Prólogo.

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Soy un hombre intrépido, valiente, fuerte, respetable, no le temo a nada ni a nadie y tengo un ego nivel Dios. Pertenezco a una familia adinerada y temida, crecí en medio de balas, bombas y ataques y puedo asegurar que eso se convierte en una completa mierda, pero no me arrepiento soy el gran y respetado "Marck Volkova" el único heredero de la familia Volkova y el hombre más codiciado y adinerado del mundo entero.

Mi valentía es enorme, no existe una persona capaz de hacerme temer y eso es lo mejor del mundo, saber que tu generas miedo, más no te generan miedo.

Saber que tu tienes el poder, que tu eres más, que eres el mejor, que nadie es tu, porque tu eres único.

Las canciones juveniles resuenan en el bar y no me molesta en lo absoluto, tengo 38 años y me gusta pasarla bien.

Una rubia se acerca a mi con un cóctel en la mano, su figura es malditamente espectacular, ella es el tipo de mujer que te vuelve loco desde el primer instante.

Me sonríe con coquetería y le devuelvo la sonrisa, un vacile de vez en cuando no viene mal.

- Acercate - le pido cuando la observo dudar. - No seas tímida.

Ella lo hace gustosa tomando asiento a mi lado.

- No soy tímida - me informa jugueteando con un mechon de su rubio cabello.

- Ya veremos - la molesto bebiendo de mi copa, ella presta atención a todos mis movimiento hipnotizada y no la culpo, los Volkova tenemos ese poder.

Ubica su brazo sobre la mesa mientras golpea esta con coquetería, es buena coqueteando y no parece ser el tipo de chica que tiene miedo a pasar la noche en cama de un desconocido, me gusta, es justo lo que necesito en este momento.

- ¿Y que hace un hombre tan apuesto aquí solito? - indaga sin borrar su sonrisa.

Le sonrío y no respondo, al contrario, me pongo de pie para detallarla mejor.

El cabello rubio le cae en capaz cubriendo sus hombros, el escote le queda de maravilla y el vestido pegado le queda como una segunda piel.

Tomo su mentón con mi mano para hablarle lo más cerca posible, casi juntando nuestros labios.

- ¿Que hace un mujer tan guapa así de solita? - continúo con su jueguito inicial.

- Estoy en busca de un hombre apuesto que quiera divertirse sin compromisos esta noche.

Sonrío, es justo lo que necesito.

Estoy a punto de sellar nuestros labios con un beso, cuando la mano de alguien toca mi hombro.

Me volteó al instante observando a Luka mi hombre de confianza.

- Disculpe la interrupción señor - toma mi hombro y me hace una señal para hablar a solas. - Pero su hija lo. está mirando - sigo su mirada encontrandome con la mirada gris de mi hija y más bella creación, quien me mira enfadada, su mirada gris se oscurece cuando detalla a la mujer que tengo a mi lado.

Elizabeth.

Mi hija es idéntica a su madre, su mirada es capaz de hacer temer a cualquiera, menos a mi, yo soy un hombre valiente, el más valiente de todos.

La rubia a mi lado detalla a mi mejor creación que la hace menos con una sola mirada.

- ¿Pensabas besar a esa? - susurra para si misma y leo sus labios.

¡Mierda!

- ¿Quién es ella? - pregunta la rubia que no tengo idea de como se llama.

Mi hija entiende lo que dice leyendo sus labios y niega con una sonrisa amarga en su bello y delicado rostro.

¡Mierda, mierda y mil veces mierda!

- ¡Elle! - llamo a la mujer más importante en mi vida, me ignora girando sobre su propio eje antes de tomar todos sus objetos personales y salir del bar.

- ¿Es tu novia? - pregunta mirando a la persona que se acaba de ir.

- Es mi hija - le informo, dejándola de lado antes de salir del bar seguido de mis hombres de confianza.

Elizabeth se sube a su camioneta y arranca al instante, no se detiene cuando la llamo y mucho menos cuando subo a la mía intentando alcanzarla, recorro varios kilómetros de Europa antes de llegar a mi gran mansión, pasamos el control y los de seguridad revisan el perímetro, varios minutos después me dejan bajar y no saludo a nadie, soy su jefe, no tengo porque hacerlo.

Voy directo a la habitación de mi hija del medio, entró sin tocar, ella esta de espaldas y con los brazos cruzados sobre su pecho mirando a la nada.

- ¿Pensabas engañar a mi madre? - me pregunta amargamente.

- Elle... - intento explicarle pero se voltea con los ojos llorosos y el rímel corrido.

- Te pedí una salida ¡Una salida y te pusiste a buscar pareja! - me grita.

- Elle tu madre y yo no estamos bien - le recuerdo y su enfado crece, puedo notarlo en el tono de sus ojos.

- ¿Bien? ¡¿Como van a estar bien si a la primera oportunidad intentas buscar a otra, en lugar de intentar hablar con ella?! - se altera mi niña y maldigo el hecho de que piense su.

No puedo decirle la verdad, es mi hija y no va a soportarlo, es débil, demasiado débil para ser una Volkova.

- Elle esto no es tan simple - intento explicarle. - Eres mi hija...

- Y ella tu mujer - me corta.

Suspiro tratando de no ser un hijo de puta y decirle a mi hija que su madre me engaño y técnicamente acaba de vender su cabeza al enemigo.

- No lo entiendes.

- ¡¿Que quieres que entienda?!

- ¡Las cosas no son como tu piensas Elle!

- ¿Y que es lo que pienso?

- Que tu madre es una blanca paloma y créeme hija, no lo es.

- Mi mamá es la persona más importante, es una puta ama papá, es mi mamá, es tu mujer - me señala el pecho.

La miro con la irá calandome los poros, quiero matarla, a esa hija de puta traicionera que es capaz de entregar a su hija al bando enemigo con tal de mantener contento a un imbécil.

- ¡Dime la verdad papá, ¿que hizo mamá?!

- No tiene caso hablar de eso - intento dejar el tema y salir de su habitación, esta discusión no va a terminar bien.

- ¡¿Que hizo mamá, papá?! - me pregunta tomando mi hombro para detenerme. - ¿Que hizo ella? Mamá es buena, es amable, es cariñosa es...

- ¡Es una maldita traidora! - le grito y mi hija da un paso atrás con la palabra en la boca, si mi hija me odia por su madre, pues que ella la odie por mi.

- ¿Porque hablas así de ella? - pregunta confundida.

- ¡Acaba de venderte! - grito lo que no quería contarle, pero es mejor que lo sepa a que lo ignore.

- ¿Que...?

- Te vendió Elizabeth, la mujer a la que tanto defiendes se metió con el jefe del bando enemigo.

Mi hija esta en blanco sin poder hacer nada, sus ojos se cristalizan y el rímel se le corre.

- ¿Me vendió...? - pregunta con un hilo de voz.

Se queda en silencio por unos instantes que parecen eternos, doy un paso adelante intentando tomar a mi hija.

- Elizabeth...

La tristeza se convierte en rabia y antes de poder acercarme sale del cuarto dando un portazo.

- ¡Elizabeth!

Bajo la escalera con rapidez, esto terminará mal y no se porque en este instante a mi mente llega el escrito que encontramos en la cueva de la mansión.

<<Una traición, una persecución, un enemigo, un romance, un ser letal, la oveja se convierte en lobo y del fuego volverá>>

𝐊𝐀𝐑𝐌𝐀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora