En ese tiempo, con tres hijos, el señor y señora Weasley, tan solo deseaban un poco de descanso; por lo que la idea de ir de paseo a Londres, durante el día, les resultó atractiva.
Querían ir solos, como si fueran recién casados. Así que decidieron que con ocho jóvenes (mayores de edad) era más que suficiente como para cuidar, sin ningún percance a Bill, Charlie y Percy, de ocho, seis y uno, respectivamente.
Todos accedieron, y con la señora Weasley depositando toda su confianza en los muchachos, salió junto a Arthur a través de polvos flu, a Londres.
El único problema era que los niños, no estaban demasiado contentos con la decisión de sus padres al dejarlos, a sus ojos, con egocéntricos desconocidos. El mayor le hizo un desaire a James tan pronto este quiso hablarle, Charlie, quien era más reservado, examinaba a los muchachos con miedo y Percy, era solo un bebe, que repetía las mismas palabras una y otra vez
Fue la tentación lo que arruinó todo.
Sirius vio el Ford Anglia estacionado a las afuera de la casa, las llaves colgadas y el día soleado. Él, una persona que siempre le habían apasionado los vehículos, ver el auto sin ser usado le parecía un desperdicio, así que ignorando a Lupin fue a ver el auto de cerca.
—Deberíamos ir a investigar —propuso al grupo—, hemos estado tres días, y todavía no sabemos que hay más allá de esta carretera.
—¡Sí! ¡Vayamos! —exclamó James, subiéndose en el asiento del copiloto—, Canuto maneja.
—¡No, no! —replicaron Lily y Lupin—, tenemos que quedarnos a cuidar a los niños, no podemos irnos por ahí.
—¡Vamos Lily, no seas aburrida! Los niños nos pueden acompañar ¿Verdad?
Ante eso, Bill agarró de la muñeca a Charlie y se acercaron corriendo al auto—: ¡Si! Viaje en el auto de papi.
Lupin miró con desconcierto a Lily, que seguía discutiendo la situación, pero ya no había vuelta atrás cuando Mary y Marlene se sumaron al viaje. Peter fue a recoger a Percy y se sentó al lado de su novia que le encantaba mimar a los bebes.
—Vamos, preciosa, te prometo que no sucederá nada —dijo James, y ella se encogió de hombros, sentándose con las chicas— Solo quedas tu, Lunático, nos queda sitio acá adelante.
Suspiró, fue a buscar su bolso, solo por las dudas y se hizo un espacio al lado de la puerta. Sirius prendió la música, bajó todas las ventanas y se quedó viendo el manubrio y el cambio.
—Bien, según vi en esa película tengo que presionar el acelerador.
Lo hizo, el auto tembló, pero no se movió.
—¡¿Sabes tan siquiera manejar?! —inquirió Lupin. Sirius hizo una mueca nerviosa y negó con la cabeza—. Agh, manejo yo entonces.
—¡¿Sabes manejar?! —gritó todo el grupo, incluido los niños.
—Mi mamá me enseñó cuando cumplí dieciséis —explicó Lupin, cambiando sitio con Sirius—, déjame ver. El manubrio, cambios... Es igual a un auto muggle, la diferencia es que tiene los botones para hacerlo invisible y volar.
Conectó la llave y el auto se puso en marcha, retrocedieron hasta quedar en la carretera y comenzaron el trayecto hasta el destino desconocido. Se detuvieron en una gasolinera, una hora después, para estirar las piernas y cargar bencina.
Le enseñó a Sirius llenar el estanque de gasolina, mientras confiaba en que Lily mantendría a los niños bien cuidados.
No fue así, pero no porque fuera incompetente, sino porque eran Weasley.
—¡Quiero la paleta de Bill! —gritó Charlie, enfurecido— ¡A mí me gusta la frutilla!
—¡Tonto! ¡Es tu culpa que te haya tocado la de limón!
—¡No soy Tonto!
—¡Si lo eres!
Los niños comenzaron a pelear con intensidad y Lily, a pesar de sus intentos por apaciguar la discusión, no pudo. James, por su lado se reía, hasta que todo se salió de control.
Eran niños que no podían controlar su magia. Por lo que Charlie, irritado porque la paleta que le tocó no era su favorita, hizo que el auto a sus espaldas saliera disparado hacia el cielo. Todos se quedaron mudos, incluido el propio Charlie, hasta que el auto se estrelló contra el suelo.
El hombre muggle, que vio toda esa inexplicable escena dejó caer sus botanas y se puso a despotricar palabras que Percy comenzó a repetir, porque le parecían graciosas. Sirius pagó la bencina y se subieron a trote al auto, decididos a escapar cuanto antes de los problemas.
En el auto, ya de vuelta a casa, las cosas no mejoraron, puesto que Charlie no dejaba de llorar, hacía un calor de los mil demonios y Bill estaba enojado con su hermano por haber "arruinado" la salida, algo que hizo que los llantos de Charlie incrementaran.
Todos suspiraron aliviados cuando estacionaron el Ford en la entrada, bajaron a los niños y decidieron que la mejor opción era pasar lo que quedaba de día en la playa. Pensando que así todo se arreglaría.
Si tan solo Percy no supiera hablar.
—¿Y como la pasaron niños? —Preguntó Molly, con una sonrisa, rejuvenecida en diez años y apoyada contra Arthur. Acababan de llegar de su salida— ¡Espero que se hayan portado bien!
—¡Auto! ¡Fium! —gritó Percy, recibiendo las miradas de todos— ¡Bum! ¡ÑO! ¡Mi Sueldo! —el niño se comenzó a reír, dejando a Molly y Arthur muy confundidos! —. ¡Mierda! ¡Ja, Ja! ¡Charlie Tonto!
—¡¿Dónde aprendiste esa palabra, Percy?!
Y sin pensarlo dos veces, apuntó a Lupin, James, Sirius y Peter, quienes sonrieron incómodos.
—Lo sentimos.
『 °*• ღ •*°』
27/46
Este capítulo, es un completo despropósito, sorry not sorry.
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Nuestro Precioso Hogar (Merodeadores)
Фанфик𝐖𝐨𝐥𝐟𝐬𝐭𝐚𝐫/𝐉𝐢𝐥𝐲 «-𝐸𝑙 𝑟𝑒𝑠𝑡𝑜 𝑛𝑜 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑏𝑎 𝑎 𝑙𝑎 𝑎𝑙𝑡𝑢𝑟𝑎 𝑑𝑒 𝑚𝑖́ 𝐿𝑢𝑛𝑎́𝑡𝑖𝑐𝑜 ¡𝐓𝐞 𝐚𝐮𝐮-𝐦𝐨!» Su historia ya concluyó, sin embargo, aquello no significa que no haya que contarla. Relatos individuales de los mer...