XXXIV. Herencia.

1.4K 143 91
                                    

Dos semanas después, Jungkook tomó la baja por paternidad.

Y la oficina era muy aburrida sin él, pero podían irse a comer y cenar juntos cuántos días quisieran, entonces no era tan malo.

Claro que eso significaba que otro mes había pasado y estaban más cerca de octubre cada día más y más.

Taehyung no quería pensar en eso, no quería verificar en el calendario a qué día estaban ni cuánto tiempo le faltaba para que su matrimonio acabara.

Con el verano, llegaron las lluvias, y con las lluvias, los tifones. La editorial se volvió un caos cuando dieron el anuncio que en unos días llegaría un tifón de duración máxima entre 4 a 5 días, justo en días finales de entrega de manuscritos, fecha límite para mandar a imprenta y revistas los trabajos del segundo trimestre del año.

Tuvieron que apurar el trabajo a una semana antes y todos hicieron horas extras, incluso Jungkook ayudó a distancia para acabar los últimos manuscritos y fechas límites de artículos y reseñas. Fueron cuatro días de estrés para todos, Taehyung y Jimin apenas dormían cinco o cuatro horas al llegar a su departamento. Pero lo lograron justo dos días antes que el tifón tocara tierra en Corea del Sur.

—No son vacaciones, pero se sienten como vacaciones —dijo Taehyung cuando despertaron al tercer día del tifón hasta casi la una de la tarde y se quedaron un rato más en la cama solamente escuchando la lluvia caer y enredados en los brazos ajenos.

Jimin se rió y besó la punta de su nariz, justo donde estaba ese lunar adorable que tanto le atraía la atención a Jimin todo el tiempo.

—Pero aún tenemos trabajo que terminar, mi cielo. Debemos levantarnos ya.

Taehyung hizo un puchero adorable con sus labios y escondió el rostro en el cuello del Alfa, inhalando el olor tan fuerte y puro de petricor y hierbabuena. Cuando Jimin acababa de despertar, es cuando su esencia más fuerte estaba.

—Cinco minutos más —gimoteó como niño pequeño, pero funcionó. Jimin se limitó a acomodarse para que quedara encima de su pecho sin mover el rostro de su escondite, y acarició con cuidado su espalda en círculos con la punta de sus dedos.

Ay, diosa, que esto nunca termine, por favor, fue incapaz de no pensar Taehyung con una punzada rara en su pecho. Se abrazó más a Jimin y suspiró.

Esos días fueron un descanso antes del estrés que continuó en el trabajo para ambos. Taehyung veía con desesperanza cómo julio acabó y agosto entró en toda su calurosa gloria.

El juicio contra Ro See-wan estaba llegando a su fin después de semanas de incertidumbre y en unos días debería ser la sesión final para esclarecer el castigo de la Alfa. Jimin y Taehyung no veían la hora para que esto se acabara y siguieran con su vida y su trabajo como siempre.

No había sido tan grande el impacto negativo a la editorial tras anunciar que despidieron a la Alfa por acosar a Taehyung, el esposo del presidente y dueño de Serendipity Editoriales, pero sí atrajo mucho la atención sobre cómo los Omegas eran menospreciados en el ámbito empresarial y cómo muy pocas empresa, como SE, se ponían del lado del Omega y lo protegían de actos discriminatorios y de acoso sexual.

Taehyung veía cómo incluso sus artículos de la brecha salarial para los Omegas estaban siendo tomados como ejemplo de la forma en que SE defendía a sus trabajadores Omegas.

—Terminaron siendo bastante benéficos tus artículos, mi cielo —le dijo Jimin cuando ambos leían la noticia de cómo SE era ejemplo digno de seguir ante el trato y protección a sus trabajadores Omegas.

—Siempre pensé que harían un cambio pero no me imaginé que sería por este motivo —admitió algo triste Taehyung—. Pero supongo que la mejor manera de tratar estos temas es sin temor ni tabú. Ya vimos que no funciona de nada el anonimato o "crecer" de la experiencia.

A (Un) Married StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora