Esa noche, la cena estuvo marcada por un singular ambiente de satisfacción, comodidad y alegría. Los tres Zamas comieron, conversaron y rieron sin tapujos, como festejando la resolución de todos sus conflictos y el advenimiento de un futuro que sólo podía ser positivo. Las almas de cada uno estaban en total plenitud con las circunstancias: Zamas y Black habían reconocido y correspondido mutuamente a sus sentimientos, y Zamas fusionado había recuperado su poder y ya no tenía obstáculos en su plan de regresar al futuro que le correspondía gobernar. Los dioses ya no tenían problemas qué enfrentar para ver sus sueños realizados.
Luego de la cena y la limpieza, los dioses se dispusieron a descansar.—¿Te quedarás en el futón esta noche? —le consultó Black a la fusión.
—No necesito hacerlo, pero sí. Me será favorable dormir por unos días, hasta el encuentro con Trunks. Así que no se preocupen, no voy a andar merodeando. Si desean celebrar su nuevo amor, sólo cierren la puerta; no los molestaré —aclaró, risueño.
Zamas y Black se lo quedaron mirando, en lo que un ligero rubor se hizo presente en sus mejillas.
—No pensamos hacer...
—Está bien, está bien —lo interrumpió Zamas fusionado—. Recuerden que puedo saber lo que piensa cada uno —agregó con una sonrisa pícara.
Zamas y Black intercambiaron una mirada nerviosa. Tener cerca a alguien que pudiera leerlos de esa forma era algo inquietante para su privacidad. Pero sin argumentos para cuestionar a la fusión, se retiraron a descansar.
En un rato, ya los dos estaban en su habitación vistiendo sus pijamas; cada uno estaba sentado sobre el borde del colchón, en su respectivo lado de la cama. Era extraño volver a dormir juntos sabiendo todo lo que ahora sabían. No obstante, también sabían que tendrían que afrontarlo tarde o temprano.—Zamas dijo que había muchas cosas que queríamos hacer con el otro, y que nunca lo hicimos porque eso hubiera dejado en evidencia lo que sentíamos —comentó Black, mientras se sentaba sobre la cama y se tapaba sólo un poco con las sábanas—. ¿Es verdad?
Zamas terminó de abotonarse la camisa y se dio vuelta un poco para dirigirle la mirada.
—Sí. Es verdad. ¿Tú no?
—Sí, claro. Sólo me preguntaba si ese problema era mutuo.
Zamas terminó de alistarse, levantó las sábanas y se metió a la cama, sentándose en su lugar. Black, en cambio, se acostó sobre su lugar de lado, sosteniendo su cabeza con la palma de su mano y dirigiendo la vista directamente a Zamas.
—¿Qué cosas querías hacer o decirme y nunca te lo permitiste? —preguntó con una expresión llena de dulzura e inocencia.
Zamas le dirigió la vista pero la volvió enseguida, algo avergonzado. No pretendía guardarle secretos a su otro yo, pero confesar algo así era difícil.
—Siempre... quería abrazarte cuando volvías de tus misiones —respondió, manteniendo la vista baja y jugueteando nerviosamente con sus dedos—. Más de una vez quise decirte lo que sentía, así fuera en el momento más trivial del día. Y, por las mañanas... o por las noches... sentía muchas ganas de acariciarte mientras dormías. Eso siempre me tentaba mucho —aclaró con una débil y púdica sonrisa.
Black sonrió suavemente, enternecido y satisfecho con esa respuesta.
—Entonces... ¿Por qué no pruebas hacerlo ahora? —propuso Black, acomodándose sobre su lugar, dejando caer su cabeza en la almohada.
Esta vez, Zamas le dirigió directamente la vista, entre sorprendido y emocionado. Ciertamente, ya no tenían más restricciones para exteriorizar sus muestras de afecto, aunque aún no se había hecho a esa idea. Titubeó unos momentos, pero luego apagó el velador de su mesa de noche, se acostó sobre su lugar y se acercó a Black, hasta que los dos quedaron enfrentados. Unos incómodos segundos de silencio se sucedieron, pero enseguida Zamas se acercó a Black y lo envolvió en sus brazos. Black respondió enseguida, abrazando a su contraparte con fuerza pero ternura. Los corazones de ambos empezaron a palpitar apresurados, tomados por sorpresa por ese escenario que tanto habían ansiado. La respiración de Zamas se agitó un poco, cosa que intentaba disimular apretando los labios; esa experiencia era conmovedora para él. Por demasiado tiempo había deseado tener a Black en sus brazos, sin temor al rechazo o a represalias emocionales. En un mundo en donde sus sueños ya estaban cumplidos... esto era lo único que les faltaba para ser completamente felices.
—Te quiero, Zamas —dejó salir en voz baja, pegado a la oreja de Black.
Black frunció los párpados, extasiado por esas palabras.
—Yo también te quiero, Zamas. Como a nada más —susurró Black.
Black se movió un poco y plantó un beso sobre el cuello de Zamas; esa zona lo tentaba demasiado. Zamas sólo sonrió, aceptando el gesto con gusto. Permanecieron así unos minutos, sólo disfrutando mutuamente de su cercanía y del calor de sus cuerpos. Black frotaba lentamente la espalda del Kai por sobre la ropa, como reconfortándolo; en tanto Zamas jugueteaba con los cabellos en la nuca del falso saiyan. Al rato, Zamas rompió el abrazo, separándose pero permaneciendo muy cerca, tocándose las narices. Nunca habían estado tan cerca. Lo deseaban, pero nunca ninguno se había animado a acercarse tanto a su compañero; ¿cómo se habrían justificado si el otro los hubiera descubierto? Pero ya no había necesidad de ocultarlo; ambos se buscaban mutuamente. Sus miradas estaban clavadas en la ajena, como buscando sumergirse en las pupilas del otro, como deseando llegar a la profundidad de su alma. ¿Quizá era esto de lo que había hablado Zamas fusionado y que ninguno entendió en su momento? Esa cercanía tan íntima hacía que nuevas percepciones y deseos afloraran en los dioses. Zamas acercó su mano y acarició la mejilla de Black, su mandíbula, sus cabellos; esa simple caricia se sentía como un lujo que siempre le había sido vedado, y que se sentía tan bien como lo había imaginado. Mientras, Black acariciaba con suavidad el borde de la cintura de Zamas, pero con tiento para no incomodarlo. Las manos de Black se sentían compelidas a viajar por las curvas y facciones del cuerpo ajeno, pero él en realidad deseaba permanecer así, en ese letargo que le permitiera apreciar la belleza de su otro yo sin prisas. Ninguno apresuró los movimientos; solamente permanecieron así, acariciándose con suavidad y cariño mientras se mantenían la mirada, como redescubriendo el cuerpo ajeno, cosa que estaba justificada si se consideraba que ahora eran dos entes distintos. Zamas desconocía el cuerpo de Black, y sentía una obvia curiosidad y evidente atracción por él. Black conocía de memoria el cuerpo de Zamas, pero lucía y se sentía distinto ahora que lo percibía desde afuera; ahora era interesante y tentador. Un tácito y mutuo interés preexistía en cada caricia; interés que se concentraba en esos dedos que buscaban recorrerlo todo... y también en la punta de sus labios. Como sincronizados, los dos se acercaron para acortar la escasa distancia que los separaba y unieron sus labios, en un simple piquito. Se separaron sólo unos momentos pero enseguida se acercaron de nuevo, esta vez moviendo un poco los labios para besar los ajenos. Sus bocas y sus manos se buscaban mutuamente y era inútil negarles su deseo. El placer de un acto tan nimio como un beso o una caricia era nuevo y apasionante para ellos; no habían pensado que compartir su amor de esa forma podía sentirse tan bien. No era mala idea pasar así la eternidad que les esperaba en su nuevo mundo.
Luego de un rato, ambos se separaron, permaneciendo muy cerca.—Te amo —pronunciaron al unísono, en voz baja.
Ambos abrieron los ojos ante esa escena y rieron por lo bajo.
—Me amo —agregaron en tono jocoso, también al unísono.
Cerraron los ojos y permanecieron ahí, riendo con inocencia, perdidos ya en la satisfacción de la presencia del otro. Inaugurando un nuevo mundo de íntima felicidad.
Abajo, en la sala, Zamas fusionado aún permanecía despierto, leyendo un libro. Lo alejó un poco por un instante y dirigió su vista en dirección a la habitación de sus contrapartes, adivinando las circunstancias. Sonrió ampliamente con un suave resoplido y volvió a su lectura.
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Oportunidad contra el Destino
Fiksi PenggemarZeno-sama destruye por completo la línea temporal de Trunks del Futuro pero Zamas fusionado se salva en el último instante, viajando hacia el pasado con la ayuda del Anillo del Tiempo. Incapaz de regenerarse y de volver a su época, busca a Zamas y B...