Capítulo 1 ("¿Destino?")

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No me gusta la mirada de Aron, no soy ninguna extraña, nos vemos siempre en esta oficina. No me veo diferente o ¿si? Solo espero que Estefania no me haya pintado de más, no soy ningún payaso. Desde que mi mejor amiga conoció a mi compañero de oficina, Aron, un día que vino a visitarme sé comporta como si fuera mi estilista personal. La pintura de los ojos ya me empezaba a picar, no pude soportarlo por mucho.
Cuando comence a limpiarme los ojos con una toallita húmeda llegó mi peor pesadilla.

-Hola Katherine, pasaba por aquí y te noté algo diferente ¿Te hiciste algo nuevo?- Priscila. La mujer que se decía ser mi amiga pero que más de la mitad del mundo sabía que nos odiabamos mutuamente.

-Hola Priscila, no, no me hice nada nuevo solo es la iluminación. No te preocupes tu novio no se fijara en otra más que en ti.

-Ahora no es él quién me preocupa, sé perfectamente que Joel no te voltearia a ver ni por error. Al que tienes muy cautivado es a Aron, no deja de voltear hacia ti.- Esto es lo que precisamente odio de la gente. Que se metan donde nadie les llama.

-Gracias por el aviso, pero no es de mi importancia. Ahora, si me disculpas, tengo trabajo.- Mire al computador e hice de lado mi pelo largo y negro utilizandolo como una cortina entre el mundo exterior y yo.

Priscila sé fue de mi lugar ofendida por como le contesté pero no me volvió a molestar en todo el día. Cuando ya iba de salida hacia mi coche, Aron me detuvo.

- Katherine, espera. No quisiera molestar, pero, vamos, te invitó un café, aquí a dos cuadras preparan un capuchino exquisito ¿Gustas?

-Gracias Aron, pero tengo cosas que hacer.

-¿ah si? ¿como que?

-Tengo dos gatos, un cotorro, un camaleon y seis peces que alimentar. Perdón, pero el café tendrá que ser otro día.- Me subí a mi auto aunque Aron sé molesto, pero no dijo más y sé fue. Por fin pude respirar tranquila.

Llegué a mi casa y mis dos felinos favoritos se levantaron de su lugar al escuchar el sonido de mis llaves. Me agaché para acariciarlos y darles besitos en el cuello y en su cabeza, amo los animales, quisiera un perro pero Mar y Cielo (Mis Gatos) se molestarian y sé pelearian con él, y dos contra uno es totalmente injusto. Pero cuando visitó a Estefania me divierto con Benito, su perro. Lo sacamos a pasear mientras ella y yo vamos platicando de cosas triviales. Ella y yo tenemos más de 10 años de conocernos y aún así siempre tenemos algo que platicarnos, nunca nos hemos peleado por tonterías sin importancia, y con seguridad puedo decirles que sí mi futuro novio hablara mal de ella, sería hombre muerto.
Fui a la cocina y servi la comida de Mar y Cielo en sus respectivos platos, pero antes de poder dejarlos en el piso tocaron a la puerta. Deje los platos en el suelo acaricie a Mar y fui hacia la puerta.

Abrí la puerta y vi a un hombre parado frente a mi, en lo primero que me fije fue en que estaba bañado totalmente, escurria agua por todos lados, pelo negro, alto, barba de candado, ojos grises y cuerpo fornido.

-Disculpe señorita, sé me avereo el coche, y mi celular no agarra señal ¿No sabrá de algún teléfono público aquí cerca?- su voz casi no sé oía, la tormenta estaba muy fuerte.

-No hay ningún teléfono cerca de aquí, pero le puedo prestar mi teléfono, pase, ahora le traigo una toalla para que sé pueda secar.- me hice a un lado y lo deje pasar. No confiaba en él pero ya me había pasado algo similar y no era nada agradable.

-No es necesario señorita, pero le agradezco que me preste su teléfono.

-Claro que es necesario, puede enfermarse, mire ahí esta él teléfono, ahora vengo.

Subí rápidamente por una toalla al baño de arriba tomé la más limpia y bonita que vi. Cuando iba bajando escuché la conversación de aquel hombre con su amigo.

-Marco, mi carro se ha descompuesto ¿Puedes venir por mi? Estoy en la casa de una muchacha..... no Marco no digas estupideces, no quiero abusar de su hospitalidad, eso es todo..... ¿10 minutos?..... Ok, ok, te espero.

Bajé, y lo vi jalándose el pelo desesperado, le di la toalla y él la tomo un poco tímido.

-Muchas gracias señorita, aunque no era necesario pero sé lo agradezco.

-No hay problema.

-Un amigo pasará por mi dentro de diez minutos, lo esperare dentro de mi coche...

-No - lo interrumpí - siéntese no espere fuera, él sofá seguro es más cómodo que estar allá afuera.

Él sólo sonrio, asintio y se sentó.
Yo sólo sonrei y me senté.
Sonó un claxon, salió, salí.
Me despedí, se despidió.
Sonrei, y lo próximo que vi fue un guiño.
Pero no cualquier guiño.
Su mirada y esos hermosos ojos me dejaron perdida en las penumbras.
Su amigo, Marco, creo que me saludo pero lo ignore. Sólo lo veía a él y él a mi.

Cupido se Equivoco de PuertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora