Love is all around

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Bin había llegado un poco mas tarde al trabajo hoy, Dongmin se había encargado de abrir la cafetería para darle algo de tiempo a su hermano, últimamente estaba mas melancólico, seguro era porque se acercaba la navidad.

- Hermanito, te extrañé – lo abrazó como siempre y le dio una palmada en el trasero
- Solo fueron dos horas – contestó con una sonrisa Bin, poniéndose el mandil para atender al público, eso y preparar café era lo que le gustaba.
- Sabes… podríamos llamar y… - prefirió callar al ver a su hermanito con la cabeza gacha.
- No es necesario, no sirvió antes – tuvo que contener sus ganas de llorar, un cliente iba a ordenar.

Todos sabían lo que pasaba con Bin y les destrozaba el alma, 9 años habían ido y venido pero él seguía igual, y siempre en navidad su tristeza aumentaba. Y es que a la tierna edad de 16 años perdió a su primer amor, un accidente de auto le había arrebatado a su novio. Por mucho tiempo estuvo con depresión y solo gracias a sus amigos y familia pudo sobreponerse, pero en navidad… todo se venía abajo, recordar que en esa fecha su mundo se volvió gris sería algo que lo marcaría siempre.

- Hola, gusto en conocerte – le dijo un cliente nuevo, era extraño ver desconocidos en esa pequeña ciudad
- Hola, igualmente. ¿Qué desea ordenar? – Bin le dio una sonrisa al lindo chico que llevaba una guitarra
- Me gustaría un mocaccino por favor
- Claro – notó como el chico lo miraba atentamente mientras le preparaba el café
- Muchas gracias – contestó feliz luego de ver que espolvoreó una forma de corazón en su moca.
Los ojos de Bin se sintieron hipnotizados por esas facciones. Ojos grandes, boca rellena y una pequeña nariz, solo por un momento se perdió en aquel hombre.
- Disculpa – su boca fue más rápida que su cerebro - ¿puedes tocar una canción para mi?
- ¿Una canción? Claro que sí – el joven desconocido se emocionó mucho y desfundó su guitarra, sentándose en la mesa mas cercana a la barra, y comenzó a tocar.

Una preciosa melodía sonaba del instrumento, capturado en el momento Bin cerró los ojos, antes de notarlo, lágrimas escurrían por sus mejillas, algo que siempre tocaba su alma era la música.
- Estás bien? – la interrogante era sincera, el chico lo miró con ojos llenos de preocupación
- Si, lo estoy, esa melodía fue hermosa. Gracias, era lo que necesitaba. Toma – Bin le obsequió un alfajor, sentía que merecía algo por aquel regalo.
- Oh… muchas gracias… Bin – de la boca del joven se elevó una gran sonrisa y sus ojos brillaron
- De nada, am…
- Sanha
- Sanha, que bonito.
- Hasta luego – Sanha enfundó su guitarra y salió. Ambos sintieron una extraña calidez en su corazón.

Los días pasaron iguales para Bin, pensando en su amado, en ese día, en qué habría sucedido si no le hubiese insistido para visitarlo. Hasta que una tarde, sentado en la oficina arreglando algunas facturas del café Dongmin lo llamó
- Moon
- Lee
- Hay alguien para ti en la barra, es muy guapo – le dijo Dongmin guiñando el ojo y mordiendo su labio mientras soltaba una risa
- Muy graciosito, te he dicho que firmes los paquetes por mi – contestó algo irritado
- No es broma, si hay alguien, uno alto, castaño, ojos de bambi, con una guitarra
- De verdad? – hizo notar ansiedad en su voz, arrepentido por su descuido cerró los ojos haciendo una mueca
- A ver, cuenta, quién es? – Dongmin entró rápido a chismear, pero su hermano le dijo que era de mala educación hacer esperar a alguien y lo dejó boquiabierto en la oficina.

Bin apresuró su paso y lo vio, era Sanha, con su guitarra, una sonrisa y un moca en la mano.
- Tú lo preparas más bonito – habló con mucha confianza, y es que había estado esperando poder decirle esto al pelinegro
- Ja, gracias, no le digamos eso a mi hermano, ok?
- Tu hermano? Oh lo siento – Sanha no pudo contener su escandalosa risa
- Sí, lo es. Cómo estás Sanha? – no podía negar que lo había esperado, tal vez no dejaba de pensar en el pasado pero algo se prendía en él cuando veía a Sanha.
- Bien Bin, gracias… quería, bueno yo – con su mano libre rascó su cabeza, por qué estoy tan nervioso? se reprochaba para si mismo – quiero, si tú quieres, yo…
- Quieres tocar una canción para mi? – las palabras de Bin salieron llenas de esperanza, este lindo chico preguntó por mi solo para tocarme una canción?
- Sí, gracias por eso – respondió reflejando agradecimiento en su rostro, y es que hablar no era lo suyo.

One shot of loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora