Capítulo 3 - Incompletos

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Jimena miraba con atención la pantalla frente a ella. Estaba trabajando en una nueva colección de ropa para la próxima temporada. No estaba muy convencida de lo que estaba haciendo, y eso se notaba en su penoso trabajo. Los colores no casaban, las telas no eran las correctas, y el estilo era completamente opuesto al suyo. Bufó frustrada, dio un golpe en la pantalla e hizo que la imagen cambiase, apareciendo una que no esperaba. Se trataba la de una colección que nunca iba a llevar a cabo, una en la que ser perdía cuando la ensoñación invadía su mente y se permitía el lujo de creerse algo que no existía.

Una colección de ropa para niños.

Una que siempre imaginaba para un hipotético hijo suyo, pero las cosas no habían resultado y lamentablemente los médicos les confirmaron que ni ella ni Óscar podrían concebir. Fue una noticia dura, una que destrozo por completo a su esposo, y que la hizo llorar por meses enteros. Por eso, cuando el dolor invadía su cuerpo, se refugiaba en sus diseños, y cuando Óscar la descubría, le daba la excusa de que eran para sus sobrinos.

Recibieron la fatídica noticia tras el nacimiento de los mellizos de Norma y Juan. Para aquella época, llevaba un largo tiempo tratando de tener un hijo, siendo todos los intentos en vano. Por lo que decidieron completar aquel vacío con el trabajo, eso les llevo a centrarse en su expansión por Europa, y con buen éxito lograron su cometido. Una vida laboral gratificante pareció hacerles olvidar lo incompletos que estaban, pero cuando Sarita y Franco anunciaron que se volverían a convertir en padres, sus corazones se partieron y no por no estar contentos con la llegada de su nueva sobrina, a la cual adoraban, sino porque tras el nacimiento de esta, trataron de buscar otras alternativas con las que pudieran convertirse en padres pero sin obtener ningún resultado.

Pero desde la llegada de su último viaje de negocios, había tomado una decisión. Habían probado muchas alternativas, pero aún les quedaba la última, y ella estaba totalmente dispuesta a intentarlo; la adopción.

Hacía unos días que se había puesto en contacto con los servicios sociales de San Marcos y estos les habían invitado a que se acercasen al orfanato.

Solo tenía que decírselo a Óscar.

Le miraba de reojo. Su esposo estaba concentrado en cuadrar las cuentas del mes anterior. Habían tenido varios problemas con unos proveedores que les estaban trayendo de cabeza. No quería interrumpirle, pero no podía esperar más y ansiaba visitar el orfanato cuando antes.

–Óscar –le llamó.

–Dime, mi morenita –apenas levantó la vista de las facturas.

–Mañana me gustaría que fuésemos a un lugar.

–¿Dónde?

Suspiró profundamente.

–Al orfanato de San Marcos.

Sus palabras no parecieron interesar a Óscar que continuó como si nada.

–¿Me has escuchado? –preguntó extrañada.

Esta vez, su esposo levantó la vista.

–Por supuesto que sí, pero ¿por qué quieres que vayamos allí? ¿Acaso no utilizas a nuestros sobrinos cuando quieres diseñar algo para niños?

Óscar era muy inteligente y odiaba cuando pretendía hacerse el tonto.

–Es que no se trata de diseñar nada –bufó–. Es para encontrar a nuestro hijo. Quiero que comencemos un proceso de adopción.

–Morenita, ya sabes lo que pienso –Óscar siempre había descartado esa opción, y sus razones eran estúpidas– Si dios no nos dio un hijo es por algo, así que criar al hijo que alguien abandonó, no me parece lógico.

En el fondo del lago (Parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora