Capítulo seis.
Parte dos.
||Dedicación: CatalinaAmpuero5 Ale_carvalho ||
Narrador omnisciente.
Santa pepita de oro de la hermosa y bella espada con la que te mataré, Cristel. Fue en lo único que pudo pensar Hera.
La joven reina de oscuros cabellos retrocedió un par de pasos atrás cuando al menos dos hombres se lanzaron sobre el pobre de Zeth. El macho de ojos claros elevó su espada con rapidez para detener al menos un espadazo y moverse con prisa para esquivar a otro. Mientras tanto, la generala de guerra, tan admirada por muchos, ahora tenía que pelear contra los soldados que ella misma asignó para cuidar el castillo, aquellos traidores que ahora morirían por su mano. Y aunque Hera pensó que no lo haría, Cristel meneó su cabeza, moviendo su oscura cabellera en una trenza hacia atrás, dejándole la vista totalmente descubierta. Como en una cámara lenta, ella elevó sus brazos sobre su cabeza con la espada entre manos, soltando un gruñido de guerra aterrador que hizo temblar a los otros dos hombres que iban contra ella. De un movimiento rápido, la mujer deslizó sin piedad su espada por el cuello del primer soldado que la atacó, logrando que la sangre comenzara a salir a borbotones de su garganta degollada. Al caer al suelo siguió con el segundo, esquivando con precisión un espadazo y pateando al brazo del hombre que intentaba volver a elevar su arma, fallando con prisa y muriendo de inmediato al ser apuñalado.
Zeth y Cristel luchaban sin parar. Matando, derribando, alejando, protegiendo a su reina.
Y Hera se sentía inútil e inservible allí.
Las demás entradas al salón real comenzaron a sonar, donde se dió a entender que había más gente queriendo pasar al lugar. Y cuando menos se lo esperaron, una de esas entradas sonó de manera estruendosa. Hera apretó la daga en su mano, aferrándose a ella como si de alguna manera ese pedazo de madera con metal la salvara, los salvara a todos de una manera que ella no puede ahora. No como antes. Estuvo atenta a aquellas puertas que sonaron y esperó a que se abrieran, sólo para soltar un suspiro cuando su hermano y Myles cruzaron esa puerta. Ambos hombres, confidentes más cercanos a la reina, desenfundaron sus espadas e inmediatamente corrieron en su protección.
Zeth deslizó por un momento su mirada hacia un costado, observando a Myles y Hades correr hacia ellos y aquellas puertas abiertas. Devolvió su vista al frente y siguió luchando. Al momento que tuvo un segundo, se volteó un poco para hablarle a Hera, quién lo miró con los ojos oscuros completamente llenos de terror, algo raro en la hermosa chica.
—Vete —le ordenó Zeth, y no como guardia personal, sino como alguien que sabía lo que sucedería si Hera moría.
Y no tenía nada que ver con el futuro del pueblo.
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Mayor Verdad © [TERMINADA]
FantasySegundo libro de una bilogía [Bilogía Contradicciones]. Una reina, una asesina a sueldo y una mujer furiosa. Hera Zabat. Era hora de que la asesina a sueldo lama sus heridas dentro del castillo de Arce, donde la familia real ya no existía. Pero lo...