Cap 10: El Juicio de los Demonios

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"Estas lista?"

"Claramente."

Issei no presto mucha atención a lo que la pequeña demonio que le salvó la vida estaba hablando con una de las adolescentes más hermosas y sexys que había grabado en sus memorias. Bueno, de tanto en tanto sus ojos se dirigieron en su dirección, sin embargo precisamente por lo interesante del intercambio de palabras no era.

En su lugar, su mirada se poso con curiosidad en cierto adolescente de cabello rubio. Notó su mirada dirigirse hacia la supuesta maga que acababa de llegar y realmente no necesitaba ser un genio para leer el ambiente alrededor del chico. Su cabeza levemente inclinada y su flequillo cubriendo sus ojos, junto a su postura con su torso ligeramente arqueado hacia adelante. Parecía un animal que veía una presa y se preparaba para atacar.

No estaba seguro de que causó esa reacción para que estuviese con la guardia tan alta. Haciendo memoria, recordó cierta franquicia donde el apellido Pendragon era bastante recurrente, y tras recordar una de las waifus más populares que había conocido en los últimos años y una que le ayudo más de una noche (aún si nunca lo admitirá bajo condiciones normales), sintió su rostro perder parte de su sangre.

"No me jodas que Arthur Pendragon fue real. Okey, ahora entiendo que esté en guardia... Pero, nadie más lo está... Será por algo más...?"

Pensando para sus adentros, Issei se forzó a recuperar la compostura y, cuando estaba por conseguirlo, sintió un zape directamente dentro de su cráneo y tuvo que morder su lengua para no gritar.

"No pienses ahora! Tengo preguntas que responder!"

Escuchando la voz de Luciela dentro de su mente, y viendo que ésta le dedicaba una mirada irritada desde enfrente suya, el adolescente de cabello castaño sonrió con nerviosismo mientras que asentía tímidamente.

"Aahhhhhh, lo siento. Puedes repetirte por favor Pendragon-san? No pude escucharte bien."

Dirigiendo su mirada una vez más a la maga de cabello rubio, Luciela realizó aquella pregunta en un tono que parecía tranquilo y calmado. Realmente ahora que estaba en la sala, le costaba contenerse. Le sorprendía el autocontrol de su compañero de cabello castaño, habiendo dado un pequeño vistazo a sus memorias y viendo los cuerpos de las mujeres a su alrededor desnudos en poses provocativas que hicieron inconscientemente mientras se cambiaban, le costaba no saltar sobre ellas. Su conexión con el adolescente hiper hormonado y abiertamente pervertido realmente no ayudaba.

Pero agradeció que por una vez el chico no se fijó en un par de tetas. El tema que descubrió llamó su atención y se encargaría de revisar el tema cuando pudiese.

"Claro, no se preocupe Luciela-san. En resumen, usaré un conjuro que impedirá que diga mentiras. Si intenta mentir no podrá hablar, y si intenta esconder información, dejará que la misma salga sin poder detenerse hasta que suelte todo lo que sepa respecto al tema. El conjuro es algo complejo así que, por favor, no se resista. Si lo hace podría terminar con efectos secundarios que podrían variar desde perdida de memoria hasta el coma o la muerte cerebral, y preferiría no meterme en problemas con el inframundo. En caso de que el conjuro sea declarado insuficiente procederemos con un conjuro que ayudará a poder ver sus recuerdos, pero esto es poco probable, así que no se preocupe. Se entendió?"

La demonio de cabello blanquecino dedico una mirada seca a la maga frente a ella. Viendo su sonrisa pequeña y algo nerviosa, se hizo una idea de que vio de primera mano lo que pasaba si uno se resistía y no quería más problemas. Dejando escapar un suspiro, asintió lentamente antes de sentarse en el suelo, cruzando una de sus piernas sobre la otra. Luego, dejo caer su espalda y apoyó una de sus manos en el suelo para usar su brazo como punto de apoyo mientras apoyaba su mano libre sobre uno de sus muslos, empezando a tamborilear suavemente el mismo.

La Reina Demonio y su Dragón EmperadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora