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Abro los ojos, estoy en mi cama algo desorientada. Santi debió traerme aquí por la noche.

Noto unos brazos que me apartan el pelo de la cara, y un suave beso en la mejilla.

-Buenos días.

Me doy la vuelta para encontrarme cara a cara con Santi, que me dedica una media sonrisa.

-No entiendo porqué la gente dice que recién levantadas sois preciosas. Estás hecha un desastre.

+Buenos días a ti también.

Me incorporo y Santi lo hace también. Después me toma de la mano.

Lo miro, y veo que no lleva nada en la parte de arriba. Contemplo su torso por un instante, que ojalá fuese eterno.

-¿Qué haces?

+¡Na-nada!

Pega un suave tirón sobre mí hasta volver a quedar tendida en la cama y acto seguido se tumba encima mía.

-Mentirosa.

Nos miramos a los ojos fijamente.

-La próxima vez que me quieras desnudar, no lo hagas con la mirada.

Se levanta de la cama y me extiende la mano en señal de que me levante con él.

+¿Te gustaría hacer algo luego?

-¿Eh? Um, no.

+¿Cómo?

-He quedado con Carlos y Jorge, no puedo.

Me mira y contempla mi rostro, lleno de decepción por su respuesta.

-Si quieres podemos quedar para comer otro día.

+Está bien, no hace falta tampoco.

Cuando terminamos de desayunar lo despido en la puerta.

+Que tengas buen día.

-Venga ya, que no somos un matrimonio de 30 años.

Me agarra de la parte baja de la cintura y nos besamos.

-No te enfades por lo de hoy. Mañana si quieres comemos juntos.

+Mañana no puedo. Lo vamos viendo.

Me cierra la puerta en las narices. Mi propia puerta, en mi propia casa. No llego a saber cuál de todas las personalidades que me ha dejado ver es la real.

Me preparo para ir a trabajar y salgo.

*narra Santi*

Cuando salgo del apartamento de Dulce ya tengo varias llamadas perdidas de Alicia.

Vuelve a sonar el teléfono, y aunque dudo entre si descolgarlo o no, termino por hacerlo.

+¿Qué quieres?

-Me cancelaste el plan los últimos 3 días, no me digas que hoy también.

+No confirmamos nada hoy.

-Santi estoy harta, no creo poder soportarte mucho tiempo más.

Cuelgo el teléfono sin decir una sola palabra más. Cómo me estresaba hablar con esta mujer.

Subo al coche y me dirijo al bar en el que habíamos quedado.

Carlos y Jorge ya están sentados.

-¿Algún día piensas llegar temprano?

+Cuando tú te acuestes con dos chicas, hablamos sobre horarios.

¿Y si no eres tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora