CUANDO SE FIJA EN TI

127 13 0
                                    

Era domingo por la mañana así que no había mucho que hacer, simplemente seguir la rutina:

Despertar a las cinco, vestir con deportivos y una sudadera al azar, llegar al kiosco de malteadas en al parque y esperar a que ella hiciera presencia por el puente del este y luego correr con el resto del grupo; pero siempre al final para que al terminar pudiera alejarse sin llamar la atención.

Pero ese domingo no llego con el grupo de corredores y aunque detestaba cruzar palabras con cualquier ser viviente tomó la iniciativa de acercarse a una mujer mayor para preguntar por ella.

—Oh, Hinata-chan. Espero que haya aceptado el consejo y fuera a la cita.

Él levantó las cejas muy, muy ligeramente mientras otra mujer, más joven, se acercaba a chismorrear.

—Kamil-san. Me pareció escuchar sobre Hinata-san. —la mujer mayor sonrió y le preguntó si sabía de ella. La muchacha sin descaro le dio una ojeada a Sasuke de pies a cabeza y sonrió con picardía. — ¿Te gusta, verdad?

Sasuke permaneció inmutable cual iceberg.

—Pues si no escuché mal. El domingo pasado Hinata-san le dijo a Ino que quizá sí aceptaría la cita con el papacito de Otsutsuki-sama.

Inconscientemente apretó la mandíbula y con media vuelta pegada a los talones salió corriendo rumbo al edificio donde trabajaba.

— ¿Sasuke? ¿No es tu día libre?

—Olvidé algo en mi casillero.

El hombre robusto dio una risotada rasposa.

—Eso no es común en ti, muchacho. Enamorado, tal vez eh.

Sin prestarle más atención entró y rebuscó en su casillero para no llamar la atención. Sacó de allí un frasco que envolvió entre camisas sucias y luego llegó donde el guardia de cámaras a quien con palabras suaves convenció de ir a tomar un café mientras él se quedaba a mirar los monitores.

Con un par de códigos aquí y allá accedió a la cámara del piso 17 donde ella reside. Justo allí, a las 8h53 de la mañana ella entraba en el ascensor vestida de manera peculiar con una blusa de flores, una falda de color pastel y un abrigo amplio. Su cabello lo había recogido con un broche y no podía lucir más hermosa o podría pasar por un ser divino fuera de este mundo.

Con otro tecleo rápido descubrió que su chofer la recogió a las 9 horas y 7 minutos.

Chasqueó la lengua por el ácido que corroía su estómago al no saber donde pudo haber ido.

.

No se sentía tan nerviosa desde hace años. Parecía que en cualquier momento el estómago expulsaría flores y mariposas.

No es que sintiera algo por el joven Toneri, pero luego de varios coqueteos sutiles, y no tan sutiles en la última reunión, no podía estar tranquila al saber que vería a alguien que tenía interés por ella.

Gaara cerró la puerta y el sonido la trajo de vuelta a la realidad con el bullicio de las calles a su alrededor.

— ¿Se encuentra bien, Hinata-san?

Ella parpadeó un momento y aclaró la garganta antes de mirar a Gaara a los ojos.

—Eh... Sí, creo que sí. —dijo en un arrítmico tono de voz impropio de su calmada actitud en los negocios. Ella dio un vistazo a la entrada del cine antes de volver a mirar a Gaara. —Llevo un, eh, un largo tiempo sin tener una cita y, pues, bueno... No sé si mi atuendo es apropiado, o sobre qué deba platicar... Supongo que son nervios.

Ella dejó escapar una risilla tímida y acomodó un mechón de cabello tras la oreja.

—Si tuviera una cita con usted también me sentiría nervioso.

Paso a paso: Que alguien se fije en ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora