Hubo una época en la que los Lupin vivieron en medio de la nada.
Al menos no eran los únicos que vivían ahí.
Era un lugar desierto, tanto en el sentido literal como figurado de la palabra. El pueblo más cercano quedaba a veinte minutos en coche, la vegetación era inexistente, en el verano hacía demasiado calor y el invierno era acompañado por un frío que no te dejaba tranquilo.
A Remus no le gustaba vivir ahí, porque se veía antinatural la casa en medio de aquel lienzo en blanco, sentía que su hogar les muy grande para ellos tres, a pesar de tener dos habitaciones y una sola planta.
Para colmo, el lobo prefería salir a pasear entre un prado frondoso, húmedo y eterno. Ahí, en cambio, el paisaje era repetitivo, seco y solitario.
Sus padres tampoco parecían felices ahí, pero le dijeron que iba a ser momentáneo, mientras arreglaban unos problemas de Lyall en el ministerio; unos problemas de los cuales Remus nunca fue parte, porque era demasiado pequeño para comprenderlos.
Pudo haber sido el peor verano de Remus, con diferencia, ya que en esa época tenía doce y todo lo que ocurría era trascendental, incluso tuvo que negarse a ir a la casa de James dos veces, porque las fechas planteadas por su amigo caían justo en luna llena y él tampoco le propuso otras.
Pudo haberlo sido, sin embargo, no lo fue: por Él y la familia del lado.
Antes de Sirius, existió otro niño que le hizo comprender la belleza del mundo, una que solo se apreciaba a través de ojos ordinarios, dientes chuecos y sonrisas inmensas: se llamaba Grant Chapman¹; no le gustaba su apellido, le encantaba leer historietas, tenía una hermana mayor que escuchaba música a todo volumen encerrada en su cuarto, y le gustaban los gatos aunque era alérgico a ellos.
Grant era muggle, como toda su familia, lo que le significó a Remus un alivio, porque siempre que terminaba una luna llena, podía ir a decirle que era literalmente, un hombre (niño) lobo y Grant no le creería, por lo tanto, no sentía la culpa de la mentira.
Ese niño le enseñó la cara "b" de la simplicidad. Que ser vulgar y, de vez en cuando, darse el lujo de ser flojo, no era del todo malo. Aprendió a jugar a la rayuela, barajar cartas y a pasar horas pensando en la nada.
Sin embargo, se trataba de un intercambio mutuo; no por nada, Grant le decía que era un nerd que estudiaba en una escuela para niños superdotados y descerebrados con mucho dinero. Remus le enseñó que podía leer algo más que DC y Marvel, y que el estudio (desde la perspectiva adecuada) era divertido.
Grant, a diferencia de Remus, era una mariposa social, algo que lo ponía nervioso y lo sacaba de su zona de confort. De vez en cuando, Remus llegaba a su casa, como acostumbraba hacerlo, encontrándose con niños que desconocía y se limitaba a escuchar las conversaciones que se desarrollaban a su alrededor. Se lo dijo una vez a Grant, pero el muchacho sonrió diciéndole:
—En el momento que te das cuenta de que en realidad no te escuchan, porque se preocupan por su próxima historia (que debe ser mejor que la que estás contando); hablar es sencillo.
Fue una tarde, después del mes de conocerse y ser los mejores amigos, mientras los dos leían en la habitación de Grant, que se dio cuenta de que tal vez, ninguno de los dos, eran como los otros niños.
—Oye Remus ¿Has besado a alguna niña?
Esa pregunta lo descolocó, negó con la cabeza y luego se fijó en la historieta que leía Grant, donde Batman besaba de forma pasional a Gatubela, mientras colgaban de un edificio.
—Yo si, pero no me gustó —explicó Grant, acercándose a Remus y dejando revista a un lado—. Tal vez hay algo mal conmigo.
—¿Por qué? —preguntó Lupin, cerró el libro y se lamió los labios—. No digas eso, yo no creo que haya nada mal contigo.
Se quedaron en silencio y por un instante se observaron, los ojos de Grant delinearon cada cicatriz (que en ese momento no eran tantas) y Remus se percató de las sutiles pecas que tenía en el mentón.
—¿Alguna vez has querido besar a un chico?
Ese fue el detonante, Lupin solo tuvo que asentir antes de que Grant presionara sus labios contra los suyos. Era su primer beso, y Remus estuvo seguro de que no pudo ser más perfecto.
Por la inocencia del después.
No hubo miedo, ni preocupación o enojo; solamente risas y más besos. Era el secreto de ambos, que compartían siempre que se veían.
Nunca determinaron si fueron novios o si estuvieron alguna vez enamorados. Estaban cómodos el uno con el otro, y eso era lo que importaba; le gustaba besar a Grant porque sabía dulce, y a Grant le gustaba Remus por sus vergonzosas reacciones.
Al concluir el verano se separaron, Remus regresó al colegio fingiendo felicidad y se encontró con la curiosa apuesta de James, Peter, Sirius y Él (aunque fue obligado) de saber quién daba antes su primer beso; Peter ganó al besar a una niña de Hufflepuff, le siguió Sirius y después James. Remus quedó sin besarse con nadie, a pesar de que Marlene y Dorcas, solo para ser amables, les dijeron que no les importaba si su primer beso lo daban con un chico tan lindo cómo lo era Él.
O al menos eso fue lo que creyeron todos, que Remus nunca había dado su primer beso. Era un total inexperto en el asunto del amor.
Si nada más supieran...
En el verano de tercero, sus amigos se preocuparon tanto por Remus, ya que este no les contestaba las cartas, que lograron localizarlo (dios sabe cómo) y fueron a su casa en medio de la nada; todos conocieron a Grant, se quedaron los cinco a dormir en la casa de los Lupin, y luego de verificar que su amigo seguía vivo, se fueron.
Grant, era un año mayor que Remus, perceptivo y molestoso. La semana siguiente a la visita del resto de chicos, mientras comían sandia, Grant no dejaba de sonreírle.
—Confírmame una duda, Remus —comenzó Grant, que hablaba más despacio, para evitar que le salieran gallos en la voz— ¿Es cierta la creencia de que todos los chicos de internado son gay?
—¿¡Pero qué tonterías estás diciendo?! —exclamó Remus, sonrojándose—, James está loco por una chica, Peter tiene novia y Sirius es un total descontrol hormonal.
—Entonces ¿Tú, solamente eres el maricón del grupo? Porque si es así no me voy a tener que preocupar de que otros niños bonitos (y con pinta de adinerados), te quiten de mi lado. —Lupin rodó los ojos y luego se encogió de hombros— ¡Qué bueno!
—No me gusta como suena la palabra "maricón"
Grant le sonrió, se acercó a sus labios y le plantó un tierno beso.
—Tendrás que ir acostumbrándote a ella, Remus —aseguró Grant—, al menos no eres el único maricón en este cuarto.
Maricón: como si toda su vida se definiera por una estúpida etiqueta.
『 °*• ღ •*°』
26/46
Si antes de la aclaración que voy a hacer, saben a quién hice referencia con Grant; ¿Te quieres casar conmigo? Porque ya tengo el vestido de novia reservado. Soy tuya. Ok no, pero mínimo, amigos (con beneficios, AJJA)
1) Grant: Es referencia a un OC del fanfic All the young dudes (ATYD) de MsKingBean89, considerados por muchos (y por mí), el fanfic de excelencia de los merodeadores. Recomendado al 100%, si es que quieres una historia que te llene el corazón. (Yo me lo estoy releyendo, y eso que ya no leo fics)
THE_MACHINE
ESTÁS LEYENDO
Nuestro Precioso Hogar (Merodeadores)
Fanfiction𝐖𝐨𝐥𝐟𝐬𝐭𝐚𝐫/𝐉𝐢𝐥𝐲 «-𝐸𝑙 𝑟𝑒𝑠𝑡𝑜 𝑛𝑜 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑏𝑎 𝑎 𝑙𝑎 𝑎𝑙𝑡𝑢𝑟𝑎 𝑑𝑒 𝑚𝑖́ 𝐿𝑢𝑛𝑎́𝑡𝑖𝑐𝑜 ¡𝐓𝐞 𝐚𝐮𝐮-𝐦𝐨!» Su historia ya concluyó, sin embargo, aquello no significa que no haya que contarla. Relatos individuales de los mer...