Muzan alzó la ceja interesado en las recientes palabras de la pelirroja frente a él.
Ya se había percatado de la existencia de dos varones que acompañaban a Kamado.
Ya la pelirroja se había puesto de pie para traer tazas de té y galletas para aligerar la tensión sexual del ambiente, y justo cuándo el peli negro le preguntó sobre su día ella no pudo evitar contar la pequeña anécdota con esos 3 niños tan lindos y raros a la vez.
Muzan tomó un sorbo de su té antes de hablar, no quería verse interrogante e interesado en los niños, por lo cuál sonrió con gracia.
— Bueno, al menos ya sé que tengo competencia. — Dijo con burla y haciendo que la pelirroja soltara una suave carcajada.
— Oh, vamos. Quién podría competir contra usted, Muzan-Sama. — Un sonrojo apareció nuevamente en las blancas mejillas de la mujer.
La sonrisa en el rostro de Kibutsuji parecía tener vida propia, aparecía cada que le daba en gana, ciertamente los comentarios de Natalie no hacían más que subirle el ego, tenía razón.
¿Quién podría competir contra él? Exacto, nadie.
— Ese es un comentario que no me esperaba. — Dijo con tranquilidad.
— Pero es verdad. — Amane desvió la mirada para jugar con la taza en sus manos.
— No dije lo contrario. Sé que no hay digno oponente para mí.
Natalie sonrió y asintió suavemente mientras sentía sus mejillas arder.
— Y, el chico.. el que detuvo a los otros dos, ¿cómo dijiste que era? — Preguntó fingiendo desinterés mientras tomaba una galleta.
La comida humana no le gustaba en lo absoluto, pero tampoco le disgustaba tanto cómo para no aguantarla de vez en cuándo.
— Bueno, realmente su cabello era algo peculiar, naturalmente cómo vino muy intenso, y sin mencionar sus ojos que eran casi de la misma tonalidad, bueno, un poco más claros, me sorprendió un poco que los 3 llevaran katanas, parecían muy chicos para cargar con esas cosas. Lo que más me llamó la atención fue que llevara pendientes, eran realmente bonitos, creí que ya no existían los de hanafuda. — Mencionó con tranquilidad la mujer, ya era la segunda vez que lo decía pero al parecer a el peli negro parecía gustarle su historia tan boba.
Muzan no dijo nada ante sus comentarios, "esos aretes" pensó, sin poder evitarlo una ira se liberó en su interior, ¿por qué el destino tenía que juntar a su mujer con el ser que intentaba asesinar? El destino jugaba en su contra.
— ¿Pasa algo? — La pelirroja notó el semblante perdido de el hombre.
— No es nada, sólo pensaba en que entiendo a el chico que quería saber de tu soltería, eres una mujer preciosa. — La miró fijamente.
— Bueno, debo decir que si fueran algo mayores no me hubiera opuesto, tanto el rubio cómo el de los pendientes eran muy lindos. — Sonrió un poco.
A el azabache no le causó nada de gracia el comentario, y eso Natalie lo notó perfectamente.
— Ya veo, ¿debería sentirme celoso de unos niños? — Habló por fin, sus ojos rojos estaban fijos en los verdes de la pelirroja.
— Creí que usted ya lo tenía claro.. — Hizo una pausa para dejar la taza de té en la pequeña mesa de centro y acercarse un poco más a el hombre, quién sólo la observaba atento. — No hay digno oponente para usted.
Para Muzan fue inevitable no sonreír de manera egocéntrica, suave, pero con evidente ego en ella. Su mano izquierda dejó la taza de té en la mesa y miró fijamente los labios de la menor.
— Eres tan hermosa, tanto que.. — Muzan sonrió con malicia. — Tanto que podría devorarte entera.
Sonrió ante sus palabras, podría, oh claro que podría, literalmente.
La mujer tragó saliva.
— No me negaría a nada que usted quisiera hacerme.. — Habló en un susurro.
— Lo sé. — Dijo el azabache con seguridad.
Sin una palabra más, Muzan se puso de pie, dejando desconcertada a Natalie.
— Me temo que llegó la hora de retirarme.
La más baja asintió y se levantó para acompañarlo a la puerta, al llegar y abrirla sintió cómo su mano derecha era tomada con delicadeza.
Muzan sostuvo su mano para luego acercarse t dejar un suave beso en su dorso. El sonrojo en las mejillas de la mujer fue algo que deleitó a el hombre.
— Buena noche, hermosa dama. — Kibutsuji salió de el hogar y Natalie se permitió suspirar.
Cerró la puerta y sonrió para si misma.
Fuera del lugar, a media calle estaba Muzan, sonrió con malicia. Sabía que esa mujer podría llegar a ser un problema, en algún momento trataría de saber por qué no se ven en el día, o trataría de llamarlo por su nombre libremente en público, pero era algo que resolvería a futuro. Tenía en cuenta que esa mujer sería su perdición, y le gustaba.
Sonrió en sus adentros sin saber quién era el que estaba cayendo en las redes del otro. "¿Quién tiene a quién?" Se preguntó mentalmente.
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❛ 𝐒𝐄𝐍̃𝐎𝐑𝐀 𝐊𝐈𝐁𝐔𝐓𝐒𝐔𝐉𝐈 ┊𝐌𝐮𝐳𝐚𝐧 𝐱 𝐎𝐜 › +𝟏𝟖.
Fanfiction¿Cómo fue que el gran Muzan Kibutsuji se enamoró perdidamente de una simple humana? No lo sabía, cuándo conoció a Natalie supo que sería su completa perdición, su pequeño capricho. Natalie Amane era hermosa, eso era algo que todo Japón sabía, jamás...