El ambiente en el lugar para mi no era tenso, por el contrario, me deleitaba viendo el color de las almas ajenas; disfrutando sin vergüenza alguna el hecho que, la preocupación, desesperación, e intriga distorsionaban su visión, tiñendo sus más profundos seres de colores maravillosos. La habitación que me fué asignada estaba bien, desde aquí, en una pantalla gigante observaba la primera ronda del dichoso Ragnarok; un poderoso Dios, según palabras ajenas contra un chico prácticamente desnudo, curioso. No obstante, mi interés fué interrumpido por el llamado de la puerta, no estaba cerrada, así que he de suponer que la persona que llamaba era muy educada.
—Permiso.— expresó, su voz sonaba pacífica y era sorprendente debido a que sólo había emitido una palabra.
—Adelante.— Respondí tranquilo, elevando mi pequeña taza de té entre mis dedos, dándole un sorbo. Y sucedió posteriormente algo inexplicable para mi, tan pronto voltee a verle, mis ojos se encontraron con un espíritu tan sublime, puro, y lleno de convicción; era una mezcla de colores que jamás había visto antes. Él no estaba esforzándose en nada para elevar su alma y hacerla más hermosa, no trataba de demostrar un punto y no se realzaba con apuro para posarse con ego glorificado, simplemente, estaba existiendo frente a mi, existiendo y siendo atractivo ante los ojos adversos.
—Discúlpame la interrupción.— Emitió, y mi sorpresa aumentó, ante su porte e imagen tan imponente estaba claro que él era un Dios, la duda era si tan sólo pertenecía a ser un espectador más o si era un futuro luchador. Otra cosa era segura, él debía desconocer quién era yo, de otra forma me parecía imposible que me tratara con tanta educación y clara amabilidad que se notaba, ya poseía de por si.
—No hay cuidado, Sir. ¿Hay algo en que pueda servirle?— Otro sorbo, el hombre entró totalmente a la habitación, sus ojos recorrían con cuidado esta, era claro pues, que estaba en busca de algo o más específicamente, de alguien. Lo observé con cuidado por el rabillo del ojo, y aún así, me percaté que se dió cuenta que lo observaba puesto que su vista se clavó rápidamente en la mía, sus profundos ojos azules me sostuvieron la curiosa mirada un poco más pero luego se atrevió a sonreírme. Por un segundo creí, que sabía con quién estaba hablando, que este seria, mi combate adelantado.
—Buscaba a mi pequeña hermana.— su sonrisa era tan liviana, transmitía tranquilidad.— Pero veo que no se encuentra aquí.
—¿Por qué estaría aquí?— Más que querer sonar grosero era mi mera curiosidad hablando, puesto que deseaba saber si su hermana estaría perdida o porqué vendría a la habitación asignada de alguien como yo.
—Está ayudando con todo esto.— No me debía aclaraciones, pero me las dió.—Soy Hércules, ¿cuál es tu nombre?
—Jack, Sir. Mi nombre es Jack.— Mencioné poniéndome de pie, inclinandome sutilmente para hacer una reverencia con mi sombrero en mano, una presentación en efecto, que todo caballero debía poseer.
—¿Jack? Un placer.— Al terminar sus palabras su sonrisa se ensanchó en un claro gesto de pura alegría, ¿cómo podía ser así? Me parecía imposible creer que, alguien me estaba dando una pequeña pero amable plática, entonces pensé, ¿cómo se tiñería su alma al revelarle mis pecados ahora mismo? Oh Dios divino, ¿podría yo corromper a un ser así? De pensarlo mi cuerpo se estremece en puro gozo. No lo dejé pasar, sus ojos me observaron una única pero rápida vez de pies a cabeza, quizá alguien con mi vestimenta le era curiosa su presencia ante fatídico sitio, o meramente se hacia una idea de mi tan inesperada pero solicitada visita.
—Es la hora del té, ¿gusta acompañarme, señor?— Tomé asiento nuevamente en mi sitio, debía confesar que tal aura tan agraciada me llamaba como cereza al pastel, me encontraba entonces anhelando mucho más de su presencia, si yo pudiera tener un poco más de su compañía a mi lado me sentiría el ser más dichoso aunque sea por los siguientes minutos. No sabía cuál seria mi turno ni contra quién, pero carecía de importancia, el disfrute que me envolvía en estos momentos no era propio de desperdiciar en lo absoluto. Dudó, lo noté, sin embargo grande fué mi sorpresa cuando tomó asiento frente a mi, no sé si se debía a que estaba sentado en una pequeña silla enfrente de una no tan grande mesa, pero ahora parecía más grande y divertida su silueta frente a mi.
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En algún lugar.
FanfictionAntes de que la tercera ronda del Ragnarok se lleve a cabo, dos almas se conocen; totalmente opuestas pero extrañamente compatibles. El tiempo no tiene ni lugar ni objeto para ellos dos, el amor, es el sentimiento que lo rebasa todo. . . Por poco q...