"He did it"

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Jamás había llegado a borrar esa conversación de mi mente y por más que lo intentara no podía recordar cómo me había colado a la habitación de Marinette en plena madrugada

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Jamás había llegado a borrar esa conversación de mi mente y por más que lo intentara no podía recordar cómo me había colado a la habitación de Marinette en plena madrugada.

Estaba bloqueado, pero de todas formas podía percibir todo a mi alrededor y entender lo que estaba pasando. Mis ojos hablaban y yo no había abierto la boca. Sentí mis lagrimas silenciosas sobre mis mejillas mientras mi rostro parecía imperturbable. Mi barbilla estaba en lo alto, apretaba la boca para evitar soltar todo lo que vi, pero lloraba, me lamentaba sin parar aunque ningún otro gesto indicara tristeza. No parecía dolido ni muerto; es más, no estaba ni cerca de decir que estaba hundiéndome. Era todo lo contrario. En ese entonces me atreví a pensar que me habían quitado la venda de los ojos para entender que la familia también lastima. Que el mundo no es perfecto. Que no todo lo que das recibes. Y que debes entenderlo para salir adelante.

Era un contraste caótico lleno de todas las emociones que estaban entremezclándose con el pasar de los segundos.

Mírame me ordeno la única persona que me acompañaba en esos momentos de agonía―. Félix, por favor, mírame.

Estaba sobre la cama de ella sin saber muy bien por qué. De estar escondido en las escaleras de mi hogar pasé a estar entre unas sábanas rosas con la mejor compañía que pude desear. Cada quien estaba en un extremo y cuando la cordura regresó a mi supe que Marinette sería la única que me creería al contarle todo lo que vi.

Casi por arte de magia lo hizo, pero no por las razones que creí. De reojo noté como levantó su mano hacia mi mejilla para inclinar mi cabeza hacia ella. Dejé de ver un punto muerto y me centré en sus ojos azules que no tardaron en enredarse con los míos.

Jamás hubiera imaginado que la vida se trataba de un círculo o una ruleta, y mucho menos que ambos hubiéramos ocupado el mismo lugar en ella.

Su mirada se ensombreció cuando notó la diferencia de mis facciones y yo seguí llorando. Sus pulgares limpiaron algunas de mis lágrimas con demasiada precaución.

Ella lo había entendido. Marinette pudo empatizar conmigo sin necesidad de fingir y creo que por esa razón me aferre aún más a su consuelo.

Ambos nos entendíamos, éramos los mismos personajes de dos historias diferentes que habían tenido el mismo final: los únicos testigos de dos asesinatos, los que sobrevivieron, los que callaron al ver como su familia era masacrada por alguien que los acuchilló por la espalda y los que, según, estaban destinados a llevarse la verdad a la tumba.

Pero no estaba dispuesto a cumplir esa parte de mi papel.

Él lo hizo, pero simplemente no puedo probarlo susurré sin saber cómo mi voz había sonado tan serena y oscura al mismo tiempo. Ella guardó silencio y me observó con detenimiento a la par de que bajó su mano e inclinó su cabeza para animarme a continuar―. Marinette, te prometo que algún día nos vengaremos. Él se arrepentirá por haberse olvidado de nosotros.

No body, no crime // MLB.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora