16 de octubre de 1954

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Ayer le regale una chaqueta antigua que tenía guardada en lo más profundo de mi armario, el me miraba desde los árboles ahí a lo lejos mientras quemaba la tela, me hizo feliz cuando finalmente había dejado de esconderse y pude verlo, aunque fuera a la distancia fui capaz de reconocer su apariencia, era un muchacho pequeño de al menos doce años, tenía ropa sucia y rota como si se hubiera revolcado por el suelo o caído de una colina, no tenía zapatos y tan solo le quedaba un calcetín. 

Querido FantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora