla se las había arreglado para mentirle a la reina y evadir sus preguntas sobre de dónde lo había sacado.

Esa mañana había dejado a Chocola cuidando al bebé chao. Salió de su habitación dispuesta a cumplir con sus deberes, y porque la reina solicitaba su presencia. Al pasar por los jardines pudo ver a uno de los trillizos cerca de los rosales, se detuvo curiosa mirando al pequeño erizo azul cortar algunas flores de su preciado jardín.

—Joven, Sonic. Buenos días —saludó acercándose.

—buenos días, Vainilla —devolvió cortéz.

La coneja lo miró confusa.

—No quiero parecer entrometida, pero...¿qué haces?

—corto algunas flores —respondió con simpleza.

—Sí, eso veo —comentó con gracia—. Pero, ¿para qué?

Sonic se detuvo en lo que hacía reconsiderando su respuesta. No podría decirle que recolectaba flores para llevarle a su amiga del prado, se asustaría y le diría a sus padres.

—Son para... —La coneja lo observaba con atención. Tenía que pensar en algo—. Para...mi madre.

Vainilla lo miró de pies a cabeza, el erizo sonreía nervioso esperando a que se lo creyera, o sería su fin.

—eso es...¡encantador!

Suspiró aliviado. La mayor le sonrió con ternura y se marchó. Eso estuvo cerca.

Tuvo que cumplir un par de quehaceres antes, pero, por fin había llegado

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Tuvo que cumplir un par de quehaceres antes, pero, por fin había llegado. Tocó antes de entrar avisando su llegada. Adentro la reina la esperaba.

—¡Vainilla!, ¿dónde estuviste?, te he estado esperando por horas. Pasa, pasa.

La coneja observaba a la reina hablar emocionada mientras caminaba de un lado a otro dentro de la habitación.

—¡Será perfecto!, ya lo tengo todo planeado, hasta el más mínimo detalle. Solo necesito acordar unos últimos detalles y listo. ¡Serán problemas del pasado!

—¿Qué dice Jules de todo esto?

—amm, ya sabes cómo es él, nunca está totalmente de acuerdo en algo. Pero ya se le pasará.

Vainilla la miró con inseguridad.

—¿Estás segura de todo esto?

—completamente —Aseguró. Vainilla suspiró profundamente.

—Aleena, solo te pido que pienses en tus hijos.

—y eso hago, Vainilla. Eso hago.

—Lo sé. Pero me refiero a todos tus hijos. Sé que últimamente estás más ocupada con Sonia, y has estado descuidando un poco a Manic y a Sonic.

𝐋𝐀 𝐋𝐄𝐘 𝐃𝐄 𝐒𝐏𝐄𝐄𝐃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora