Capítulo 68

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COMENTARIO ESTRELLA (27/06/2022): joeliiblue Ya no se que onda con todo esto, me da miedo seguir leyendo y creo que voy a sufrir mucho 😓😓😓

Capítulo 68| Necesitar.

Se supone que con el pasar de los días, la sensación de ahogo debería sosegar. Que ya no debería extrañarlo, o pensarlo tan a menudo. Ni arder de tal forma que a veces solo quería gritar, pero nada de eso pasó. El sábado, un día antes de que se cumplieran tres semanas sin  haberme atrevido a hablar con Ashton, me dije a mí misma que si no lo hacía esa noche, en la fiesta de Daymond, ya no tendría derecho, siquiera, a querer intentarlo. 

Annaí rió desde el sofá de la sala de la casa de Day, mientras terminaba de engullir una manzana y lo observaba pelearse con las extensiones de cables para poder conectar las bocinas que traerían algunos chicos, en toda la casa. 

—Se supone que están aquí para ayudarme —se quejó este sin mirarnos. Yo me dediqué a cerrar el chat de Ashton en mi móvil y concentrarme en otra cosa. 

—Yo te voy a ayudar, amor de mi vida —solté llegando a su lado y le arrebate los cables enredados. 

Bufó de pie y le lanzó una mirada de súplica a An. 

Ella negó con el centro de la manzana entre sus dedos. Traía las uñas de un verde agua, que combinaba con el vestido que eligió ponerse ese día, a pesar de que la temperatura había descendido. El pelo rubio le caía sobre los hombros y una linda diadema de color negro, combinada con sus sandalias bajas, se lo sostenía hacia atrás. 

—Está bien, iré a comprar lo que necesites. Pero dame dinero —confirmó tras un suspiro y las peticiones constantes de Daymond. 

Minutos después abandonó la casa y solo quedamos nosotros dos. Terminamos de arreglar lo necesario, acomodamos las mesas de la cocina y sala juntas, guardamos todo lo de valor en la recámara de los padres de Day, y cuando quise hacer palomitas para recuperar energías me arrebató la bolsa y corrió de la cocina. 

Me dejé caer en el sofá que antes había estado An de mala manera. Quizás no era buena cocinera, pero no era una inútil como para quemar unas palomitas que iban al microondas. Bueno, me pasó en una ocasión, pero fue la primera que las hice. Cualquiera puede fallar. No volví a intentarlo. 

Cuando el tintineo del aparatejo indicó que las palomitas estaban listas, me acomodé mejor y sonreí a la puerta de la cocina, pero la vibración de algo bajo mi trasero llamó mi atención. 

El móvil de Annaí llevaba la pantalla encendida, con una foto de nosotros tres de fondo. Una que nos sacamos en el campamento, y entre las cinco notificaciones, había una de un mensaje. 

Alvin. 

No fue eso lo que me sorprendió, ya sabía que hablaban, de nuevo. Lo que llamó mi atención era lo que este decía.

«¿Me estás ignorando? Sabes que no puedes»

Sin dudarlo, y ya de mal humor, deslicé el dedo por la pantalla y marqué el patrón para desbloquear el móvil. Sabía el de ella y Daymond, así como ellos el mío y Day el nuestro. 

Fruncí el ceño al notar que me marcaba como incorrecto, y cuando lo hice dos veces más y siguió sin desbloquearse, la ansiedad aumentó. Annaí había cambiado la contraseña y no nos había dicho. Evidentemente no quería que entremos a su teléfono. Algo escondía, y Alvin, seguro tenía algo qe ver. 

Daymond ingresó a la sala con una fuente rosa a rebosar de palomitas y se sentó a mi lado sin percatarse de lo que sucedía. Mire la puerta de la calle y luego a él un par de veces antes de lanzarle el celular de An sobre las piernas y hablar: 

La consejera sexual de Ashton| EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora