Glimpse of us [Jintae/Taejin]

xviii

Había una alarma detrás de la cabeza de Seokjin: apártate, apártate, quítalo de tu lado.

Pero decidió omitirla, como la alarma que ponía todos los días para despertar e ir al jodido trabajo del centro médico donde le gritaban cada vez que llamaba para cancelar una cita, o cobrar los impuestos de atraso a los clientes.

Los brazos de Taehyung se sentían tan cálidos alrededor de su cintura, y la nariz del mayor estaba enterrada en su cuello, inhalando profundamente el aroma natural de Seokjin. Jin, mientras sorbía líquido de su nariz, se permitió hacer eso mismo, se permitió volver a inmiscuirse en todo lo que lo había enamorado del azabache, antiguamente castaño. Sus manos fueron a la espalda de Taehyung, recorriendo sus omóplatos y bajando hasta su cintura, trazando la piel, imaginándose esa increíble espalda mientras daba rienda suelta a todas las emociones.

Taehyung jadeó, en su cuello.

Seokjin bajó su cabeza, y olió su cabello. Cuando eran adolescentes, Taehyung utilizaba un shampoo y una crema para sus increíbles ondas que olía a chocolate con coco. Seokjin la amaba, aunque una vez se pidió esa mezcla en una heladería y terminó con dolor de estómago por casi una semana, pero el olor (no así su sabor) eran el sinónimo del hombre que amaba. Ahora Taehyung olía diferente. Algo parecido a menta, con un toque de hombría que no lograba diferenciar.

Seguramente era alguna colonia costosa que él jamás podría siquiera entrar a la tienda en donde las vendían, pero en el fondo Jin sabía que era el mismo hombre que le pertenecía.

Su mano subió desde su cintura hasta su cabello ondulado, y siguió la curva de una con su dedo, separándose lo suficiente para poder observarlo a través de sus ojos llenos de lágrimas.

Taehyung estaba llorando también y se veía hermoso.

—Lo siento mucho. —susurró el millonario, separándose unos centímetros de Seokjin y dejando al menor con un frío polar recorriendo su cuerpo.

Se sentía a la deriva.

—Ne-necesito que me cuentes to-todo. —hipó. —Lo merezco.

El muchacho asistió. —¿Qué quieres saber?

—Todo.

Luego de unos momentos en silencio, comenzó.

—Bogum era mi compañero en el instituto. Estuvo unas cuántas veces en la casa, y sus padres habían hablado con mi familia en alguna oportunidad. No sé cómo fue que el padre de Bogum llegó a la verdad de Jungkook, pero cuando le dijo a mi tío... al padre de Jungkook que sabía la verdad, le ofreció un trato: o le daba la mitad de las acciones de su empresa, o le aseguraba el futuro a la suya propia. No sé cómo fue que terminaron arreglando el matrimonio, pero al parecer fue mucho antes de que se enterara de... nosotros. —suspiró, y ambos fueron transportados a un pasado que compartían, un pasado que para ambos era más feliz que el presente. Brillos del amor que tenían por el otro floreció en ese momento, recordando las risas, las salidas a escondidas, la manera en la que Seokjin se infiltraba en la cama de Taehyung y lo hacía suyo, la manera en la que se enamoraron perdidamente compartiendo la misma casa. —Creo que un empleado de los Park le dijo a papá, papá le dijo a Daehoo y así sucesivamente. Mi tío puso un grito en el cielo, porque el padre de Bogum lo amenazó en ese momento. Así que me amenazó: me dijo que tu madre estaba enferma de cáncer, que el tratamiento era muy costoso y que él te lo iba a pagar solo si aceptaba alejarme de ti y contraer matrimonio con Bogum.

Obviamente no le hice caso. —siguió hablando Taehyung, hundido en los recuerdos. —No creí que fuese capaz de hacer algo así, ni menos que mi padre lo iba a permitir. Pero esa misma semana, entré a escondidas a la habitación de tu madre. —Jungkook y Seokjin habían compartido la misma habitación en la gran mansión, mientras su madre tenía una aparte, al fondo del pasillo. Ahora entendía por qué, y no quería darle una segunda vuelta a la razón por la cual era la única persona de la servidumbre que tenía una habitación para sí misma. —Ella... Ella tenía los exámenes, allí tirados en su cama como si no le preocupara que ustedes lo encontraran. Siempre fueron muy... muy respetuosos con su espacio, así que lo entiendo, y cuando vi que era real, que tu madre estaba muriéndose, supe que tenía que hacer algo.