Un suspiro escapó de los labios de Isabela cuando la oscuridad de la noche cubrió la silueta de la casita.
Muchas cosas habían pasado a lo largo de esa semana en el pueblo, como siempre su familia estaba haciendo los planes para tener un buen fin de semana que motivara a los habitantes del encanto a cumplir sus labores, dándoles la paz que muchas personas podrían no tener, atrayéndolos a esa tranquilidad insana que le ponía los pelos de punta, la noche estaba allí, diciendo de maneras aterradoras que el día había acabado y la soledad de las tinieblas comenzaba a la cuenta de unos minutos.
Isabela odiaba muchas cosas, la noche no era una de ellas puesto que en su manto podía serenarse de su complicada vida y soltarse.
Esa semana varias cosas pasaron, Mirabel estuvo largos ratos siendo la chica sin responsabilidades extenuantes en la familia como de costumbre, Luisa trabajó de más como si el peso de ser la fortaleza de los Madrigal la estuviera consumiendo e Isabela... bueno, ella pese a tener el apoyo de su abuela alma estaba inmersa en lo que debía y no ser. Ponerla orgullosa era su principal motivación, para eso vivía, era la flor de la familia, la más bella y esperanzadora de todas, no tenía manchas en ninguno de sus pétalos y, de ser el caso de presentar alguna imperfección, ella misma se encargaría de podarlos lo suficiente para que esa irregularidad desapareciera.
Y la mancha en su tallo apareció esa semana e Isabela no sabía si era buena idea cortarlo de raíz como siempre lo hacía.
Denise, la chica nueva, era agradable, tenía una mirada única, extraña y tan anormal que la mayor de las hermanas Madrigal solo podía pensar en que era una imperfección en su lindo rostro, pero, aunque lo fuera, Isabela admitía que poseía unos ojos muy bonitos y cautivadores. Denise era una mancha en los pétalos de Isabela porque pensar en sus imperfecciones le hacía creer que era más libre de lo que nunca había visto en nadie en el pueblo. Y esa libertad le traía un sentimiento dulce y a la vez amargo a la boca.
El corazón de Isabela no latía por muchas cosas, menos de la manera en que lo hacía al pensar en los ojos bicolores de la nueva habitante del pueblo, era tan dulce que creía podría tocarlo y percibir que el tacto era en extremo suave, ese latir era extraño para ella al suponerse que tenía un prometido del que debía estar enamorada. Era obvio que eso no era lo que debía suceder.
Otro suspiro.
La noche estaba envolviéndola de nuevo en su frialdad, le recordaba momentos del pasado que debía enterrar por su sanidad mental, la noche de la fiesta era una de ellas, el rostro de Denise era lo que más atesoraba en esos murmullos que soltaba su cansada mente.
En instantes como ese podía imaginarse a sí misma alzando una copa del licor más ardiente que estuviera disponible para después brindar por lo primero que se le pasara por la cabeza, decir en voz alta que era un honor ser la elegida para representar el orgullo de la familia Madrigal y luego darle un trago que la perdiera en la inmensidad de la bebida.
Un susurro salió de sus labios, cauteloso y amortiguado por el miedo de ser ella misma. Decía tantas cosas que se esforzaba por reprimir, mencionando la noche en la que sus sentimientos afloraron hasta que ya no pudo contenerlos dentro de su atrofiada cabeza.
Recordaba muchas cosas de esa noche, a los niños corriendo de un lugar a otro; jugando a las escondidas en una oscuridad muy parecida a la de esa noche en la que sus pensamientos eran revelados, algunas otras de ellas eran la mayor prueba de su calidez, la luz de las velas iluminando los rostros de la gente en su inmensa felicidad, tan dulce y reconfortante que solo podía pensar en si era correcto que tuviera dudas de su lugar en el mundo.
Era muy cálido.
El sentimiento le hacía alzar la copa imaginaria con el traspiés de estarse exponiendo de esa forma. La luz de la vela en la ventana de la Abuela iluminaba su rostro, todos debían estar dormidos por lo que no debía ser un problema. Sintió la madera del barandal en sus dedos, áspera como sus emociones al recordar las cosas que le acomplejaban. Recordaba todo de esa noche maldita para su buena imagen.
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Sólo tú y nada más(encantó)
FanficUn nuevo habitante llega al pueblo nadie sabe como llego o de donde proviene, esta persona afectara el destino de la familia madrigal para buena o mala forma pero mas de un integrante de la familia. NOTA: la historia transcurre unas meses antes de...