【 C A P Í T U L O C I N C O 】
❝ Que me doblegue ésta ❞
Fay abrió el portal exactamente un minuto después y sacudió su mano con timidez. Pude ver perfectamente al Camilo del otro lado, en los sillones de terciopelo color vino, siendo vendado por mi mamá mientras se tomaba una piscola. Tcha, piola.
—¡Yujuu! —Selena llamó a sus hombres—. ¿Los molesto, señores?
Varios elfos y semiberserkers entrenados tomaron a los arcontes y los llevaron donde Selena les indicaba. Yo solo me metí al portal y crucé hacia la oficina-sala-cuarto-de-diversión de Selena y me acerqué a mi mamá para sentir confort luego de haber estado en un lugar tan sangrado como el Nirvana. Me sentía sucia. Peor que las veces en las que la obāchan me llevó a misa y tuve que aceptar la ostia y soportar que sus «amigas» me chulearan descaradamente mientras me desaprobaran con la mirada.
Lo sé, señoras de misas, mi aura es demasiado oscura para los humanos, ¿por qué cree que no tengo amigos? ¡Los espanto!
—¿Estás bien? —me preguntó mi mamá, rodeándome la muñeca con su mano para sentir marcarme y sentir mi pulso. Eso, de hecho, me hacía sentir mucho mejor. Anoten. Los olores. Oler a mi familia. Sus esencias. Soy como un perrito, me siento mejor una vez los olores de mi familia me rodean, mejor aún si los tengo sobre mí, así que ellos sabían que una o dos veces al mes me tengo que revolcar en ellos como lo haría un gato o un perro—. ¿Por qué estás vestida así?
Recordé que mis cosas seguían en el Nirvana y maldije. Tampoco había ido con muchas cosas, mi pijama de ositos y la navaja que siempre ando trayendo en mi tobillo... tengo que recuperarla.
—Eh, larga historia... pero antes, pregunta, porque ando curiosa: ¿ustedes le pidieron a Selena que explotara parte del cielo?
Mi mamá abrió un poco los ojos.
—No... —luego torció la cabeza y gritó—: ¡Selena! ¿Cómo piensas ocultar tu esencia de ahí? ¡Te rastrearán! ¡Rastrearán a los niños! ¡Por Dios!
—¡Tú confía, bizcochito, yo sé lo que hago!
—Yo les dije, algún día ella nos va a matar a todos —jadeó el Camilo, tomando otro trago como si la weá fuera agua—. Si creíamos que las brujas que nos van a cazar y matar eran un problema, sumémosles ángeles enojados, posiblemente asesinos y guerreros que ya casi me arrancaron la cabeza. Yupiii.
—Andái arenoso. —le dije.
—No ando, soy arenoso.
—Perdón por haberlos puesto en peligro, ¿ya? ¿Eso querías escuchar?
—¿Tu ego dolido? Sí, pero eso no borra el hecho de que ahora usemos estas cosas. —y levantó una pulsera gelatinosa rosada rodeando su muñeca. Era como la mascota Morph, de El Planeta del Tesoro, solo que, bueno, en formato pulsera.
—¿Y eso es...?
—Uno de los inventos de Selena, también tiene uno pa' vo, pa' que te quedí quieta.
—No pienso ponerme eso.
—Si yo me lo puse, ¡tú también! ¡No voy a ser el único que le arruine el outfit esta mierda!
—Ya oh, perdón por todo lo que he hecho. Te amo, weón —y toda enojá, le di un fuerte beso en la cabeza—, pero no me voy a poner eso.
ESTÁS LEYENDO
Descendientes de sangre, tormenta y espina. | SAGA ULTRAMUNDO - 1 |
FantasyIsidora es una adolescente normal... bueno, casi. Es una mestiza, mitad humana y mitad demonio, desordenada, malhablada y un completo cero a la izquierda a la hora de tratar de nivelar su vida humana y su vida ultramundana. Por no decir que es un as...