Despierto encontrándome con una caja musical a un lado mío, está al parecer se estaba dando cuerda sola, poco a poco me incorporo y la tomo observándola, preguntándome como es que esa cajita dorada llego a este lugar tan deteriorado por el tiempo.
La cajita deja de darse cuerda y comienza una melodía muy hermosa que inunda la habitación, es en ese momento en que veo lo imposible: lo que antes era un salón deteriorado a punto de caerse, se convierte en lo que antes fue, los ventanales rotos regresan a su estado original, las alfombras vuelven a su estado pulcro, las zonas que no tenían techo ahora lo tienen, todo eso y más pasa frente a mis ojos, y justo cuando bajo la mirada lo noto.
Un vestido rojo sin mangas, con volantes en los hombros descubiertos, adornos de flores doradas en la falda del mismo, y zapatillas a juego con el vestido. Dejo la cajita en el suelo y es ahí que lo veo: un hombre bastante alto, que parece de la nobleza, el me observa y yo le sostengo la mirada, y me pierdo en esos ojos azules que me traen sentimientos de cierta nostalgia.
Aquel hombre me hace una reverencia al tiempo en que me pide bailar esa melodía junto a él, a lo que acepto y es cuando comienza el vals, nunca antes había bailado (o eso creía) puesto que yo no soy una figura de la nobleza, pero por alguna extraña razón, se dónde poner los pies.
Al volverlo a mirar a los ojos y que este mismo me devuelva la mirada, hace que mi corazón palpite como loco, porque su mirada es dulce, tierna y llena de devoción, algo que ya he visto, pero no sé de dónde, salgo de mi trance justo cuando él me hace girar sobre mi propio eje terminando justo cuando termina el primer coro, causando que lo pierda de vista.
Asustada volteo a mi alrededor en su busca, tanta es mi desesperación que sin darme cuenta comienzo a correr, causando que me tropiece con el dobladillo del vestido y caiga de cara al suelo. Cuando levanto mi rostro, lo vuelvo a ver y me tiende su mano para levantarme, la acepto, y me vuelvo a encontrar con esa mirada azul que ya ha empezado a mermar en mi memoria.
Volvemos a seguir el ritmo de ese vals, giramos y giramos, y cuando se termina el segundo coro, se vuelve a girar en mi propio eje, con la diferencia de que se queda en frente de mí y no desaparece.
Sin decir una sola palabra, me dedica una mirada de tristeza, y se a qué se refiere, bajo la mirada, y veo la mitad de su cuerpo traslucido, me sorprendo demasiado, pero antes de decir algo, aquel hombre me da su mano, en señal de que debemos terminar esa melodía, gustosa pero triste, acepto, y volvemos al frenesí del vals, el mirándome a mí, y yo devolviéndole la mirada, cuando al fin termina la canción, ese hombre desaparece completamente de mi vista, no sin antes recibir un casto beso en mi mejilla.
Me derrumbo en el suelo, devastada, llorando sin parar, mientras la música poco a poco termina, y con ella la llave que se encontraba dándole cuerda a la misma, lentamente se va deteniendo, provocando en el proceso que ese salón y por supuesto mi ropa, vuelvan a su estado original: un salón en ruinas un vestido lleno de mohín, polvo, y roto en ciertas partes, pero no le preste atención a esto, porque mi dolor era más grande que la sorpresa de que todo, todo esto fue obra de aquel hombre, aquel hombre que en una vida pasada fue el amor de mi vida y que sin decirme una palabra... sabía que era su propia voluntad.
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A Medida que Pasa el Tiempo (Toki no Hazama Ni)
Short StoryLa historia es de una chica que despierta en un salón destruido por el tiempo, pero que es transformado en el salón que antes fue gracias a que una caja musical se da cuerda... Aparecera un espíritu que en vida fue un principe... Y ahí... Es donde...