𝐗𝐕𝐈𝐈. 𝐌𝐨𝐫𝐚𝐝𝐨 𝐲 𝐚𝐦𝐚𝐫𝐢𝐥𝐥𝐨.

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Desde que Sirius le confesó que su color favorito, en una chica, era el morado; Mary se puso manos a la obra.

Buscó en incontables boutiques, tocó telas de todos los grosores y tipos, se probó prendas con distintos cortes, e incluso se planteó cambiar su peinado.

Lo descartó, al determinar que su cabello rizado estilo afro, le gustaba más que Sirius.

Podía asegurar que en sus curvas y el tono oscuro de su piel, el ceñido vestido corto color morado le quedaba de maravilla, junto a la chaqueta de cuero negra y su despampanante maquillaje; Mary se sentía lista para arrasar.

En efecto, era la chica más hermosa de Gryffindor. Lily la describió como: "inolvidable", y bajó a la sala común acompañada de los halagos de sus amigas. Los chicos se quedaron de piedra al ver a la tierna Mary, mostrando sus elegantes atributos, dejando el suficiente espacio para la imaginación.

Sin quererlo, le quitó por un par de minutos el protagonismo a Sirius. Cumplía sus ansiados catorce y aquella fiesta de cumpleaños se anunciaba como una de las más geniales del próximo siglo.

Sirius apartó la vista de la monería que James hacía, y se olvidó de todo. Su total atención le pertenecía a Mary, quien se acercó con una sonrisa juguetona en los labios.

—Feliz cumpleaños, Sirius —felicitó Mary, plantando un beso inocente en la mejilla del chico—. Que la pases genial.

—Gracias, Mary —respondió Sirius, tratando de grabar en su mente la imagen de la chica—. Déjame decirte que te ves... Sensacional.

Él, era perceptivo para las cosas que le interesaban de verdad, tal vez no se trataba del mejor estudiante de adivinación, pero ya se imaginaba los próximos meses de la mano con Mary. Un futuro que comenzaba ese mismo día.

—¿Quieres bailar? —preguntó Sirius, antes de que Mary se marchara.

—¡Claro! Espero que hayas elegido música decente, Sirius.

Sirius puso su mano en la cintura de Mary, embriagándose de su perfume. Era de un olor salado, que le recordaba a las eternas tardes de verano en el mar.

—¿Tan pocas esperanzas me tienes? —comentó Sirius con gracia, sujetando las manos de Mary—. Hoy te voy a enseñar lo que es la música de verdad, MacDonald.

Bailaron tanto que Mary se quitó los zapatos y comenzó a menearse descalza. Sirius no se apartó de ella en ningún instante, atraído como un imán. Esa misma noche pasaron de ser amigos a novios, bajó las luces de la sala común, donde al acabarse la música, Mary besó a Sirius y él le devolvió el gesto, sin darse cuenta de que Mary; le regaló su primer beso.

Al separarse, Sirius rodeó la cintura de Mary y murmuró:

—Santo cielo, Mary. De verdad que el color morado te queda de maravilla.

Mientras la relación entre ambos duró, el armario de Mary sufrió un extraño cambio de tonalidad. Desde blusas hasta la ropa interior, eran púrpuras. Pero cuando toda la magia terminó, con los ojos bañados en lágrimas, fue a buscar el vestido que usó la noche en que Sirius la comenzó a ver como algo más que amigos.

La mañana siguiente, Mary apareció con el mismo vestido, pero de color amarillo.

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Nota: El color amarillo es el color complementario al morado.

Nuestro Precioso Hogar (Merodeadores)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora