1.

3.8K 100 12
                                    


_______ apretó el móvil entre sus manos. Estaba temblando, completamente aterrorizada, pero no dejaría que se notase; únicamente se permitió emitir un pequeño suspiro. Sus amigas, aquellas con las que había estado compartiendo la noche, se habían esfumado de un momento a otro; dejándola con ese pensamiento creciente de que ella sería la próxima.


-¿Quién eres? -Cuestionó a la persona que se encontraba al otro lado de la línea. No obtuvo respuesta.- ¡Me has estado llamando toda la noche, cabronazo! -Gritó de forma desesperada. Su memoria le fallaba a causa de los nervios, por lo que ni siquiera pudo recordar cuántas llamadas había recibido de ese número.- Tú... ¿Tú te las has llevado, verdad? Sabes dónde están. -Murmuró, refiriéndose a sus amigas.


-También sé dónde estás vos ahora. -Respondió él; voz que provocó un escalofrío en la joven. Sonaba tan frío.- Te estoy viendo. -_______ sólo logró ponerse más nerviosa al oír esas palabras. Miró a ambos lados de la habitación lentamente, asustada ante la idea de girarse en cualquier momento, y encontrarse con una figura desconocida.- Escuchá, salí del cuarto. Ahora.


-No pienso hacerlo. -Respondió ella, con fingida rudeza.


-Gata, tenés dos minutos para salir de tu preciosa habitación, ¿entendés? Porque si no, seré yo quien te saque de ahí... Si es que no nos quedamos un rato a probar la cama, obvio. -Cada vez que hablaba, un nuevo escalofrío recorría a la joven, que permanecía estática en su sitio, sin saber muy bien cómo proceder.


-¿Vas a matarme? -Murmuró _______, sintiendo cómo las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos.


-Salí del cuarto... -Dijo, esta vez de forma más seria, abandonando el tono juguetón que empleó segundos atrás.- ... O si no, te juro que mato a cualquiera de las putas que están acá conmigo. -Emitió una sombría carcajada.- Disculpá, quise decir: tus amigas.


Al escuchar aquello, _______ no tardó ni un segundo en salir de su habitación. A pesar de que por dentro quería apresurarse, y no hacer perder la paciencia a aquel tipo, por fuera era incapaz de no mostrarse tensa, y dar cada paso con más cautela que el anterior, sin dejar de mirar a su alrededor. Internamente, rezaba porque aquel hombre no le hubiese hecho daño a ninguna de sus amigas.


-Eso es... -Susurró Mauro, aún al teléfono.- Ahora ve a la cocina.


_______ descendió las escaleras de la casa de forma lenta, queriendo hacer tiempo para pensar en algún plan antes de llegar donde aquella persona había solicitado. La única idea que cruzó su mente fue la de correr hacia la puerta principal de la casa para intentar huir; era una locura, sí, pero tampoco tenía muchas opciones. No sabía dónde estaba él, así que no podría sorprenderle con algún golpe ni nada por el estilo; aquella era la única baza que tenía disponible, y trataría de aprovecharla. No dudó ni un segundo más y colgó el teléfono, comenzando a correr de inmediato hacia la salida de la casa. Pero para cuando su mano se hizo con la manilla de la puerta, era demasiado tarde.


-Ah, ah. -Negó él.- Por allá no está la cocina. -_______ sintió las manos de aquel hombre rodear su cintura, ejerciendo algo de presión en ella; el top que llevaba en aquel instante provocó un contacto piel con piel entre ambos. Al tacto su piel era tibia, temblorosa, suave... Fue un desliz jodidamente provocador y sensual, que hizo que el mayor se relamiese los labios al sentirlo. Mauro se apresuró a taparle la boca con un trapo empapado en cloroformo que llevaba en el bolsillo, obstaculizando a la vez la respiración de la joven. Y antes de que cayera desmayada, susurró en su oído.- Resultaste más linda que las demás, eso... -La joven no alcanzó a oír más. Mientras tanto, el hombre se hundió delicadamente entre el cabello de _______, entre su apetecible olor y contacto. La estaba dejando sin consciencia, y por un fugaz instante se sintió dueño de ese menudo cuerpo que la morena portaba.



𝐄𝐬𝐭𝐨𝐜𝐨𝐥𝐦𝐨 // Mauro Lombardo y tú.{𝗛𝗢𝗧}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora