La vida de color amarillo

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La vida de color amarillo

A veces me pregunto ¿qué será de mi vida?, ¿qué rumbo y destino me llevará los días que pasan y pasan sin detenerse en algún momento?. El miedo me invade como los libros a los intelectuales. Tengo miedo de no cumplir el propósito por el cual fue enviado a la tierra. O es que no fui enviado a nada, sólo a robar el oxigeno que las plantas nos dan gracias a la fotosíntesis.

En ocasiones me gustaría ver las calles del color amarillo como en la película "Amelié", donde todo lo que ella anhelaba era encontrar el amor. De esa manera todo sería más fácil, sólo tener que preocuparse por un motivo. Estoy a punto de cumplir 20 años y al acostarme cada noche en la cama donde hace 15 años era muy feliz, pues todas las noches mi mamá me contaba un cuento, y al cerrar mis ojos, sentía su mirada sobre mí. La esencia de su mirada me hacía sentir el niño más seguro del mundo.

No había mostros, no existían fantasmas, ya que al estar ella al lado mío era la persona más segura del mundo. Hoy al cerrar los ojos, no puedo recordar con exactitud esa sensación de seguridad. Puedo ver los monstros, los fantasmas, mis miedos. Esas inseguridades que el mismo mundo me ha provocado, el estar día a día compitiendo para ser el mejor. Las redes sociales se han hecho la peor droga para muchos. Hay de drogas a drogas, la marihuana te la sensación de tranquilidad y paz. Los ácidos te hacen volar. La cocaína es una máquina de rápido y furioso para el cuerpo; pero las redes sociales son adictivas, al grado de ocasionarte una presión social y querer vivir 10 metros bajo tierra.

La gente actualmente somos muy competitivos, egoístas y ambiciosos. Cada vez queremos más y más. ¿Por qué no todos podemos ver el mundo de color amarillo? ¿Por qué al despertar no lo hacemos con una sonrisa? ¿Por qué no querer ayudar a todos para que se cumplan sus sueños? Es una carrera de máxima competencia, el quién tiene más y quién tiene menos.

Uno de los peores sentimientos que pueda existir es la envidia, sí, esa palabra que el 80 por ciento del mundo siente cada vez que se encuentra con una persona mejor que ellos. Esa envidia que sentimos cuando alguien logra lo que nosotros quisimos hacer, y es que, aunque luchemos contra eso, es algo por naturaleza que se hace notar en nuestro cuerpo. Si no existiera los de arriba y los de abajo, la mayoría fuéramos felices con lo que tenemos.

¿Y si mejor nos dedicamos a realizar nuestros sueños sin compararnos con nadie? Sin importar el qué dirán o qué pesaran. Debemos de vivir en un estado parecido cuando vas en el tráfico y en la radio comienza a sonar tu canción favorita. En ese momento podemos darnos cuenta que en un momento de tensión y presión podemos ser felices, si sabemos controlarnos y descubrimos como cantar y sonreír cada vez que algo mal nos pasa.

La vida se nos he prestado por unos días, semanas, meses o años, así que debemos de saberla disfrutar al máximo, exprimir nuestras emociones como un exprimidor a una naranja. Aprender a escuchar lo que otros no pueden. Escuchar el silencio en una multitud. Ver la luz en la oscuridad. Sonreír en un momento de angustia, ver la vida como una película. Rodar cada día muchas escenas, actuar, reír, llorar, enamorarte, enojarte, gritar, girar. Hacer todo lo que quisiste venir hacer, que tus sueños no se queden en un pude haberlo hecho, si no es un quise y lo hice.

Y es que en la vida habrá muchos obstáculos. Muchas personas que nos dirán que no. Caída que serán difíciles de levarnos. Cerros enormes que escalar; pero eso no debe impedirnos el hacer lo que deseamos.

En unas semanas cumplo 21 años, y veo que muchas personas a mi edad ya están comenzando a realizar sus sueños, mientras yo veo la vida de color amarillo. Muchos amigos y conocidos están recibiendo a ese bebé que fue fruto de amor de varios años y fruto de una noche de alcohol y un condón de más de cinco años. Hay que saber esperar, pero siempre ser constante en lo que deseas.

Todo tiene su tiempo dice mi abuelita de 85 años, mucho adolescentes mueren por su primera vez, no dándose cuenta que hay muchas otras cosas que tiene que hacer a su edad. Alguna vez un amigo que tiene 23 años me confesó que seguía siendo virgen, automáticamente pensé que era un tipo de extraterrestre, pero al analizarlo bien, fue lo mejor que estaba haciendo. Estaba cumpliendo sus sueños, esas desveladas que noche tras noche pasaba estaban dando frutos, estaba comenzando ver la vida de color amarillo; pero ya con sus sueños tomados de la mano.

Hay que saber aprender a llevar una vida tranquila, relajada. No son carreras, tampoco se trata de quién es mejor, o de quién tiene más. Se trata de ser feliz, aún queriendo ser algo que quizá no te dará el sueldo de un político; pero si te dará una vida muy feliz, llena de metas cumplidas, a lado del amor de tu vida, de hijos, de música, de sueños........Y una sonrisa que durará toda la vida.

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⏰ Última actualización: Apr 27, 2015 ⏰

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