Lunes por la mañana, primer día de la semana, el peor para mí. Hilillos de luz de filtraban por la ventana hasta llegar a mis ojos. Mi teléfono no dejaba de sonar, irritante alarma. Me puse de pie hasta llegar a ella, estaba a punto de deslizar el pulgar a la izquierda cuando me fijo detenidamente, llamada entrante de Alexa, contesto.
-Hola nena, disculpa que te despierte tan temprano, pero tenía que hacerlo para que no se te hiciera tarde. Discúlpame pero el día de hoy mi madre me pidió unos encargos antes de ir al colegio, así que no podré recogerte para que vayamos juntas. Lo siento...
- Oh claro, no hay problema Alexa, es más, gracias por avisar- Termine con largo bostezo.
-Gracias a ti por entender, nos vemos en clases hermosa- Su voz denotaba pena.
-Adiós- Cuelgo. ¡Rayos! Estaba molida, me tiré de nuevo a la cama, cinco minutos mas no hacen daño a nadie...
¡Doble rayos! Cinco minutos no hacen daño ¿Eh? Corrí de un lado a otro buscando mi uniforme, zapatos, libros, mochila; hoy tocaba cabello suelto, no había de otra, dientes y listo, baje las escaleras lo más rápido que pude. La parada de buses estaba a cinco cuadras desde casa, recordaba las indicaciones de cómo llegar, pero nunca había estado ahí.
Pensé que sería más emocionante correr con auriculares y celular en mano, grave error, estaba dando la vuelta de la tercera cuadra, cuando de pronto me tropiezo con alguien y caigo de bruces al suelo, tirando mi teléfono lejos de mi.
-Pero miren a quien tenemos acá, hoy será mi día de suerte después de todo- Un hombre de aproximadamente unos cuarenta años de edad, alto y de aspecto desaliñado me miraba lujuriosamente. Intente pararme, al hacerlo una punzada de dolor llenó mi tobillo, al contrario del sujeto en frente mío, hoy sería mi día de mala suerte. Intente acercarme hacia mi teléfono pero falle, el sujeto ya lo había tomado- Intenta no portarte mal muñeca, juro que no te haré daño, no mucho- Retrocedí lo mas que pude, la calle estaba vacía, si gritaba no me escucharían.
Un paso tras otro hacia mí, mi corazón ya había empezado su carrera, mis manos temblaban. ¡Vamos Rita, intenta recordar los programas de lucha libre de la televisión! Golpe en la ingle para tumbarlo, meterle las uñas a los ojos para dejarlo ciego. ¡Dios! Eso pasa solo en las películas...
-No se acerque o gritaré- Respondí a la defensiva, mi voz salió temblorosa, llena de miedo.
-Inténtalo- Mostró una sonrisa llena de amarillos dientes, sus dedos estaban por tocarme, cerré los ojos y rogué para que el golpe que estaba lanzando llegara a su cara, mi mano había golpeado algo y no supe qué cosa hasta que abrí de nuevo los ojos.
-Idiota ¿qué crees que estás haciendo?- Frente a mi Dante estaba encima del tipo, propinándole golpes certeros- Meterte con ella fue un grave error.
- ¿Pero qué demonios haces acá? - Fue lo primero que dije.
-Salvándote el trasero, eso hago- Respondió sin dejar de golpear a diestra y siniestra.
-Déjalo, lo vas a matar- Podía ver como empezaba a mancharse de sangre la superficie de suelo.
-Lo siento, lo siento- Rogaba el maltratado sujeto para que lo soltaran.
-Que sea la primera y última vez que te encuentro intentando hacerle daño a alguien, la próxima no respondo- Escupió entre dientes, le quito mi teléfono de las manos y lo soltó.
- ¿Estás bien? - Deposita el objeto en mi mano.
-Solo tengo el tobillo lastimado, gracias- Genial, y yo queriendo cortar toda relación, ahora estaba en deuda con él.
Cojeaba irremediablemente, cada paso que daba, fuertes punzadas de dolor sentía en mi pie derecho, tanto así que en un movimiento falso, casi caigo contra el suelo; Dante me rodeo con sus brazos antes que ocurriera aquello.
-Perdóname por lo que haré a continuación- dijo mientras aun me sostenía. No lo vi llegar cuando de pronto, como si fuese la cosa más fácil del mundo, me levanto en vilo, y siguió caminando.
- ¡Hey! ¿Qué demonios haces? Bájame en este preciso instante- Me queje, intente sacudirme para que me bajase, pero él era lo suficientemente fuerte como para mantenerme quieta.
-Tranquila, tenemos que llevarte a un hospital o sino tu pie se hinchara y la cosa se pondrá complicada, mi auto esta a la vuelta de la esquina.
-Tenemos que ir al colegio, llegaremos tarde...
-No seas tonta, si no te recuperas, no volverás a pisar un buen tiempo ese lugar, o al menos no con las dos piernas- empezó a reír, la extraña cercanía que había entre los dos en ese momento me permitía mirar con detalle cada una de sus facciones, su cabello era de un castaño claro, no exactamente rubio, sino de un marrón, como el de las hojas de otoño, tenia pobladas cejas, delineada con una perfección impresionante, una nariz aguileña, labios carnosos y ojos de color gris. Volvió la vista hacia mí, en ese momento sentí que algo se conectaba dentro mío, sin querer me puse roja, mi corazón dio un acelerón de la nada, tenía esa sensación de Deja vu, de haber vivido este momento en algún sueño, algo familiar...
Por su parte Dante se detuvo, me observaba de la misma manera que yo hacía con él, su tez se volvió de un rojo claro, pero no lo suficiente para que pareciera un tomate, su respiración se volvió agitada, estábamos cerca, demasiado...
-Ya... Ya llegamos- Soltó de imprevisto, me quede atónita. ¡Rayos! Tonta, tonta, tontísima. ¿Qué había pasado? ¿En que estaba pensando?
-Claro... Bájame- Conteste aturdida, mi mente estaba llena de pensamientos confusos, ¡asdfgh, trágame tierra!
Camino al hospital conversamos de todo, intentando ahogar el incómodo momento que habíamos tenido. Me había preguntado cómo había comenzado todo el incidente con el sujeto a quien le partió la cara, le explique los detalles, y antes de que terminara la conversación, añadí:
- Tu madre hace unos exquisitos pastelillos. Dale las gracias de mi parte.
- ¿Te gustaron?
- Gustar es una palabra corta, me quedé sin palabras con cada uno de ellos.
- ¿Te los comiste todos? -Sus ojos brillaron ante mi respuesta, de una forma que no lograba entender.
- No pude evitarlo - ¡Rayos! ¡Cierra la maldita boca Ritania! Bajé el rostro con vergüenza.
-Creo que eres interesante, ¿cómo es que antes no lo había notado? - Porque eres un mujeriego, fue lo que se me vino a la mente, espera, ¿que era esta sensación de molestia y enojo?
No nos tomo mucho tiempo en el hospital, no me pusieron ningún yeso ni nada por el estilo, solo tabletas y unas cremas desinflamantes. A la vuelta Dante me dejo en casa y luego fue al colegio para reportar lo sucedido y pedir permiso para mí, insistí en que no se molestara pero no me hizo caso. Antes de que saliera por la puerta de mi casa le pegunte como es que sabía que estaba en problemas, el se limito a responder con una sola palabra, casualidad. Lo último que escuche de él fue su auto partiendo hacia el colegio.
Ahora que lo pensaba, no me molestaba haber estado esos momentos a su lado, sus acciones mostraban por el momento que era una persona amable y atenta, divertida y con un sentido de la justicia, no sabía cuál era la verdad, así que me dije a mi misma que en un futuro lo averiguaría.
"Tal vez lo había juzgado mal y no era el tipo que creía, tal vez no era malo, tal vez nadie lo conocía, tal vez por esto me había enamorado de él."
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
No pesaba mucho, es más, era tan liviana que parecía que llevaba una almohada en brazos. Intente no pensar en lo agradable que era la situación, pero ella me desestabilizó. La encontré mirándome, pare en seco cuando lo hizo ¡Dios! Era tan hermosa, sus grandes ojos cafés, sus largas pestañas, sus sonrosadas mejillas y sus labios, labios carnosos, rojos como la sangre, sin mancha alguna de maquillaje, contrólate Dante, contrólate, pasara algo si no lo detienes...
-Ya...- Mi voz se quedó atrapada- Ya llegamos- Eso había bastado para que apartara su mirada de la mía y yo pudiese controlarme. Si algún día yo llegaba a besarla no sería así, no en esta situación, ella se merecía algo mejor o quizás a alguien mejor.
YOU ARE READING
Efervescencia
Teen FictionEsta prohibido todo intento de plagio. Registrado en Safe Creative. Copyright © Identificador: 1504013755401 Todos los derechos reservados. Dale estrellita su te gustó. -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*- Ritania Vernabel, una chica con una vida norm...