41. Amor necesario

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Han pasado ya 5 meses del embarazo de Angela... Siendo sincero todo se complicó.

Estuvo a punto de abortar al bebé, no es un embarazo a temprana edad, pero aún así está grave... Muy grave.

Tenemos ya 24 años de edad, ella solo trabaja por unas horas y el resto del día se la pasa en la cama, tratando de cuidarse lo mejor posible.

Yo por otro lado, ya saben tengo dos trabajos... No es nada fácil ¿Quieren un consejo? Disfruten su juventud... Digo, mi bebé no me lo arruinó pero es cansado.

Ahora mismo estamos en el hospital, como ya lo mencioné su embarazo es grave.

Simplemente le dan calcio para poder tener sano al bebé.

Aún no sabemos que es... Me gustaría que fuera niña, pero lo importante es que este saludable, y que sea una persona fuerte. Así como su mamá que está luchando porque todo salga bien.

—¿Cómo te sientes?

—Por el momento estoy normal ¿Papá ya está aquí?

Asiento con la cabeza.

Desde que se puso en un estado ¿Critico? Decidimos llamar a sus papás. Pensamos que es lo correcto.

—¿Lo puedo ver?

—Claro, bicho. Voy por el.

Salgo de la habitación y voy en busca de su papá.

Esta frente a una máquina expendedora de golosinas.

—¿Señor Enrique?

Voltea y se me queda viendo con su típica mirada de autoridad sobre todo y todos.

A pesar de que no lo había visto por ya varios años el señor sigue intacto, su cabello sigue negro y su barba blanca. Es idéntico a cómo lo deje de ver.

No dice nada asi que tomo un gran suspiro antes de hablar -Angela quiere verlo.

—¿Ella está bien?

—Lo está, para que me crea véalo usted mismo.

Caminamos hacia la habitación, su papá abre la puerta y entra.

—¿Cómo estás?.

—Estoy bien papá, no te alarmes -ella le regala una sonrisa -¿En donde está mamá?

—Esta en casa, arreglando algunas cosas, en un momento viene.

—Creo que lo mejor es que salga -les digo.

—Quedate -me hablan en un unísono.

—Solo no hables ¿Entendido?

—Sí, señor.

Me siento en un sillón que se encuentra junto a la puerta.

Ahí observó a Angela y a su padre, puedo decir que son idénticos, menos en el carácter, bueno, en realidad si son iguales también en eso.

—Se que te dije que no te ayudaría a avisar a tus hijos -rie -Pero, solo mentí, lo querré tanto como te quiero a ti, hija.

—Se que mentias, no es necesario que me lo digas, pa.

—¿Nunca vas a cambiar cierto?

—Lo he intentado... Pero hay que mantener la balanza entre nosotros ¿No? Creo que si no discutimos hasta por la cosa más mínima, no somos nosotros -sus ojos se llenan de lágrimas.

—No llores, no en este estado, aparte no me gusta verte llorar, no sabes cómo me siento por dentro cuando lo haces —su voz se quiebra.

Después de todo si tiene corazón, es como Shrek... Tiene capaz como una cebolla.

𝔊𝔬𝔱𝔞𝔰 𝔡𝔢 𝔞𝔤𝔲𝔞 𝔡𝔲𝔩𝔠𝔢 [Terminada ✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora