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Él te estaba esperando. Pacientemente. Paseaba de un lado a otro, golpeando con el puño las paredes del corredor. ¡¿Qué te estuvo hablando tanto tiempo?! Se aflojó los primeros botones de la camisa para aliviar el calor que le subía a la cara. El pasillo fuera de su oficina parecía volverse más y más pequeño. Se pasó una mano por el pelo, limpiándose las gotas de sudor que se formaban en sus cejas.
Será mejor que te des prisa. Y así. Se había excusado temprano dándote esa "mirada" a través de los campos de entrenamiento. Esa mirada que se había intercambiado durante los últimos meses en cualquier habitación en la que ambos estuvieran. Te escabullías de vez en cuando, pero esto debe haber sido grande. Desde que se interesó por ti, ambos tuvieron pequeñas reuniones secretas.
Casi tropezaste en la esquina. Tropezar con sus propios pies. Levi negó con la cabeza hacia ti, la ilusión de una sonrisa burlándose de las comisuras de su boca y tú seguías mirando hacia atrás para asegurarte de que tus amigos no te habían seguido. Tuviste que convencerlos para que te dejaran ir, pero cuando lo hicieron, te escapaste. Sabías que Levi era un hombre puntual, tenías que ser rápido.
En el momento en que estuvo al alcance de la mano, fue empujado contra la pared al lado de la puerta. Él estrelló su boca contra la tuya, reclamándote en un beso. Presionó su cuerpo al ras contra el tuyo, sujetando tus manos sobre tu cabeza.
"Ya era hora de que aparecieras, cadete. Tengo la intención de castigarte.
"Lo siento." respondiste tímidamente. "Me detuvieron en el pasillo".
"Papi te extrañó mucho hoy". Gruñó, comenzando a pasar su lengua por tu cuello. "¿Fuiste una buena chica hoy?"
"¡Mhm!" asentiste con la cabeza.
"¿Bien portado? ¿No te metiste en ninguna pelea? levantó una ceja. Su mirada se clava en la tuya, buscando cualquier señal de mentira. "No me mientas, cadete".
" ¡Estuve muy bien! ¡Lo juro!" asentiste. Una sonrisa furtiva se deslizó en su rostro.
"Buena niña." envolvió sus brazos alrededor de tu cintura, presionándose contra ti. "Papi está muy orgulloso de ti". volvió a besar tus labios. "Y si te disculpas, podría perdonarte por llegar tarde".
"Hmm, lo siento, Levi". pones tu mejor cara de puchero.
"Hmm...", reflexionó. "No estoy seguro de creerte" clavó sus dedos en tus caderas. "Creo que te he castigado".
"Haz lo que debas." te encogiste de hombros, fingiendo que eras culpable.
"Entra en mi oficina... Te quiero en mi escritorio, con las piernas bien abiertas".
...
No se te permitía correrte. Sus órdenes. La lengua de Levi azotó tu coño, creando un ruido muy lascivo que resonó en las delgadas paredes de su oficina. Podrías suplicar todo lo que quisieras, ser tan ruidoso como quisieras... pero no te atrevas a correrte hasta que él te diga que puedes.
"¡L-levi!" te quejaste, tus dedos se aferraron a su cabello como si te fuera la vida. Sus dedos bombeaban dentro y fuera de tu apretado agujero rítmicamente. "¡No estás siendo f-justo!" lograste salir. Tus ojos estaban cerrados. No solo por la vergüenza de posiblemente mirarlo a los ojos mientras te daba placer, sino también porque estabas concentrado en no hacer lo que anhelabas.
"Recuerda lo que dije, cadete". Apartó la boca de tu calor, lo que provocó un gemido silencioso de tu parte. "No estás en voz alta para correrte... o de lo contrario". Lentamente metió sus dedos dentro de ti. Cubriendo su mano en tus jugos. "¿Puedes manejar eso, bebé?"
"¡Realmente no!" gemiste. "¡Joder, por favor!"
"Awwwh, ¿mi niña quiere correrse para papi Levi? ¿Quieres que haga que te corras por todas partes?
Sin palabras asentiste, todavía corcoveando contra sus dedos.
"¿Crees que te lo mereces?"
"¡Mhm!" asentiste rápidamente, empujando tus caderas contra sus dedos.
"Mierda." se rió por lo bajo. "Bien entonces." se puso de pie. "Abre los ojos, Cadete" podías sentir su aliento en tu rostro.
Haciendo lo que dijo, abriste los ojos. Ya que estabas sentado, fácilmente se elevaba sobre ti. Su frente descansaba contra la tuya. Antes de que te dieras cuenta, sus dedos habían comenzado a acelerarse, empujando dentro de ti rápidamente.
"Mírame mientras te profano así". gruñó. "Córrete para mí como un buen cadete." metió sus dedos aún más rápido en ti. "Mira a papi a los ojos cuando te corras.
Sus palabras fueron más que suficientes. La forma en que su pulgar presionó tu clítoris se asoció con sus dedos piadosos. Fue un milagro que no lo lanzaras antes. Hiciste lo que dijo, sin importar cuán vergonzoso fuera y mantuviste el contacto visual mientras te deshacías sobre la mano de Levi.
""M-joder". Tu cabeza cayó hacia delante, apoyándose en su hombro.
