[ cuarenta y ocho ]

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-Se perfectamente en donde estás metido, y tienes exactamente dos horas para estar en mi casa. Y te quiero solo... deja a tu "acompañante" en donde se te plazca, pero no vengas con ella. ¿Entendiste?- me dijo.

Me tensé al instante de escuchar su maldita voz. ¿Cómo demonios se había enterado de que ho estaba aquí? ¿Acaso el infeliz estaba siguiendome o algo por el estilo?,

-Mal nacido- musité.

-Y más te vale que me hagas caso o ya verás- dijo y colgó.

Apreté con fuerza el celular que estaba en mi mano. Cerré los ojos y traté de estar calmado, pero se me estaba haciendo imposible. Sentí una suave mano apoyarse en mi hombro, me giré a verla, y era ella, Betty- ¿Qué sucede?- me pregunto preocupada. Solté un suspiro y acaricié su mejilla.

-Debemos irnos- dije y bajé mimando para acariciar sus labios.

-¿Por qué?- dijo confundida.

-No puedo explicártelo ahora, solo sé que debemos irnos, cariño- me acerqué a ella y la besé cortarmente.
Volvimos los pasos hacia donde estaban mi madre y JB. Ambos me miraron con cara de preocupación.

-Lo siento mamá, pero tenemos que irnos- le dije. Ella se acercó a mí y me acarició el rostro.

-Tu padre, ¿verdad?- susurró por lo bajo. La miré fijo a los ojos.

-Él sabe dónde estoy- le contesté. Ella sonrió levemente, se acercó más a mí y me abrazó.

-Él ya no puede hacerme nada, Jugh... que sus tontas amenazas ya no te controlen, cualquier cosa que él te diga es mentira. Perdió control sobre mí hace exactamente un año- me calmó y con cuidado la alejé de mí para mirarla a los ojos.

-Entonces ¿ya no... no hay peligro?- preguntó con algo de duda.

-No, ya no hay peligro. Pero sé cómo es, así que ve... y hazle saber que ya no le tienes miedo, pero por favor no pierdas el control, Jughead, es tu padre- me pidió.
Asentí y besó mi mejilla para luego alejarse completamente.

-Más tarde, cuando todo esté arreglado voy a llamarte- le dije a mi madre.

-Esperaré ese llamado ansiosamente, hijo- dijo ella.
Los tres nos acompañaron hasta la puerta. Jelly Bean no tenía esa sonrisa que tenía cuando llegamos.

-¿Qué pasa, enana?- le pregunté agachándome hasta quedar a su altura.

-Yo no quiero que se vayan- me dijo sin dejar de mirar el suelo. Levanté su rostro con una mano e hice que me mirara.

-Prometo que nos veremos otra vez. Eres mi hermanita y prometo que voy a cumplir bien mi rol de hermano mayor- le dije. Ella me sonrió y luego miró a Betty.

-Tú también cumplirás bien tu rol de cuñada ¿verdad?- le dijo. Betty la miró asombrada.

-¿Qué es eso de rol de cuñada?- la regañó mi madre- ¿Dónde has sacado eso?

-Lo vi en una telenovela, en casa de la abuela Emma- se defendió ella.
Todos reímos divertidos y salimos fuera de la casa. Caminamos hasta el auto de Betty y nos giramos a verlos.

-Prometo mamá, que esto pronto va a acabar- le dije. Ella me sonrió.

-Lo sé, mi amor, cuídense. Adiós, Betty, y gracias por traerme de nuevo a mi bebé- le dijo. Está sonrió.

-Gracias a usted, por haberlo traído al mundo- le dijo ella, entonces la miré algo sorprendido. Ella me miró y al instante se dio cuenta de que eso le salió sin permiso de la boca, se sonrojo de sobremanera y apartó la vista de mí.

Peligrosa Obsesión| Bughead Donde viven las historias. Descúbrelo ahora