Eran tres. Nacidas una tras la otra, con un par de años de diferencia entre ellas.
Las risas las acompañaban desde la salida del sol, hasta que la luna alumbraba sus cabezas. Eran unidas como uña y carne, y la única forma de diferenciarlas era por sus peinados. Jugaban a ser princesas, casadas con fuertes magos de sangre pura y rodeadas de lujos interminables.
La mayor era Bellatrix, cuyo abundante cabello negro gritaba a todas las direcciones su linaje milenario. Cuando nació, todos se dieron cuenta del tipo de bruja que se convertiría en el futuro, porque tal fue su llanto, que todo el vecindario sufrió un apagón.
Le seguía Andrómeda, de la cual lo único que se rescata son sus desdichas. Era la más alegre y rebelde, quien durante los juegos infantiles, dejaba que sus hermanas se quedaran con los príncipes, mientras ella se decantaba con el humilde campesino de buen corazón.
Pero de Andrómeda, como se reiteraría en el futuro, solo quedaría su mancha.
La pequeña Narcisa fue desde siempre la más consentida. Su cabello lacio y la piel tan blanca como el papel, hizo que Bellatrix decidiera cuidar a su hermana menor hasta la muerte. Narcisa era influenciable, y vivía imitando los clasistas comportamientos de sus padres, porque odiaba sentirse menospreciada.
Las Black entraron en Hogwarts, y cuando Bella cursaba su quinto año, llegó Narcisa. Sorteada de inmediato en Slytherin, como sus padres tenían planeado y, enamorándose de un vistazo de aquel muchacho rubio, que le sonrió con astucia.
Una lástima que los padres tuvieran más influencia que sus propias hijas. Desde la cuna, cada una tenía definido su futuro, pero ni Narcisa o Andrómeda tenían intención de cumplirlo. Bellatrix, era la única que se encogía de hombros, porque sabía que si se enlazaba con los Lestrange, no solo iba a cumplir los deseos de sus progenitores, sino que también iba a ser notada por su señor tenebroso.
Fue ese primer matrimonio que comenzó a dividir a las tres hermanas de forma definitiva. Andrómeda bajó la cabeza tan pronto Bellatrix entró en su pomposo vestido blanco, y Narcisa atinó a enfocar con la mirada a la persona que sus padres tenían planeado como su futuro marido.
Era un hombre mayor que ella, con el cabello canoso y los primeros signos de una eterna calvicie. A Narcisa la idea le repugnaba, en especial después de considerar que el hombre era menor que su padre, únicamente, por un par de años.
La del medio, el mismo día que cumplió la mayoría de la edad, le presentó a sus padres el papel de matrimonio que cambiaba su apellido, definitivamente, y salió abrazando sus pocas pertenencias; para nunca regresar.
Narcisa no pudo estar más devastada, pero inspirada por el acto de su hermana mayor, decidió cumplir su primer deseo de rebeldía de su vida. Siguió lo que decía su corazón, y continuó viéndose con quien sería su futuro esposo.
Claro que sus padres estaban algo decepcionados por aquella decisión, pero cuando conocieron a Lucius en persona, terminaron viendo de él su gran fortuna y brillante reputación del apellido Malfoy.
Ninguna de las hermanas supieron mucho más de la una a la otra. Cada una seguía sus ideologías a su manera, y tenían la lealtad tatuada en el cuerpo. Dejaron atrás los juegos de niñas y decidieron continuar su vida como la decidieron, por más dolorosa que fuera la separación.
La mayor, sirviendo a los deseos del mal.
La del medio, abrazando su compasión y amor.
La menor, cuidando sin descanso a su familia.
Esas eran sus lealtades, y no iban a flaquear, aunque eso significara la muerte.
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13/46
Mis ganas de escribir todo un fic, parecido a esto, pero desde la perspectiva de Regulus, Snape, las hermanas Black están así: 📈
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Nuestro Precioso Hogar (Merodeadores)
Fanfiction𝐖𝐨𝐥𝐟𝐬𝐭𝐚𝐫/𝐉𝐢𝐥𝐲 «-𝐸𝑙 𝑟𝑒𝑠𝑡𝑜 𝑛𝑜 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑏𝑎 𝑎 𝑙𝑎 𝑎𝑙𝑡𝑢𝑟𝑎 𝑑𝑒 𝑚𝑖́ 𝐿𝑢𝑛𝑎́𝑡𝑖𝑐𝑜 ¡𝐓𝐞 𝐚𝐮𝐮-𝐦𝐨!» Su historia ya concluyó, sin embargo, aquello no significa que no haya que contarla. Relatos individuales de los mer...