Un omega y un alfa

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Katsiro no pudo dormir en toda la noche, su lobo no paraba de aullar y por ende el no podía detener las pequeñas lágrimas que salían de sus ojos.

Después de esa llamada había empezado a llover, parecía que el cielo quería llorar con el.

Se sentía pésimo, fatal, idiota y tonto, esto era lo que quería desde un principio, ¿no?.

Todo volvería a ser como antes, pero él ya no quería eso, él solo quería estar en los brazos de su mejor amigo y decirle lo que sentía.

A pesar de que Izudoki le dijo que nada cambiaría él sabía que no era así, las cosas iban a cambiar, él no quería eso.

La mañana llegó pero la lluvia no paro, hoy sería un día lluvioso, al igual que la noche anterior, por ende sus padres decidieron que se quedarían en casa, ademas que hoy sería el último día que estuvieran con su hijo, antes de que este volviera a la U.A

Querían pasar el día juntos, tenía tiempo que ni lo hacían.

Katsiro, baja cariño — Katsiro podía escuchar los llamados de su padre — Solo puedes decirme cariño a mi, busca otro apodo para el mocoso — y ahí estaba su papá.

Aunque él lo negara, amaba despertar así, pero hoy, no podía ni tan siquiera pensar en eso, si él no hubiera huido, ¿como sería su relación con Izudoki?

Así eran la mayoría de sus pensamientos, ¿que hubiera pasado si...?, ¿como sería hubiera sido si...?, pero como su padre siempre decía, él hubiera no existe, y ahora menos para el.

Amar ¿duele?

Por que a él le dolía, pero era su culpa, él así lo había decidido, o por lo menos sus miedos e inseguridades.

Empezaba a perderse en sus pensamientos cuando unos golpecitos a la puerta lo detuvieron.

Katsiro voy a pasar ¿ok? — su padre estaba ahí — ¿Que sucede?, te sientes ma... — sus palabras quedaron al aire cuando noto el aroma que soltaba su hijo, era amargo, tristeza y dolor — Por dios Katsiro, ¿qué pasa? — se acercó rápidamente a la cama, destapó a su hijo y siento su pecho doler, se notaba que no había dormido y que había llorado toda la noche — Cariño, todo va estar bien ok, papá está contigo bien, cualquiera que sea el problema lo resolveremos ok — abrazo a Katsiro, dando suaves caricias a su espalda mientras este se aferraba a él, tenía una pequeña noción de cual sería el problema — No estas solo, papá esta contigo — el solo podía sentir como su hombro se humedecía y como su hijo se aferraba a su camisa.

Katsuki se encontraba en el sofá de la sala, estaba esperando a que Eijiro y Katsiro bajaran.

Pero, se paró de golpe al sentir el aroma de su hijo, rápidamente se encaminó a la habitación de su hijo, pero se detuvo en las escaleras cuando vio a Eijiro bajar con su hijo aferrado a él, como un koala, un pequeño y triste koala.

Solo podía escuchar a su hijo sollozar mientras veía cómo se aferraba a su padre, Katsuki y Eijiro se miraron por unos segundos, hasta que Katsuki entendió, se paró de repente y tomó las llaves que estaban en la mesa, cuando iba a tomar un paraguas fue detenido, su hijo se aferraba a su espalda.

Pa-pá, el no ti-ene la cul-pa — dijo entre sollozos — Yo, e-es m-i cul-pa — Eijiro se acercó a su hijo y lo tomó en sus brazos, soltó un poco de feromonas para calmarlo, Bakugo dejó todo en su lugar y luego tomó asiento cerca de ellos.

Bakugo no había pensado en ir a hacer un escándalo, simplemente iría a ver al mocoso, lo traería a su casa y haría que ambos hablaran, él había prometido no meterse, pero, como podía no hacerlo cuando su hijo se encontraba en ese estado, se imaginaba que Izudoki estaría igual o peor.

Mi querido AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora