—¿Qué es eso tan importante que tienes que decirme? —Increpó Micaela a su cuñada.
Alecia más tranquila después liberar a su sobrina de una tunda brutal, se concentró en sus propósitos, ya que sus planes se estaban cayendo y no había podido hacer nada, todo le salía mal. Actuó por sus propios medios al ver que las intenciones de Micaela era dejarla por fuera de la vida de Luis Fernando y si no se ponía abusada, hasta de la que era su casa la iba a sacar, por eso una de las tantas noches que fisgoneó en la casa de los Mattordi, decidió actuar. Entró a la recámara del Montenegro, ya que Alecia sabía cada paso de él, desde que la Araujo había salido de su vida, Luis Fernando se encerraba en su habitación después de las largas jornada en Los Sauces para buscar refugio en el alcohol.
En el momento que ella entró, lo vio tirado en la cama, tan solo con los pantalones puestos, estaba dormido, lo que le dio la oportunidad, de deleitarse; ese hombre era perfecto, con su musculoso torso, bronceado por las largas horas bajo el sol, su pecho se encontraba cubierto con esa fina capa dorada que eran sus vellos que recorrían también sus poderosos brazos, fantaseaba con la idea que él la rodeara con ellos, luego sus ojos recorrieron las largas y musculosas piernas, que se podían apreciar bajo la tela de los vaqueros. Sin esperar más tiempo, Alecia se desvistió quedando completamente desnuda y se montó en la cama y colocó las manos sobre el pecho de Luis Fernando, que al sentir que lo tocaban, se despertó inmediatamente. En su mente ella se imaginó que él no se resistiría a sus encantos, ningún hombre lo hacía, pero Luis Fernando se apartó de ella.
—¿Qué haces aquí? —Le preguntó él en un tono serio, ni siquiera le recorrió el cuerpo con su mirada.
—Quiero quitarte toda esa tristeza que llevas encima, yo no te voy a pedir nada,
nadie se enterará de lo que aquí suceda, será nuestro secreto —Alecia gateó desnuda por la cama para acercarse a Luis Fernando.
El Montenegro vio la ropa de Alecia, la recogió y se la entregó
—Vístete y sal de mi habitación y espero que esto no se vuelva a repetir.
—¿Por qué? Es solo sexo, no te estoy pidiendo nada, solo disfrutar, yo sé que lo necesitas.
—Si yo necesito a una mujer voy y la busco y la hago mía y en estos momentos este no es el caso.
—María Victoria te abandonó para irse con otro, quien sabe desde cuando se acostaba con su novio de la capital, quizás hasta se acostó en tu misma cama y tú aquí sufriendo por esa zorra.
Luis Fernando agarró a Alecia del brazo sin ninguna contemplación, ella no se había vestido, pero eso a él no le importó, abrió la puerta de su recamará y la echó sin contemplaciones.
—No vuelvas a venir a esta casa, porque la próxima vez no seré tan condescendiente.
—Luis Fernando... —Alecia lo llamó, pero este ya había cerrado la puerta de un trancazo.
Fue así que entendió que no lograría absolutamente nada con el Montenegro, por lo que no tenía más opción que buscar otras alternativas, ya que al lado de Micaela no obtendría nada, ni siquiera el amor de Luis Fernando, le era más factible unirse al enemigo de esta, porque al menos de esa manera recuperaría lo que le pertenecía.
—Habla de una maldita vez —Micaela la agarró por los brazos y la zarandeó para que hablara.
—Ha pasado algo terrible... Tu hijo ha ido a buscar a esa mujer y la ha metido en la casa de tus padres.
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Entre el Amor y la Venganza
RandomUn Amor... Una Traición... Y Una Venganza... En una tierra donde no existen las leyes, ni los límites, una venganza se lleva a cabo. María Victoria ha sido traicionada por el único hombre que ha amado en su vida, aquel que convirtió su vida en un to...