20 de mayo de 2016
"De pronto, en un abrir y cerrar de ojos, llega alguien que pone tu vida de cabeza; levanta tus pies del suelo y jamás vuelves a tocar tierra firme."Era el último día de escuela, uno de esos calurosos, a principios de verano. El sol entraba por las ventanas y se podía escuchar como la brisa acariciaba las hojas de algunos árboles; el cantar de las aves que se difuminaba en la risa de los niños de primaria, que en ese momento salían al recreo.
Todo iba como de costumbre, conversaciones que se pierden entre pasillos, profesores que no querían hacer nada ya que era el último día y yo, el típico alumno demasiado aburrido para ser popular, pero no lo suficiente como para ser un marginado .
Estaba sentado al fondo de la clase, rodeado de mi grupo de amigos, se podía sentir como el ruido casi se comía mis pensamientos y de pronto, todo se detuvo. La vi pasar por la puerta, parecía un ángel recién bajado del cielo. No me cabían palabras, estaba atónito; iba acompañada de la directora, así que en ese momento me di cuenta que era una de las chicas nuevas; entraría el siguiente curso y estaban dándole un pequeño recorrido por ls instalaciones para que fuera más cómodo para ella al comenzar las clases al finalizar el verano.
"Bueno, espero te sientas cómoda, estos serán tus compañeros de clase el semestre que viene," Le dijo la directora con una amable sonrisa en su rostro.
La chica nueva solo sonrió de vuelta y pasó al salón, yo estaba estupefacto, podía caerse el mundo entero y mis ojos se seguirían posando en ella. Se sentó a mi lado y me sonrió, me sentía un tonto, no sabia que decir y casi como si me empujasen, de mi boca salió un "hola." pude notar como el calor subía por mi cara y me comenzaba a sonrojar. Pero, ¿Que era esto que sentía? Mi corazón, la aclamaba y era la primera vez que la miraba. Mi mente quería desnudarla y ver esas curvas que solo podían haber sido esculpidas por dioses.
"Es perfecta," pensé, sus ojos cafés, mirada penetrante, que atraviesa mi corazón como una daga. Piel clara con un toque bronceado, parecía besada por el sol.
Era rara, ambigua; era todo lo que siempre había deseado, pero ¿era solo deseo? Imagine miles de escenarios en mi cabeza, desnudandola lentamente, mordiéndole esos labios carnosos, sus manos suaves, delicadas como la seda acariciando mi espalda y nuestros cuerpos rozándose, transformándose en uno solo.
"Perfección," no había otra forma de definirlo.Pasaron un par de horas, traté de no mirarla pero era imposible, mis amigos comenzaron a notarlo "¿Que te gusta?" Dijo uno de ellos en manera burlesca. "Pues no
va a poder ser porque es mía," interrumpió una voz que venía justo a mi lado; era mi mejor amigo. "¿Tuya?" Me giré y lo vi sorprendido.
"Si, es mi novia, se acaba de cambiar de escuela," respondió el. Sentí como mi sangre comenzaba a hervir, estaba enojado. "¿Por que no me dijiste que tenías novia?" Pregunté, me quedo viendo y sonrió con picardía "Tranquila celosita, ella es solo una más en mi lista," dijo con un tono arrogante. Trate de parecer más calmado, no podía ponerme así, era mi mejor amigo y esta chica que acababa de conocer, pero no podía sacarla de mi mente.
¿Que le pasa? Me pregunté en mi mente, tiene a la mujer más bella del mundo a su lado.
Mientras trataba que la conversación retomara su curso natural, sonó el timbre.
Mientras bajaba las escaleras la vi, sentada en una banca y de nuevo ese sentimiento, como si tuviese alguien atrás me empujó, hacia el precipicio de lo desconocido.
"Hola," le dije esta vez con mucha más seguridad. Ella levanto la cabeza y me sonrió "Hola," respondió. "Dios mío, que hermosa voz," pensé, y un escalofrío pasó por mi nuca "¿Como te llamas?" Me senté a su lado. "Madison," me dijo, un tanto nerviosa. "Entonces, Madison ¿eres de nuevo ingreso verdad? Le pregunté, tratando de sacar conversación; no quería perder ni un segundo a su lado. "Si, vengo de una escuela católica solo para chicas, mis padres querían que tuviera más oportunidades para entrar a la universidad, así que por eso me inscribieron aquí. Esta escuela es muy reconocida, así que tengo muchas mas posibilidades de ir a la universidad que quiero." Dijo ella. Podía haberme quedado toda la vida escuchándola hablar, pero sonó el timbre, debíamos volver a clases.
Durante todo el día no pude sacarme a Madison de la cabeza, mis compañeros pensaban que algo me había sucedido, estaba demasiado callado. Varios se acercaron y me preguntaron "¿Que te pasa?" A lo que yo les respondía con un vacío "Nada."La profesora de biología dictaba las pautas para el proyecto que debíamos entregar al volver a clases. Las palabras comenzaron a mezclarse en mi cabeza, era demasiado aburrido y noté como mis ojos se comenzaban a cerrar y mi cabeza se acomodaba perfectamente en mi escritorio.
Mi mente en negro y una voz en off se escucha a lo lejos, cuando de pronto la sentí. Una mano acariciando mi cabeza desde el asiento de atrás....Continuará.....
ESTÁS LEYENDO
Historias entrelazadas
Teen FictionPequeños detalles que hacen que el destino de una persona cambie