Capítulo 31: La pesadilla de Seth.

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Conforme caminaba miraba el lugar a mi alrededor, habían prendas de diversos modelos: pantalones, sudaderas, camisetas, chaquetas, tennis. Todo. En mis manos llevaba un conjunto casual pero sabía que solo era una distracción.

Fui directo hacia el área de cobro, todo el lugar era idéntico a como lo vi la última vez y del otro lado del mostrador estaba ella. Alina.

Recibió las prendas y cuando me miro, la sorpresa se ciñió en su rostro. Mi boca pronunció palabras a su voluntad en referencia a la ola de rebajas que habían en cada tienda de la plaza. Ella respondió con naturalidad.

Justo cuando me dictó el total, llevé mi mano al bolsillo interior de mi chaqueta, teniendo contacto con aquel frío material. "Con tarjeta". Saque el arma y sin preámbulos disparé.

Me atreví a...dispararle...

Los gritos de horror llegaron hasta mis oídos, Alina había caído de espalda con una herida mortal. Su compañero de cajas la auxilio de prisa y yo retrocedí, huyendo de la escena.

"Es Matthew Henderson, déjenlo ir"

Justo cuando cruce la entrada un brillo cegó mi visión, al abrir los ojos descubrí que ya no estaba en...esa tienda. Me encontraba arrodillado, con un par de cuerdas que sujetaban mis manos.

Pasos se aproximaron hacia mi, seguros de sí, cautelosos. La luz iluminó a la persona que me mantenía presa, sus ojos me inspeccionaron y sonrió maliciosa.

—Mentir siempre trae consecuencias, Seth.

—Alina...

Tomó del bolsillo de mi chaqueta aquella arma, apuntó a mi dirección después de haberle quitado el seguro y sonrió.

—Nos veremos en la otra vida, Matthew.

Apretó el gatillo sin titubear, caí al suelo con un golpe seco y una herida de bala justo a la altura de mi pecho. Se alejó de mi, manteniendo bajo su protección aquella arma y después...nada.

Ya no recuerdo nada más después de ese...disparo.

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Alina.

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"Quiero verte"

Mordí mi labio a la vez que reía con volumen bajo, mire a mi alrededor y negué divertida. No teníamos ni cinco horas separados.

"Estoy en el trabajo"

Seguido de que le envíe aquel mensaje, él me envió una foto; cuando mi celular cargo la imagen inmediatamente lo gire dejándolo contra el escritorio, detrás de mi paso uno de mis compañeros de oficina.

Cuando no hubo nadie más en la oficina liberé una bocanada de aire, todos salieron a comer mientras que yo seguía trabajando y atendiendo los mensajes de Matthew.

¡Hey, 60544!: EMISORA.EN EDICIÓN.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora